El liderazgo femenino se avecina

El anonimato a la que las mujeres han sido relegadas en términos de su contribución a las empresas e instituciones, es muy preocupante. Y, a pesar de algunos logros en esta materia, su aporte sigue siendo ignorado, reflejándose así en el desarrollo social y el crecimiento económico de nuestras sociedades. No se trata de tener más o menos mujeres en posiciones de liderazgo. Se trata de realizar trabajos en los que se tome en cuenta la perspectiva de género y se incida directamente en los cambios estructurales y consecuentemente culturales.

No se habla de conseguir cierto porcentaje de posiciones representativas en la vida política y económica del país, sino proveer de equidad de opciones a los hombres y mujeres. La exclusión puede estar causada por barreras estructurales que impidan que la mujer acceda a los campos ya citados. O pueden ser el resultado de la opción de ambos, hombre y mujeres sobre su deseo de roles sociales. Este es un asunto que las personas de este país deben discutir.

En atención al liderazgo, todo parece indicar que estamos ante una nueva concepción, en la que la creatividad, la sensibilidad y la comunicación necesariamente deben estar presentes en un sistema de organización menos jerárquico, más horizontal, en el que la multilateralidad y la divergencia de perspectivas, pensamientos y sentimientos merecen total respeto. Es decir, se trata de humanizar las relaciones: personales, profesionales, comerciales, políticas, familiares; ¿cómo? creando espacios para la opinión, la crítica, que propicien el encuentro en un ambiente “amigable”.

En la evolución experimentada por las organizaciones en los últimos años, los sujetos más creativos han llegado a la conclusión de que los elementos esenciales para avanzar hacia el cambio indispensable son básicamente dos: 1) un clima creativo y con libertad y 2) un líder que apoye.

De acuerdo con los expertos las características del nuevo líder deben ser: franqueza, confianza, capacitación permanente, compasión y comprensión, elementos que las mujeres han incorporado a su estilo de liderazgo, el cual reemplaza al arquetipo de la pirámide tipo militar.

Por otro lado, estudiosos del liderazgo entre los que se encuentra David Goleman afirman que “Para el liderazgo, la Inteligencia Emocional es el 90% de lo que separa a las estrellas del promedio” y que los ingredientes básicos de nuestra Inteligencia Emocional son: tener confianza en si mismo e iniciativa, capacidad de adaptación y flexibilidad, motivación e intuición, practicar una escucha activa y una buena empatía. Es decir, se está haciendo referencia a las cualidades femeninas, cualidades que deberían ser apreciadas por las organizaciones para puestos gerenciales y directivos.

A lo largo de la historia, hemos visto diferentes formas de ejercer el liderazgo y son conocidas las mujeres “líderes” que han hecho ostentación del mismo; desde Juana de Arco, pasando por Agustina de Aragón, Rosa Luxemburgo, Eva Perón, Golda Meir, Margaret Thacher, Megawati Sukarnoputri, y otras.

Afortunadamente predominan en la actualidad las actitudes de rechazo al liderazgo autoritario y jerárquico, basado en el modelo patriarcal. Una nueva forma de liderar: el liderazgo femenino viene buscando su espacio y abriendo nuevas posibilidades de desarrollo con las aportaciones de las mujeres. “El tema es de fondo e incluso la mayoría de los investigadores hablan del liderazgo femenino como un genérico, como un estilo que puede ser aplicado también por los hombres. Pero, ante todo son las mujeres las generadoras del nuevo estilo”. Por lo que no cabe duda, de que el liderazgo femenino se avecina y por lo tanto habrá que discutir al respecto por el bien de nuestras sociedades.