Si una no cambia la vida, la vida lo cambia a una

Refiero a un episodio de la vida de Mafalda, (Quino), cuando ella escucha a dos hombres adultos, que entraban en lujoso vehículo, uno le dice al otro: comunismo, ja, que va, eso era cuando era joven. Ella sale rauda y veloz y le dice a sus amigos: sonamos muchachos, resulta que: «…si uno se cambia a la vida, la vida lo cambia a uno…».

Entonces, los cambios hay que generarlos ahora, desde la izquierda, la derecha o del centro, según la inclinación doctrinaria; lo importante es involucrarse en la vida pública y procurar solucionar los problemas de la sociedad, a los fines de lograr «el mayor suma de felicidad colectiva». No nos podemos acostumbrar, porque «eso siempre ha sido así…»No, no siempre ha sido así, hay cambios importantes que se han generado en una sociedad gracias a la valentía de unos pocos (Gandi, Luther King, Mandela, Bolivar).

La POLÍTICA en Venezuela ha sido secuestrada por el ACTIVISMO, PARTIDISMO y por los COGOLLOS. Durante los cincuenta años de bipartidismo, los dos espacios políticos fuertes se movieron en la centro derecha los dos (socialdemócratas y socialcristianos), lo cual no permitió el crecimiento de una oposición fuerte, (MAS, PCV…). Cupulados, los grandes se fueron enquistando en las élites económicas y políticas y cada día se fueron alejando de la gente y de sus necesidades. Esa forma de hacer política, generó desconfianza hacia la estructura partidista y comenzaron a percibirse como corruptos y copulares, ya que los métodos utilizados para la estructura interna, cada día era más antidemocrática, con efecto a lo externo, irradiando poca transparencia y el control absoluto por parte de las élites. Como diría Duguin, citado por Maurice Duvanger, en Los Partidos Políticos: «…los miembros y los jefes…los que obedecen y los que mandan…los gobernantes y los gobernados…partidos prehistóricos que siguen siendo clanes personales, clientelas reunidas alrededor de un hombre. No sirve ya para las comunidades grandes y durables…En los partidos modernos esta armazón alcanza una gran importancia; constituye el marco general de la actividad de los miembros, la forma impuesta a su solidaridad; determina la forma de selección de los dirigentes y los poderes de éstos…». Pág. 34.

La real política debemos reivindicarla de los grupos enquistados, para que la sociedad se involucre en ella, permitiendo la instrumentación de los mecanismos democráticos para la toma de decisiones.
Por esa desconfianza, que todavía persiste, es que Hugo Chavez llegó al poder. Ahora, ¿qué nos pasa? Que el Presidente, que no cree en los partidos, pretende implantar un partido único, con lo cual ha secuestra los poderes públicos, convirtiendo el sistema en una democracia de fachada.

Estos cambios debemos enfrentarlos y comenzar a ver políticamente desde el ciudadano, sus necesidades y sus problemas, tomando en consideración su espíritu para enfrentar los problemas de la polis, del colectivo. Pero ello, pasa por un cambio de actitud desde la honestidad, transparencia, trabajo en equipo, pluralismo, alternabilidad, elegibilidad, tomando en cuenta el ser humano en obsequio a la inclusión. «…Ya apenas vale la espiritualidad, al menos como elemento de arquitectura política. La teoría sobre las formas y maneras de vivir, la reflexión sobre la moral, los vínculos con la trascendencia, la indignación metafísica, son hoy sencillamente despilfarros o divertimentos innecesarios…la corrupción política, la desmoralización ciudadana, la democracia pestilente que, a la vez, es el menos malo de los sistemas existentes…son características de hoy. Todo ello nos produce cada vez más inquietud y ansiedad, y son síntomas muy desagradables a los que empezamos a resignarnos…» (La Recuperación del buen juicio, Javier Roiz, Pág. 23).

¿Debemos resignarnos? No, debemos ganarle la batalla a la desidia, a la ineptitud y al conformismo.

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