El peligro de la globalización de los medios

La globalización en lo comunicacional se revela como una tendencia hacia el establecimiento de una cultura global.

Mensajes masivos, uniformes, estandarizados, son recibidos en el mismo momento por personas diferentes, en distintos lugares del mundo. Esto provoca que la función originaria de la comunicación social, la de transmitir los mensajes generados por miembros de una comunidad, se pervierta. Hoy los mensajes son generados y manipulados en un lugar ajeno, por personas ajenas y con intereses ajenos a la comunidad que los recibe.

En relación con este tema, se está produciendo un vertiginoso proceso de centralización y monopolización de los medios de comunicación; han pasado a tener un rol estratégico, convirtiéndose en el área al que apuntan las mayores inversiones económicas.
Pero, para resguardar nuestra identidad social y cultural dentro de un mundo globalizado, es necesario comprender y utilizar los avances tecnológicos, de acuerdo a nuestros propios intereses.

Los medios cada vez influyen más en la sociedad, en la política y en las instituciones, llegando a cumplir funciones que deberían ejercer las propias instituciones. Las crisis de las representaciones políticas y sociales, el repliegue del Estado han llevado a que la gente encuentre en ellos un canal válido para expresar sus inquietudes y necesidades.
El circuito mediático está conformado por las empresas, los medios y el público. Las empresas generan mensajes, pero reciben presiones del poder económico y del poder político; el público recibe esos mensajes ya manipulados, pero genera, al mismo tiempo, demandas a través del consumo. Y, por último, los medios a través de los cuales se transmiten estos mensajes tampoco son neutros.

Es notorio que existe un proceso de monopolización, mediante el cual grandes empresas están absorbiendo a los pequeños medios. Los medios masivos de comunicación, tienen cada vez mayor poder y tienen una influencia creciente en la vida política nacional.
Por un lado, la concentración mediática provoca una merma en las programaciones locales, en detrimento de la difusión de la cultura y las tradiciones de cada comunidad. Por el otro, el avance de la centralización ha puesto en riesgo numerosas fuentes de trabajo de técnicos, empleados y profesionales de los medios de esas poblaciones.
Los medios masivos de comunicación son parte constitutiva de la vida política y su influencia crece junto a la vida democrática; es por ello que se necesita una legislación con normas claras para no dejar a los medios a los avatares de las reglas del mercado. El resultado del proceso de centralización y concentración monopolística, ha dejado reducido a unas cuantas corporaciones como únicos propietarios de la mayoría de las empresas que operan los medios masivos de comunicación. La opinión pública, la vida democrática, dependen de la mediación que realizan estas corporaciones en el procesamiento de la reproducción de la información y los valores culturales de la sociedad. La libertad y la igualdad de oportunidades a la difusión deberían estar protegidas de la voracidad del mercado.

* Jesús Pérez Sánchez. Blogs Ya.com Globalización y Entorno Internacional.

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