Se puede hablar en el siglo XXI de que las universidades venezolanas tienen una real autonomía universitaria. ¿Es cierto que, ahora más que nunca, en Venezuela las universidades son autónomas?
De acuerdo con lo que establece la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela en su articulo 109 dice: “El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, estudiantas, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanista, y tecnológica, para el beneficio espiritual y material de la nación. Las Universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento, administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzaran su autonomía de conformidad con la Ley” (p 52).
Las respuestas a los anteriores planteamientos, resultan paradójicas, pues al observar la realidad que enfrentan las distintas casas de estudio en el ejercicio de su libertad. Existe un divorcio entre la teoría y la práctica. El meollo del asunto viene dado en la autonomía económica y financiera de las universidades, en el cual las universidades dependen casi absolutamente de los recursos del Estado, por vía del presupuesto nacional. Hace pocos días, la OPSU planteó: ”Las universidades deben recortar sus presupuesto en un 6% para el año 2009”. Este recorte no sólo implica la reducción de programas y el cierre de servicios, sino que limita y restringe aún más la incorporación de nuevos estudiantes a las universidades e instituciones de educación superior.
Por otra parte, la autonomía universitaria no viene dada porque se encuentra establecida en teoría, en la carta magna o porque figure en un conjunto de articulado presentes en la Ley de Universidades. Así mismo, no se puede predicar por los cuatros vientos que hay autonomía universitaria porque ellas, tracen su propio rumbo o por el hecho de elegir de manera democrática sus autoridades y equipos de dirección.
De lo expuesto, si bien es cierto que las anteriores condiciones son básicas para su funcionamiento, las mismas no son por lo demás, suficientes para desarrollar de manera plena, la autonomía. Por ello, para lograr su plena autonomía se requiere en buena medida el Gobierno cumpla con la adjudicación justa y oportuna del presupuesto previsto para desarrollar las metas y objetivos planteados.
Relacionado con lo anterior, las universidades del país vienen confrontando una serie de problemas, debido a los retardos en la entrega del presupuesto, en el cual el Ejecutivo nacional incumple de manera reiterada por razones de orden político e ideológico.
Entre sus principales problemas que confronta la universidad destacan: la inseguridad, las precarias condiciones de remuneración del personal docente, administrativo, el irrespeto de las normas de homologación del personal docente, creciente descapitalización del personal docente y de investigación de las universidades, producto a que no se entregan los recursos para reposición de cargos del personal jubilado, poca dotación de equipos, tecnología, libros y bibliotecas, las constantes incertidumbres en la asignación de los recursos para la investigación y extensión, entre otros, constituyen pues, el pan de cada día en las casa de estudios en Venezuela.
Aunado a esto, el Gobierno Neodictatorial que dirige Hugo Chávez, recientemente creó y formalizó la misión Alma Mater. ¿En qué consiste esta misión? La primera vez que escuché hablar de esta misión, fue el 25 de septiembre del 2007, en la ciudad de Maracay, Estado Aragua.
El Presidente de la República Hugo Chávez, (2007, septiembre 30), señaló: “Todas las universidades del país deben alinearse con el nuevo proyecto socialista de desarrollo nacional. Tienen que romper el claustro, salir con toda su fuerza moral y su juventud al campo de batalla social y económico para involucrarse en los proyectos de desarrollo nacional”, (El Nacional, p. 1).
De tal forma, que el Decreto 6650, aparecido en Gaceta Oficial 39148, de fecha 24 de marzo del 2009, formaliza la creación del Alma Mater, donde establece lo siguiente: “El propósito es impulsar la transformación de la educación superior y propulsar su articulación institucional y territorial en concordancia al proyecto Simón Bolívar garantizando el derecho de todas y todos en una educación superior de calidad” (p. 1).
De lo antes expuesto, de lo que se trata, es que las universidades puedan satisfacer las nuevas líneas de desarrollo establecidas por este régimen revolucionario.
En la misma dirección, el documento sancionado por el Ejecutivo Nacional precisa un articulado, dirigido a favorecer el enraizamiento de la educación superior en el territorio nacional comprometido con el desarrollo humano integral basado en las comunidades.
Sin embargo, luego de la lectura del documento oficial, han surgido algunas interrogantes que presento a continuación:¿Por qué se crean universidades experimentales y no se fortalecen e invierten en las universidades autónomas y públicas, tal como se encuentra establecido en el artículo 109 de la Constitución Nacional? ¿Qué papel juega el Poder Popular en las universidades? ¿Cuál es el significado de la participación protagónica de las comunidades? ¿Acaso las universidades del país han estado ajenas o de espaldas al desarrollo nacional? ¿Esta misión Alma Mater no contradice o choca lo establecido en el artículo 102 de la Constitución Nacional? ¿Qué significado tienen los complejos universitarios socialistas de Alma Mater o CUSAM?
Tomando en consideración lo planteado, la universidad venezolana se encuentra en una encrucijada: O se dejan las cosas como están y el Gobierno Neodictatorial avanza en su arremetida por copar todos los escenarios de la vida nacional e implanta su paradigma autoritario en la universidad, e interviene la universidad planteada por algunas “voces agoreras”, o por el contrario, sale a luchar y asume la defensa de los valores democráticos de la universidad, es decir: “Ni un paso atrás por las conquistas obtenidas con sangre, sudor, y lágrimas durante muchos años de lucha y resistencia”.
Sin lugar a dudas, este es un momento para dejar a un lado, las lamentaciones y lloriqueos; es un tiempo estelar y propicio para ver dónde están los líderes y las fuerzas morales e institucionales que tiene la universidad para enfrentar los desafíos y retos que demandan los tiempos de dificultades.
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