De la Constituyente Originaria a la montonera del PSUV 2017

La historia constitucional de Venezuela del siglo XX conoció la aprobación de varias cartas magnas, destacándose entre las 13 aprobadas, las constituciones de 1947, de 1961 y la vigente aprobada en diciembre de 1999, destacando la actual por haber sido convocada y aprobada por vez primera mediante consulta popular, siendo los referendos realizados una reconocida experiencia democrática en el continente.

Incluso más allá del debate sobre las experiencias constituyentes derivadas u originarias de nuestra historia política, el desarrollo de las citadas previamente fueron producto en sus modalidades del sufragio universal, directo y secreto, lo que determinó que la composición del parlamento constituyente incorporara sin exclusión alguna, a todas las expresiones existentes del país político en el momento de su elección.

La calidad de los textos constitucionales fue registrado en los diarios de debates y su posterior resultado, la integración de la nación en cada carta magna aprobada, siendo la de 1961 como es conocida la de mayor duración. En el caso de la vigente CRBV conllevó al entonces presidente Hugo Chávez a publicitarla como la mejor constitución del mundo y a pronosticarle infinita permanencia en el tiempo.

Los hechos recientes de 2017 demuestran que la historia es controversial e irónica, contiene muchos callejones y alcabalas, a tal extremo que los discípulos del mentor de la laureada y vigente carta magna son hoy sus sepultureros, determinando su condición de moribunda tal como el prócer de Sabaneta calificara a la extinta de 1961.

Esta fechoría es cometida a través de la caricatura parlamentaria dirigida por la ex canciller, cuya única cualidad es reafirmar la trillada frase de Carlos Marx, inspirada en la visión societal hegeliana, en su libro el 18 Brumario de Luis Bonaparte, “ La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, esta vez trastocada en un reality show que profundiza aún más la descomposición de la nación, ya que sus decisiones son producto de una turba que vota a mano alzada al ritmo del teleprompter de la mesa directiva. Con un saldo lamentable, la profundización de la crisis institucional, social y la miseria general para la población habitante en este país.

Por tanto coincido plenamente con los que han planteado que este grotesco show tumultuario no puede calificarse como constituyente, hay que identificarlo como lo que es, una montonera del PSUV, ya que en la trastada excluyeron hasta a sus propios aliados del polo patriótico, derivando en un extraño parlamento donde las decisiones todas son votadas por unanimidad, criminal manera de definir una nueva carta magna, cuyo resultado no tendrá ninguna validez ya que la CRBV no perderá su vigencia.

Finalmente, Antonio Gramsci escribía que para reconocer el proyecto político de un partido bastaba observar su práctica diaria, su cultura política, su democracia interna, ya que éste era el reflejo de su proyecto de sociedad, pues bien el PSUV nunca fue un partido, su desgracia es ser solo una montonera, instrumento de la camarilla militar-cívico para imponer la dictadura a los venezolanos, lo que en resumen refleja el desprecio a la vida ciudadana y a la democracia.

Movimiento Laborista

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