Las elecciones presidenciales de Venezuela para el período 2013-2019, se llevarán a cabo el próximo domingo 7. Ese día será electo Presidente de la República quien obtenga la mayoría simple de los votos válidos en la contienda. El candidato electo será legitimado el 10 de enero de 2013, en el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional de Venezuela y estará en el cargo hasta el 10 de enero de 2019.
El significado ontológico de “elecciones” se basa, en vincular el acto de elegir con la existencia real de la posibilidad que el elector tiene de optar libremente entre ofertas políticas diferentes, y con la vigencia efectiva de normas jurídicas que garanticen el derecho electoral y las libertades y derechos políticos. En este sentido se da una confluencia entre los conceptos “técnico” y “ontológico” de “elección”, al definírsela como “método democrático para designar a los representantes del pueblo”.
Las elecciones presidenciales de Venezuela se acercan, en medio de la agitación política que desencadenan las campañas que intentan preparar la conciencia de los ciudadanos para el ejercicio voluntario y certero del voto individual y colectivo. Como un termómetro del calor resultante de las confrontaciones entre la población, operan las encuestas que predicen determinados resultados, y, en lo más concreto, los actos y manifestaciones políticas que reflejan el grado de movilización de la población y de los distintos sectores del pueblo.
El pueblo de Venezuela predomina por su soberanía, la cual se ejerce a través del sufragio, lo cual se encuentra consagrado en nuestra Constitución como un derecho de todos. Conocemos que el sufragio se ejerce mediante votaciones libres, universales, directas y secretas; y que la Ley garantizará el principio de la personalización del mismo y por consiguiente su representación proporcional. Votación libre quiere decir; sin presiones ni intimidaciones; universales, que pueden votar todos, hombres y mujeres, ricos y pobres, cultos y analfabetos; directa quiere decir que se elige directamente al Presidente y, secretas quiere decir que el voto no debe ser revelado.
Para Venezuela, la trayectoria de participación en las elecciones parece consolidarse en etapas distintas, incluso contradictorias. El inicio de la democracia se caracteriza por altos porcentajes de participación electoral, especialmente en los comicios presidenciales, con niveles superiores al 80 por ciento. Por su parte, los comicios regionales presentaron desde sus inicios niveles inferiores respecto a los nacionales, a pesar de que las tendencias generales de ambos niveles de elección han fluctuado en el tiempo de manera similar.
El 14 de diciembre de 1947, se celebraron las primeras elecciones presidenciales libres y la cuarta en forma directa en Venezuela, para elegir al sucesor de Rómulo Betancourt, Presidente de la Junta de Gobierno. En estos comicios resultó vencedor el escritor Rómulo Gallegos del partido Acción Democrática.
En estas elecciones, las probabilidades de ganar sólo la tienen dos, el candidato que ocupa este cargo público desde hace 14 años, y la segunda, -muy cerca-, el llamado candidato de la Unidad. Las encuestas los colocan bien parejos, salvo las evidentemente “encuestadoras compradas”, que dan una desproporcionada ventaja a quien compró la encuesta. Todas las empresas de opinión revelan un empate técnico. Las que tienen mejor historia en cuanto a sus predicciones, como la empresa Varianzas, indican que las líneas de la curva de preferencias del electorado, de quien baja, -el candidato del Gobierno-, y de quien sube, el joven de la oposición, se cruzan en este instante.
El país se divide entre un pedazo parecido a la mitad que vota por continuar con el uno, y el otro pedazo enfrentado, muy parecido a la otra mitad, que vota por el cambio.
La nueva oferta electoral de Hugo Chávez, reedita aspectos aparecidos en proyectos anteriores del candidato, entre ellos el primer plan socialista de la nación y la reforma constitucional rechazada en 2007. En todos los proyectos, las medidas nombradas giran en torno a un mismo fin: el Socialismo del siglo XXI. En el primer plan socialista, se habla de orientar al país hacia su «construcción», a la vez que en el programa de 2012, el enfoque está en que ese nuevo sistema político traspase «la barrera del no retorno».
La candidatura de Capriles Radonski ha logrado unificar dos dimensiones, que en la historia reciente de Venezuela estaban separadas. Una, es la lucha por las libertades democráticas y la otra, la lucha por la justicia social. Esa es la razón por la cual HCR no solamente es una candidatura, sino que se ha convertido en un movimiento nacional, político y social.
Ahí están las dos posiciones que debemos analizar fríamente y concurrir a expresarlo en las urnas, actuando con la mayor libertad. Son dos posiciones muy diferenciadas y cada una de ellas es el producto de una visión de país, que se nos ha presentado durante la campaña electoral. Los venezolanos tenemos que concurrir con entusiasmo y votar de acuerdo a lo que nos dicte nuestra propia conciencia, escogiendo la opción que a nuestro juicio signifique lo mejor para el país y para nuestros hijos y nietos. Todo esto va a depender de la evaluación que hagamos de lo sucedido durante estos 14 años: si estamos de acuerdo con lo que ha sido el país o queremos un cambio.
Lo importante de todo esto, es preservar la libertad y la independencia no solamente para votar, sino también para tener una posición crítica y poder expresarla ante las instancias correspondientes, sin temor a las represalias. Temas trascendentes como Seguridad, Salud, Educación, Propiedad… y otros más, deben guiar nuestras posiciones para ejercer el derecho al sufragio el próximo domingo. Va a depender de la visión que tengamos del futuro: si pensamos que puede continuar siendo como ha sido en estos 14 años, o creemos que debemos cambiar de rumbo bajo nuevos esquemas de libertad y de respeto.
Exhortamos a nuestros hermanos venezolanos a que concurramos masivamente a votar y expresarnos libremente, porque –como dice la cuña de televisión- “abstenerse sale muy caro”. No podemos dejar que otros decidan por nosotros, hay que concurrir a votar con absoluta libertad, sin miedo y pensando en nuestro futuro, en nuestra familia y en nuestro país. El país nos lo está pidiendo, y no podemos darle la espalda, porque somos nosotros los únicos responsables de los que va a ser Venezuela durante los próximos seis años.
Como dijo el beato Papa Juan Pablo II en su visita a Venezuela: “No tengamos miedo, unámonos los buenos, porque los malos ya están unidos”.