Una gira costosa sin resultados inmediatos

El presidente venezolano Nicolás Maduro realizó un viaje por China y varios países de la OPEP para intentar, sin mucho éxito, acuerdos que permitieran el alza de los precios petroleros y la mejora económica de ese país del sur

Ariana Guevara Gómez – www.lindro.it –  Ya el Gobierno venezolano no puede evadir, con propaganda y mensajes oficiales, una realidad insoslayable: la situación económica de este país del sur se hace cada vez más complicada. Una prueba de eso se encuentra en el anuncio que hizo el presidente Nicolás Maduro a principios de enero. En esa ocasión dijo que comenzaría una gira por China y varias naciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, con el objetivo de lograr acuerdos para nivelar los precios del mercado y conseguir nuevas inversiones. A su regreso, el 17 de enero, se han escuchado voces de felicitación y agradecimiento, pero también de críticas a este periplo de dos semanas, cuyo costo se ha calculado en 1,3 millones de dólares.

En China, según noticias oficiales, el mandatario consiguió una inversión de más de 20.000 millones de dólares para proyectos de energía, construcción, industria, transporte y para la instalación de tres plantas de cemento. En Irán, Arabia Saudí, Argelia, Qatar y Rusia se lograron algunas alianzas económicas, entre ellas una con bancos qataríes que aún se debe evaluar. Ahora, sobre el principal objetivo –el logro de pactos para reducir la producción petrolera y nivelar los precios del barril– no hubo acuerdos concretos. “Consideramos que la gira de Maduro por los países de la OPEP, al no alcanzar ninguno de los objetivos planteados, es, además de costosa, un fracaso”, dice Carlos Carrillo, profesor universitario especializado en análisis financiero.

Ya este cartel había sido muy claro en noviembre de 2014, cuando se celebró la cumbre: no se reduciría el tope de producción de 30 millones de barriles diarios, pese a la caída sostenida de los precios. Señalaron que había que esperar a que el mercado se encargara de nivelar este asunto. En ese momento, la cesta OPEP se encontraba en 76,22 dólares y el crudo venezolano, en 70,17 dólares. En apenas un mes y medio las cifras se redujeron: la semana del 16 de enero de 2015 la cesta OPEP se ubicaba en 42,65 dólares, mientras que el producto de Venezuela se calculaba en 39,19 dólares.

Para Angelina Jaffé, directora del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Metropolitana, hay un asunto muy claro: si se logra el incremento de los precios del petróleo, no será gracias a la gira de Maduro. “Lo errático del viaje, el hecho de regresar a Rusia luego de que fuese recibido por funcionarios menores en la primera oportunidad, la confesión de que está solicitando una audiencia con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, revela improvisación y expone públicamente la precaria situación económica y diplomática del país”, dice.

Carrillo agrega que Venezuela no tendrá peso para lograr un aumento de los precios del barril que beneficie a las cuentas nacionales. En primer lugar, aunque este país tiene las reservas petroleras más grandes del mundo, concentra cerca de 9% de la producción total de la OPEP –2,89 millones de barriles diarios en 2013, frente a alrededor de 30 millones de barriles diarios del bloque completo de 12 naciones–; en cambio, dice el especialista, el grupoformado por Kuwait, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos representa 50,92% de esa cantidad.

Justamente, estos países poderosos dentro de la organización defienden sus propios intereses. “La política de este grupo frente a los precios petroleros consiste en dejar que el mercado los defina. Ellos consideran que, a la larga, las nuevas técnicas de producción de Estados Unidos –el fracking–, que son muy costosas, colapsarán cuando el precio del crudo alcance niveles muy bajos. Por otra parte, estas cifras, que ellos pueden soportar con comodidad por un largo tiempo, ayudan a disminuir el ritmo de crecimiento nuclear de Irán, país por el que se han sentido siempre amenazados”, dice Carrillo.

En todo este juego, ¿cuáles son las consecuencias para Venezuela? En primer lugar, hay que considerar que 96% del ingreso de divisas de ese país depende de las exportaciones petroleras. Es decir, la reducción de los precios del barril en 58% en un periodo de un año, aunada a una baja producción, significa una aterradora amenaza para la economía nacional. Una muestra: a principios de 2013, las reservas internacionales se encontraban en 29.753 millones de dólares, y durante 2014 la cifra se redujo hasta llegar a 20.750 millones de dólares el 15 de enero de 2015.

A eso se debe sumar que el presupuesto para este año se calculó a 60 dólares por barril y que, además, hay una fuerte dependencia a las importaciones. Carrillo señala que en 2014 las importaciones alcanzaron un total de 72.840 millones de dólares, y los ingresos por exportaciones petroleras se ubicaron en 60.000 millones de dólares, con un promedio de 88,42 dólares por barril. Por lo tanto, si los precios petroleros siguen bajando se incrementará el déficit, que se agrava si se consideran otros requerimientos de divisas para pagar la deuda externa y, entre otras cosas, las repatriaciones de empresas internacionales.

Si se toman en cuenta todos estos aspectos, dice el especialista, se calcula que el déficit para 2015 será de 49.000 millones de dólares y de 580.000 millones de bolívares en el presupuesto nacional. “Esta situación es muy difícil de equilibrar por las siguientes razones: al haberse destruido el aparato productivo nacional, no se generan divisas ni la cantidad suficiente de bienes y servicios que requiere la población. De esta forma, para paliar la escasez de suministros, se necesita importar, pero no alcanzan los dólares de la industria petrolera para hacerlo”, explica Carrillo.

Para él, el Gobierno intentará frenar la situación crítica con la falta de divisas a través de la venta de activos, como las refinerías en Estados Unidos, o también con la reducción de importaciones y la restricción aún mayor en la asignación de moneda extranjera. “Eso traerá más escasez y una inflación que posiblemente sobrepase el 100%”, dice. Por lo tanto, a la larga serán los ciudadanos los más afectados por esta situación. Agrega que quizás se contrate poco endeudamiento externo por los elevados intereses como consecuencia del riesgo país, considerado por la firma J.P. Morgan como el más alto del mundo, refiere Carrillo.

También el déficit en moneda nacional posiblemente se intente paliar con operaciones de endeudamiento interno o con producción de más dinero inorgánico, lo que incrementará la inflación, dice el especialista. “Lo que posiblemente no haga el Gobierno será recortar el gasto público, pues este año se celebran las elecciones parlamentarias”, dice. En medio de este contexto complejo, Maduro emprendió esa gira que no rindió mayores frutos. El panorama para Venezuela, por ahora, sigue siendo bastante gris.

(Publicado en italiano en: www.lindro.it)

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