2024: el año del gran cambio(*)

Chichí Páez

Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar.

(Antonio Machado, 1912)

Hola: ha llegado 2024 y toca emprender el camino que hay que andar, haciendo el futuro que nos corresponde construir (de éxito, de magnificencia, de máxima calidad como debe ser el legado que se debe dejar).

Realmente, “esto no lo aguanta nadie” (Luís Herrera Campíns), una situación sumamente compleja y hay que cambiar lo existente en el presente: no hay alternativa que ofrezca otra opción. Sólo hay una opción: EL CAMBIO DEL SISTEMA SOCIO-ECONÓMICO-POLÍTICO EN VENEZUELA.

Es el momento de descubrir la grandeza que hay en cada uno, una tarea que es de todos, independientemente de la edad, del género y de las circunstancias individuales porque hay una exigencia que nos interpela sin excepción. Tres elementos son esenciales para un cambio en la percepción mental de nuestra mejor versión personal como miembros integrantes del gran país que a Venezuela le toca ser en su destino que fue torcido y sigue siendo enrollado absurdamente.

Somos capaces de transformar todo para bien y esto ha de empezar en nosotros mismos, mirándonos como debe ser, sin ceguera, sino con los otros ojos que se necesitan para recuperar todo lo que vale la pena.

Empecemos por la autoestima (cada cual es un milagro de la naturaleza y llegó con todas las dotes y bondades para ser lo mejor), con alegría, con ilusión, con entusiasmo, paseándonos por las ventajas de la actividad conjunta (en equipo, con metas y objetivo comunes) que sólo pide determinación para sobresalir con todo y en todo, algo sumamente importante para alcanzar lo que se ha de construir en el entorno que nos rodea y que debe ser transformado. Nuestra mentalidad, la manera de pensar, es la que genera esa convicción que ha de estar acompañada de pasión.

Entendámoslo: para que todo cambie afuera se necesita -inevitablemente- que en nuestra interioridad acontezca la generación de esa energía que rompe con los esquemas que frenan (paradigmas de fracaso) y hemos de construir arquetipos de éxito que lleven hacia el triunfo y hacia una Venezuela Libre y Democrática.

Hay que generar esa confianza que opera en nuestro nivel inconsciente poniendo en práctica lo enunciado por Epicteto: “Cuando tú cambias, tu mundo cambia; lo que pasa dentro de cada quien alcanza su expresión inevitablemente en su exterior”, pues genera todo lo que hace que ocurra lo que tiene que ocurrir: tiene sentido y quienes han actuado en concordancia con esto lo han constatado y pueden respaldar que esto es así y pueden unirse para influir sobre los demás para incitarles a empezar a hacerlo.

Albert Einstein, padre de la física cuántica dijo: “La separación entre el mundo interior y el exterior es una alucinación, pues no existe, Lo que pasa adentro, sale hacia lo que hay afuera”. Entonces: imaginemos la figura que queremos tener en nuestro ambiente. No es una insensatez. Caigamos en cuenta de esto para poder generar la convicción de la capacidad para generar lo deseado, lo necesitado. EL GRAN CAMBIO

Movámonos con entusiasmo procediendo tenazmente, orquestadamente (como se hace en las sinfónicas y en las filarmónicas donde hay muchos músicos, maestros todos en la ejecución del instrumento que utiliza para generar música: la armonía de todos los ruidos).

Todos debemos aprender cada día, indaguemos, para pasar desde el nivel en el que estamos y llegar a uno superior, entendiendo que necesitamos mutar desde la creencia (suposición) de ser expertos y caer en la realidad de que sólo somos aprendices que hemos de aprender… aunque nos cueste la vida y que ésta se nos vaya en el intento, empezando por admitir que mientras se aprende… uno puede dar un traspié y caer, teniendo la inteligencia de decidir si fuimos a parar en una tumba (de la cual no se sale, siendo entonces una derrota real) o simplemente fue eso… un tropezón, un resbalón, un inconveniente momentáneo del cual tenemos que salir provechosamente, airosamente, tal y como lo hizo entender Tomás Alva al periodista que al interrogarle interpuso una premisa diciendo: “Sr Edison, usted está celebrando que el filamento metálico que está dentro de esa bombilla de vidrio ha emitido luz, pero… eso lo ha logrado luego de 999 intentos signados por sendos fracasos: ¿considera que es válida la celebración con tanta alharaca? Ante esto, el inventor respondió: “¡no fueron fracasos, sino 999 aprendizajes de cómo no se debe hacer… entiéndalo se están celebrando mil aprendizajes que significan mucho conocimiento!”.

