Las Universidades son instituciones que la integran recursos humanos, financieros, materiales, que para lograr su objetivo, misión por la que fueron creadas, requieren organizarse, saber utilizar adecuadamente la división del trabajo que garantice funcionalidad, operatividad en beneficios de todos.
Sus autoridades deben estar plenamente identificadas con el alcance, repercusiones que origina el saber gerenciar, liderizar lo que involucra una universidad.
Desafortunadamente, muchas de las universidades nacionales, las públicas sobre todo, específicamente las que nos concierne y con la que hemos estado vinculados por mucho tiempo, como es la de la Universidad de Carabobo, deja mucho que decir su gestión administrativa, consecuencia de la ausencia de un liderazgo que esté acompañado de un equipo de trabajo que garantice un buen comportamiento universitario, y de paso, a un clima que le favorezca en su funcionalidad, además de garantizar un academicismo acorde a los requerimientos de los escenarios modernos, que demandan de profesionales altamente capacitados, creativos innovadores, proactivos, en el desempeño de su ejercicio profesional.
No se ha inculcado una identificación correcta de lo que debe ser la cultura universitaria organizacional que le favorezca, no hay integración y compromiso de su recurso humano. Ello se ha descuidado y conlleva a veces a generar conflictos, trastornos, que afectan su operatividad. No se hace referencia al alcance, relevancia y repercusión de lo importante que es contar con una buena cultura organizacional universitaria.
Hay mucha división en el recurso humano, contraposiciones e intereses de personas y no de lo que se debe resguardar en beneficio de la universidad y su comportamiento organizacional funcional.
Recuérdese, que por cultura se entiende, como un conjunto de significados que construye una comunidad para identificarse, son compartidos y diferencian un grupo de otro.
Algo similar sucede en las organizaciones, universidades, esos significados se forman alrededor de valores, que tienen que ver con pautas de comportamiento desde la forma de hablar y vestir, hasta cómo ser con los compañeros.
Las autoridades que integran a la universidad, en todos sus niveles, no pueden en su gestión, gerenciar de forma que contrapongan el logro de un buen comportamiento organizacional de la universidad; se debe evitar generar improvisaciones, inculcar la motivación, reconocer el rendimiento, estimular al recurso humano a identificarse con su responsabilidad, funciones a desempeñar, a que se generen innovaciones, se dé paso a la creatividad, conllevando al surgimiento de una buena cultura organizacional universitaria, definitivamente, que se deba tomar en cuenta en la cultura organizacional universitaria, a fin de garantizar su consistencia.
Desde luego, todo aquellos componentes que requiere la cultura como sus valores, ética, símbolos, reglamentos, normativas, leyes, rituales, lenguajes, comunicación participativa, espacios físicos, reconocimientos. Cada uno de esos componentes desempeña un rol determinante que no deben descuidarse.
Hay que estar siempre atentos en garantizar una buena cultura organizacional universitaria, que conlleve a alcanzar una buena cohesión social del grupo, integración, logros. Así, como integrar y crear compromisos. Por ejemplo, se menciona, si en un equipo de trabajo el común denominador es que las personas sean puntuales, hará que quienes fallan en ese sentido sientan la necesidad de mejorar en este aspecto.
Además, determina la actitud frente al cambio, como también sirve como control social. Evita que se manifiesten conflictos, todo aquello que genere un clima negativo y afecte la funcionalidad de la Universidad en todos sus aspectos
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