Si el país recibe casi la totalidad o un alto porcentaje del ingreso nacional en dólares, no parece fuera de lugar la tesis de un periodo transitorio, donde el dólar sea el medio de contención para soportar la fuerza inflacionaria que desataría el desmantelamiento del actual sistema cambiario.
Este tipo de política monetaria es vista de diferente manera, de acuerdo a la corriente de pensamiento económico que se refiera; por un lado, los que piensan que la intervención del Estado debe ser mínima, por otro lado lo que consideran que no debe existir ninguna intervención del Estado y un grupo que cree en una completa participación del Estado. Esto impone la necesaria activación de los diferentes grupos y actores sociales para la búsqueda de una solución concertada. Tarea, sin lugar a dudas difícil pero no imposible de realizar.
La experiencia de algunas economías indican, los siguientes factores en favor o en contra de un proceso de cambio de la moneda corriente de un país. Estos serían los factores mencionados en favor de la dolarización:
a) Reducir la inflación; b) Mayor credibilidad o confianza en el sistema financiero nacional; c) Disminución de las tasas de interés; d) Disminuye los costos de las transacciones comerciales y de inversión.
La base teórica para dichos argumentos y señalamientos está en la pérdida de las funciones básicas del signo monetario, o que la moneda en cuestión no cumpla con las funciones de atesorar cambio y valor, que corresponden a la definición y/o funciones del dinero.
Así mismo se mencionan algunos factores en contra. En primer lugar, los impuestos se ven afectados y los beneficiarios serian los bancos y entidades financieras que verían sus pasivos u obligaciones disminuidas. Esta erosión, impacta el valor real de las obligaciones fiscales.
Las experiencias recientes de algunas economías latinoamericanas, permite a los estudiosos y especialistas del tema, formular planteamientos como qué en países de baja inflación no se observa la dolarización. Por lo contrario, en economías donde este proceso existe de hecho, se facilita la integración completa del sistema financiero y se ajustan los impactos asimétricos a través de la tasa de cambio.
Para la mayoría de los especialistas, sin embargo, la dolarización puede provocar desestabilización o una fuerte crisis, si existe una deuda nacional muy alta. Pero, la dolarización evita la fragilidad financiera y las consecuencias probables de la flotación cambiaria.
Otros argumentos apuntan a la facilidad de la implantación de este tipo de mecanismo o sistema. La asociación monetaria basada en el dólar podría ser más rápida, ya que la mayoría de los países latinoamericanos están integrados al área del dólar. Como consecuencia, la mayoría comercializa en dólares y tienen depósitos y pasivos u obligaciones altamente dolarizados. De tal manera, que no se necesita crear una moneda nueva.
Una moneda tiene un gravamen muy alto o ´pecado original´, cuando no puede ser usada como medio para prestar en el exterior, o a largo plazo, aun en el mercado local. Lamentablemente, pocos países en Latinoamérica pueden usar su moneda para prestar.
Venezuela es una economía con una inflación, la más alta de la región, promedio del 25% anual en los últimos 5 años, y con un crecimiento de su PIB de alrededor de 2%, el cual en gran parte es apoyado por el descomunal gasto pùblico de los últimos años. La economía es altamente importadora, lo cual requiere un volumen considerable de divisas, las cuales debido a la existencia de un control de cambio, hace altamente dependiente a los importadores y productores nacionales de la organización burocrática, que se ha ido tejiendo alrededor del sector exportador.
La administración pública venezolana aparece entrampada en una suerte de círculo vicioso, donde cada posible salida o alternativa, constituye en una arriesgada situación para la implantación exitosa del modelo de desarrollo económico que se trata de imponer. Por ello, el fortalecimiento del Bolívar, requiere de una política monetaria acorde con la situación económica de Venezuela, en la cual los altos precios del petróleo permiten, una cantidad significativa de divisas ‘USD´ al país, que podrían servir de base para impulsar un modelo menos centralizado.
En algunos países como Panamá, Perú y Colombia por nombrar algunos, existe una economía que se moviliza y se base en el dólar. En Lima, Perú, por ejemplo, Ud. puede adquirir o comprar en cualquier centro comercial con dólares. De igual manera, en Ciudad de Panamá, Panamá, uno compra bienes y servicios y paga con dólares.
Esto, a pesar de existir el Sol y el Balboa, como monedas nacionales. Más aun, podría decirse que Cuba se mantiene y usa paralelamente el dólar, para las operaciones comerciales dentro de la isla.
Entendemos, sin embargo, que esta es una decisión política que probablemente nunca se considere por los actuales administradores públicos, pero la realidad económica se impondrá tal y como ha sucedido en otras economías. De hecho, el venezolano comenzó este proceso de dolarización hace más de 10 años.
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