Durante los últimos tiempos las diferentes organizaciones en cualquier parte de esta “aldea planetaria”, son mayores las presiones que tienen que soportar, y por supuesto las técnicas para alcanzar el éxito se tornan cada vez más difíciles y complejas. Los tiempos en los cuales las empresas norteamericanas después de la II Guerra Mundial acaparaban los diferentes mercados han terminado. Las nuevas realidades económicas, políticas y socales han traído como consecuencias que los líderes organizacionales deben utilizar nuevas estrategias de eficiencia, tratando de mantener las ventajas competitivas en un mercado cada día más exigente y cambiante. Por estas razones se hace necesario que los directivos administren nuevos componentes organizacionales, tendente a concebir la arquitectura y el estilo de gestionar de la empresa en formal más efectiva.
De acuerdo con los autores D. A. Nadler; M. S. Gerstein y R. B. Shaw, mencionan entre las fuerzas que vigorizan a aumentar la presión sobre las organizaciones las siguientes: a) Tecnología: la rapidez con que ocurren los cambios constituye una amenaza para las estructuras y para los inversionistas; b) Competencia: cada vez hay más competidores exitosos en los principales sectores industriales; c) Exceso de producción: la capacidad para proveer muchos productos y servicios excede la demanda; d) Mundialismo: ahora la competencia se lleva a cabo a nivel internacional; e) Exigencias de los clientes: al ampliarse la gama de opciones; los clientes se tornan más exitosos; f) Participación de los gobiernos: las instituciones gubernamentales han adoptado una posición más activa apoyando las industrias de sus respectivos países; g) Propiedad: al cambiar los modelos de propiedad corporativa se manifiestan con más fuerza los requisitos de los dueños y h) Dinámica del personal: los cambios en la estructura social están creando un potencial de mano de obra muy diferentes a la que había en el pasado.
Los cambios tecnológicos cada día demuestran mayor velocidad, realidad que ha traído como consecuencia transformaciones violentas a mantener el posicionamiento en el mercado por medio de las ventajas competitivas más sobresalientes, como son: la producción y los canales de comercialización, trayendo como consecuencia un exceso de producción a nivel mundial, basado fundamentalmente en que cada año son menos las industrias señaladas, como monopólicas, además que la competencia es menos leal que en el pasado. “El mundialismo” o “Globalización” se ha hecho una realidad.
Debido a ese concepto del “mundialismo” o “globalización” las industrias participan en mercados internacionales contra competidores de todo el plantel, esto conlleva el siguiente nuevo escenario: es imposible mantener el paradigma de los mercados puramente domésticos, con rivales conocidos. Con estos procesos de globalización se amplía la gama de opciones de comercialización y por supuesto las expectativas de los clientes cada día son más exigentes. En otras palabras la competencia económica se ha convertido en la dinámica primordial del mundo.
Las organizaciones que sobrevivan a estas realidades, serán aquellas capaces de responder a los nuevos desafíos cada vez más inflexibles, las que logren implantar una visión prospectiva para adelantarse a los cambios y diseñen sus estrategias corporativas de éxito, basadas fundamentalmente en los siguientes componentes organizacionales: flexibilidad, capacidad de respuesta, la resolución y por supuesto la velocidad de adaptación. Indiscutiblemente que existen muchas formas de adaptarse victoriosamente a los cambios una de las estrategias de enfrentar dichos desafíos en el desarrollo sistemático de los siguientes recursos esenciales, financieros, tecnológicos y humanos. Por supuesto en la forma que cada organización diseñe sus esfuerzos puede significar una tremenda ventaja competitiva particularmente en épocas donde lo más importante es la flexibilidad, el poder de adaptación y el manejo de los cambios.
Frente a este mundo de cambios tan violentos vale la pena hacerse la siguiente pregunta: ¿cuáles formas de organización veremos en el futuro? Aunque la respuesta a esa interrogante resulta difícil y altamente riesgoso predecirlo, tal vez es posible identificar ciertos componentes organizacionales que están por venir, entre los que se pueden mencionar figuran: a) equipos autónomos de alto desempeño: equipos autodirigidos, responsable de un trabajo completo o del segmento entero de un proceso industrial, se volverán cada día más frecuentes; b) sistemas laborales de alto rendimiento: este es un término que describe un diseño de organización donde se subraya la integración de los sistemas laborales, sociales y técnicos; alianzas y “jointventure”: un número creciente de organizaciones descubrirán que no pueden hacerlo solas; d) satélites: liberar la creatividad humana tratando de promover los cambios, muchas corporaciones se encontrarán con más oportunidad de las que pueden enfrentar por razones de tiempo, atención y capital; e) redes: aquellas empresas que se tornen particularmente expertas en enfrentar la incertidumbre se convertirán en una combinación de operaciones con un solo propietario; f) organizaciones autodiseñadas: a medida que se aceleren los cambios, las organizaciones necesitarán volver a ser diseñadas para responder a las nuevas condiciones; g) límites difusos: los límites que definirán las empresas se tornarán menos claros y h) el trabajo en equipo a nivel directivo: a medida que vayan evolucionando todas estas nuevas formas organizacionales, se producirá un cambio radical en la cúspide de las empresas. En lugar de un “Chief Executive Officer” en la conducción de las compañías, surgirá la estructura de un superequipo y, tanto el intelecto colectivo como las acciones conjuntas se tornarán más evidentes.