La carta de navegación del Dr. Fernández

El pasado 27 de Junio, día del periodista, el Dr. Eduardo Fernández (Presidente del Centro de Políticas Públicas IFEDEC) publicó un interesante artículo que tituló: “Venezuela, un país con futuro”.

En el mismo delineó lo que a su juicio serían las siete tareas que debemos emprender los venezolanos para solidificar nuestra plataforma como nación que aspira a vivir en paz, con justicia y bienestar colectivo. No es un reto fácil el que esboza en esas siete líneas el Dr. Fernández: (1) Construir sentimiento de unidad nacional (2) Establecer una agenda compartida, una por la que podamos luchar todos los venezolanos (3) Profundizar la democracia (independencia de poderes públicos, descentralización, respeto a los derechos fundamentales) (4) Abandonar el modelo rentista y sustituirlo por uno de producción diversificada (5) Enfrentar con éxito el problema de la pobreza (6) Mejorar en profundidad la educación a todo nivel y (7) Suscitar valores positivos en la sociedad venezolana.

El próximo gobierno de Henrique Capriles de seguro irá abordando buena parte de esta magnífica carta de navegación propuesta por el Dr. Fernández. A no dudar esos problemas son raigales, y sí le sumamos el del horrendo sistema judicial y carcelario se tendrá trabajo para mucho tiempo, sin embargo todos sabemos que ello no es factible de comenzar a “procesarse“ con visos de éxito sin la presencia de un gran pacto entre las diversas agrupaciones políticas, una alianza que vaya más allá de la ya encomiable unidad electoral. Hago referencia a un pacto tan o más importante que el suscrito en la Quinta “Punto Fijo” hace más de 50 años, un acuerdo de alto nivel para poder trazar ese plan de mediano y largo alcance que requiere la dimensión de las tareas por ejecutar.

A semejanza de Chile, en la que sucesivos gobiernos de la coalición se sucedieron para ir desarrollando una visión compartida, acá en Venezuela ha llegado el tiempo de los estadistas, de esos líderes de visión y coraje que den forma a lo que siempre debió ser Venezuela, un país grande y sin exclusiones.

Nuestra historia está llena de yerros, de hombres fuertes y con clara ambición de poder, pero también lo ha estado, un poco en las sombras, repleta de hombres de bien, lúcidos, justos, talentosos y emprendedores.

Se viene el tiempo esperanzador de los cambios, es hora de, amén de la campaña electoral en progreso, ir configurando ese pacto de largo alcance y metas grandes y sólidas. Es momento de ir perfilando planes para esos primeros seis fatigosos y complejos meses de 2013 y a la par edificar esa especie de estructura de consenso que posibilitará la consecución de los objetivos de futuro.

La idea es comenzar a construir, con bases fuertes y compartidas, ese puente que nos lleve de esta isla de sucesivos errores y contradicciones, de injusticias y atrasos, a la tierra firme del porvenir más venturoso, más equilibrado y más justo.

La carta de navegación está más o menos prefigurada, lo importante en este tiempo histórico que se abre como el día sobre este país, es tomarla, asumirla como proyecto de largo plazo, la sociedad en su conjunto acompañará los cambios y trabajará por ellos.

Digamos como una vez lo hizo Charles de Gaulle: “La gloria se da sólo a quienes siempre la han soñado”.

Se trata de que decidamos hacerlo. No habrá futuro sustentable sin un esfuerzo colectivo y compartido bien delineado.

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