El drama de los maiceros venezolanos

Wilfredo Briceño.

Portuguesa y Guarico producen, promedio, el 70 % del maiz nacional. Barinas y cojedes, de lejos y en ese orden le siguen en importancia relativa.

El maiz del ciclo invierno – que se sembró en mayo y junio-, siendo casi la totalidad del maiz que producimos, la agroindustria, quien lo procesa para convertirlo en harina de maiz, aceite y otros subproductos, ofrece pagarlo a $ 0.38 el kg, lo cuál determinaría que todo productor que haya obtenido un rendimiento de 3.500 kg/ha o inferior -estimo cerca del 60% del total de productores- obtendría un rendimiento económico negativo, quiero decir, los ingresos serán menores que los egresos por concepto de costos de producción. Una situación, economicamente trágica para esos trabajadores del campo.

Los productores aspiran, minimo, $ 0.44 por kg. En ese caso, un productor con 3.500 kg/ha obtendría una tasa de rentabilidad de sólo 14 %, aproximadamente. 

Recordemos que climatológicamente éste año ha sido bien complicado para los maiceros. Las lluvias han causado, estimativamente, el 20 % de perdidas en las áreas de siembra. Hablamos de 25 a 30 mil hectáreas que después de sembradas, abonadas y trabajadas la intensidad de las lluvias sea por desbordamiento de rios y quebradas o aguachinamiento del área de siembra se pérdieron, amén de problemas ancestrales ya, refierome, a maquinaria obsoleta, atraso tecnológico, escasez de combustibles en tiempos de necesidad crítica, visicitudes en la contratación de mano de obra, entre otros.

Una pregunta pertinente:

¿ A qué obedece la posición del sector agroindustrial?, o mejor planteado, ¿ cuál es la causa de fondo del problema?

El gobierno es quien tiene el «juego trancado» por cuanto no reconocería, el correspondiente incremento en el precio, sobre todo, de la harina precocida de maiz, base de la popular arepa, por el costo político, ahora que estamos  en los prolegómenos de la campaña presidencial 2024.

Conducta de vieja data, por cierto, aplicada también en muchas oportunidades en la mal llamada IV república.

En medio de la vorágine que para los productores de maiz significa el hecho de no vender su cosecha a un precio que reditue su esfuerzo, se opta, por ahora, por una salida.

La peor de todas: importaciones masivas de maíz para quebrar la voluntad de los productores y su ánimo, agregaría, de producir el año próximo. De Puerto Cabello, traído de varias partes del mundo, salen cientos de camiones de maíz para ser procesado por lo que queda de agroindustria nacional.  No aprendemos. Ese tipo nefasto de expediente también se ejecutó por gobiernos previos a 1998. Intereses políticos-electorales subalternos imponiéndose a principios básicos de racionalidad económica.

En el mundo, incluidos países vecinos, hacen ya procesos de siembra digital, profundizan esquemas de agricultura de precisión, orientan parte de su producción a consumidores específicos en lo que se denomina hiper segmentación de mercados, mientras que acá, todavía, no se internaliza lo más elemental, esto es, que quien trabaja, en lo que sea, tiene derecho a una ganancia y más aún, si se trata de alimentos, base de la vida misma. 

Dos preguntas para finalizar: 1) ¿ que dice y hace Fedeagro, órgano gremial agrícola rector respecto al problema de los productores de maíz? Casi nada, siendo condescendiente y,  2) ¿ cuál rol juegan los precandidatos presidenciales de oposición en éste problema de gran interés nacional? lo mismo que la institución gremial, con un agravante, para empezar, creo, que ni conocen el problema.

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