Es verdad, ya se ha intentado cristalizar el cambio y se tiene el conocimiento de cómo no hacerlo, vayamos por el triunfo que ya se empezó a construir con ese pequeño gran paso que se ha dado: ¡nada se ha perdido, convenzámonos de que podemos llegar y hay que empecinarse hasta el final, no podemos quedarnos aquí!

Somos grandes por naturaleza, ése es nuestro linaje: nuestros predecesores nos lo mostraron así: somos humanos, de estirpe transcendentemente avanzadora (como lo fue Juana Ramírez, heroína de la guerra de independencia de Venezuela), maravillosamente ascendentes, que reinventamos a cada instante: si no fuésemos así… no existirían todo lo que la humanidad ha alcanzado crear y recrear.

Una recreación insigne ha sido la libertad (Adán tuvo la libertad de deambular por todo el Edén, pudiendo comer de todo lo existente en él y perdió el paraíso al no obedecer una limitante interpuesta, quedando sujeto a tener que trabajar para comer), su descendencia ha pasado por infinidad de condiciones, entre ellas la esclavitud, pero muchísimos se han librado de ella, mientras otros aún están en esa condición: como quienes trabajan para apenar recibir un sueldo mínimo o la retribución por jubilación de 130 bolívares mensuales. Hay que recuperar la libertad plena, liberándonos del sometimiento que abarca todas las esferas existenciales.

Estamos en tiempo del cambio profundamente disruptivo para adueñarnos de lo que realmente es nuestro (como lo dijo Eric Hoffer): aprendamos a adueñarnos del futuro, sepámonos ignorantes y que no sabemos todo, motivo por el cual es la hora de separarnos de lo que no debe seguir siendo. Montémonos en esa aventura, haciendo camino al andar.

Ganemos, vayamos más allá de lo mostrado por los planos y mapas que se han empleado, salgámonos de esas cuadrículas mentales, pues el mundo no se acaba en las que han sido dibujadas por otros, vayamos más allá de ellas. No permitamos que ésas nos bloqueen el talento de lo que somos capaces de hacer y de alcanzar, vayamos ¡hasta el final y más allá!

Superemos las limitantes y el miedo, decidamos ir por el destino merecido por cada persona y por cada familia, sin incurrir en la repetición de lo hecho (honrando a Edison), activemos nuestro cerebro ejecutivo, seamos creativos, emprendedores: actuemos con grandeza, como los pioneros; decidamos cruzar las barandas en la maravillosa oportunidad que se tiene enfrente, contribuyendo por alcanzar lo justo, saliéndonos del área de confusión que se ve interponer por gente malvada. Tengamos fe en elegir dar un paso tras otros, recuperándonos de cualquier traspié que se pueda presentar en el camino: tengamos confianza en nosotros y la determinación de no dar cabida al desaliento.

Seamos co-creadores, actuando “en equipo”, no adoptemos la posición de víctimas: seamos luz para conseguir lo que queremos, sin esperar que haya una luz al final del túnel: llevemos la luz al final del túnel, Somos poderosos, regalémonos la gloria cantada en nuestro Himno Nacional.

Amigo empresario, existen organizaciones muy bien avaladas (como: P.F. Consultores, nuestro aliado estratégico) con amplísima experiencia que están dispuestas a apoyarle en su andar hacia el éxito: no dude en vincularse con ellas. 

Image by Arek Socha from Pixabay

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