CEO de JPMorgan asegura que la Reserva Federal de EEUU ha tenido parte de la culpa de las turbulencias financieras

Jamie Dimon asegura que los reguladores han tenido parte de la culpa en las últimas turbulencias financieras por incentivar a los bancos a invertir en deuda pública

El consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, ha aprovechado su última carta anual a los inversores, conocida el martes pasado, para valorar la reciente crisis bancaria en EEUU y para exponer sus previsiones para la economía del país. Según ha expresado, los reguladores han tenido parte de la culpa en las últimas turbulencias financieras por incentivar a los bancos a invertir en deuda pública e imponer pruebas de resistencia erróneas.

La primera víctima de Dimon en su misiva es la Reserva Federal de EEUU. Según ha expuesto, las meteduras de pata de Silicon Valley Bank (SVB) fueron alentadas por la regulación estadounidense, no fueron examinadas por la Fed y estuvieron «ocultas a plena vista» hasta que Wall Street y los depositantes se alarmaron. Para el CEO de JP Morgan, este episodio «aún no ha terminado» y tendrá «repercusiones durante años».

Dimon también ha aprovechado para pedir a las autoridades estadounidenses que no «reaccionen exageradamente» con más normas tras lo ocurrido. Los comentarios más agudos de la carta se han dirigido precisamente contra la regulación, incluidas las normas de capital que empujaron a los bancos a dispararse con activos de bajo interés que perdieron valor cuando los tipos de interés se dispararon.

«Irónicamente, los bancos se vieron incentivados a poseer títulos públicos muy seguros porque los reguladores los consideraban muy líquidos y exigían requisitos de capital muy bajos», ha afirmado. Peor aún», ha resaltado, «la Reserva Federal no sometió a los bancos a pruebas de estrés sobre lo que ocurriría cuando subieran los tipos».

Cuando los depositantes no asegurados del Silicon Valley Bank se dieron cuenta de que estaba perdiendo dinero con la venta de valores para hacer frente a las solicitudes de retirada, se apresuraron a retirar su dinero. Los reguladores intervinieron entonces. «No se trata de absolver a la dirección del banco, sino de dejar claro que no fue el mejor momento de muchos de sus participantes. Todos estos factores en colisión adquirieron una importancia crítica cuando el mercado, las agencias de calificación y los depositantes se centraron en ellos», afirma Dimon.

Sin embargo, destaca, «lo más importante es que los recientes acontecimientos no se parecen en nada a lo ocurrido durante la crisis financiera mundial de 2008 (que apenas afectó a los bancos regionales)». «La crisis bancaria actual afecta a muchos menos actores financieros y tiene menos problemas que deban resolverse», añade.

Dimon escribió que toda nueva normativa en respuesta a las últimas turbulencias debería ser «meditada», e incluir normas más claras para tratar con los bancos en quiebra.

«Los erráticos requisitos de capital de las pruebas de resistencia y la constante incertidumbre en torno a futuras regulaciones dañan el sistema bancario sin hacerlo más seguro.»

Dimon también apuntó a las empresas financieras no bancarias, que se han vuelto cada vez más competitivas con los bancos en la provisión de hipotecas, tarjetas de crédito y creación de mercados.

Con información de es.envesting.com