Instituida en 1849 por el papa Pío IX, la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor, fue elevada al rango de doble de la clase por Pío XI, con ocasión del decimonono centenario de la muerte del Salvador.
Al recordarnos la escena del Calvario, con la lanzada que atravesó el costado del divino crucificado, quiere subrayar la liturgia de la fiesta el sentido y el alcance infinito del sacrificio del Calvario. El evangelio es el de la fiesta del Sagrado Corazón; la epístola, la del domingo de Pasión: son los grandes temas de la redención a un mismo tiempo por la sangre y por el amor del Salvador. «Tierra, océano, cielos, universo; todo se lavó en este río.»
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