Soberanía y cooperación

El concepto de soberanía comienza a trabajarse en la edad media con Jean Bodin: “Poder absoluto y perpetuo de una República”. Desarrollado posteriormente en tiempos de Revolución Francesa por Rousseau, el pueblo, es quien tiene el poder y lo delega a sus representantes, quienes lo ejercer como un mandato “soberanía popular”. Cambia de significado por los abusos de esa etapa revolucionaria con el abate Sieyés quien postula que la soberanía radicaba en la nación y no en el pueblo “soberanía nacional” (Locke y Mostesquieu). Después de la segunda guerra mundial cobra fuerza el concepto de “soberanía popular” roussoniana.

En 1945, no sólo terminó la segunda guerra mundial, sino, las invasiones territoriales por la vía del uso de la fuerza. Cede el concepto de soberanía en una especie de recomposición del mundo civilizado, que hace necesario la creación de organismos multilaterales que le dieran sustento y viabilidad: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), Organización de Naciones Unidas (ONU) que actualmente alberga a 192 naciones.

Pasamos a los tiempos de Guerra Fría: “bloque occidental capitalista” liderado por Estados Unidos vs. “bloque oriental comunista” liderado por la Unión Soviética. Se erige Estados Unidos de Norteamérica como custodio universal, considerándose con el derecho a intervenir en el mundo entero, como lo hizo en: –por nombrar unos cuantos cercanos- 1954 en Guatemala con el derrocamiento de Jacobo Arbenz; 1960 bombardeos en Guatemala; 1961 en Cuba a través de Bahía de Cochinos; 1973 golpe de estado contra Salvador Allende; 1989 en Panamá caída de Manuel Noriega; 1980-1990 ayuda militar al Gobierno y en Nicaragua ayuda militar a los contra sandinistas; 1994 en Haití instalación de Jean-Bertrand Aristide… Intervenciones justificadas desde la óptica de la misma guerra.

Cada época tiene su afán –dijera el adagio– los narrados han sido superados por el hombre en la lucha por la reivindicaciones de sus derechos individuales, ahora conquistados.

Este siglo comienza con sus problemas y realidades: a) Globalización; b) El gasto, que representa el estado del bienestar, ha rebasado los presupuestos públicos; c) la intervención de los Estados en las economías, marcan este siglo como producto de la crisis del 2008; d) La desconfianza ciudadana en la administración pública marca estos tiempos; d) Los gobiernos no pueden solos con la gestión pública, necesitan la intervención de la ciudadanía; e) Los gobiernos necesitan satisfacer las necesidades ciudadanas y no sólo ganar elecciones; g) El desarrollo y la evolución de los pueblos van de la mano con la acción de gobernar; h) Diversidad de actores sociales e i) Diversos y nuevos motivos de exclusión política y social… Las necesidades propias de este siglo ameritan tratamiento ad-hoc. Donde los conceptos de soberanía e intervención han perdido vigencia, frente a la necesidad que tienen las naciones de convivir interna y externamente, lo cual sólo puede lograrse a través del “orden jurídico, institucional y social”. Ni una imposición más: “del pueblo a los gobiernos o viceversa” ni “gobiernos a gobiernos”. Lo que impera es el respeto por los valores democráticos, en el marco de la cooperación: Gobierno-Sociedad y Gobierno-Gobierno, en la búsqueda del bien común.

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