Con al tiempo, la mujer fue adaptándose y preparándose para ser capaz de resolver los innumerables problemas del hogar, las carencias, el presupuesto, criar a los niños y elegir su educación, cuidar y velar de ellos casi como enfermera, sin serlo. Esa marca, aún arraigada en nuestras más profundas creencias desde lo heredado filogenéticamente, establece un marco difícil de sobrellevar.
Alrededor de los años 40, comenzó la inserción de la mujer en las fábricas, a través de una incorporación lenta en ese mercado y en tareas administrativas.
La posibilidad de ser maestra, le permitió comenzar a recorrer otro camino, también la enfermería y luego ha seguido rápidamente su incorporación al mercado laboral A todo esto sumamos los aspectos de culpabilidad que la mujer tiene, por dejar su hogar para salir al mercado del trabajo.
¿En estos tiempos, donde el mundo postmoderno avanza implacable, cuál es el rol de la mujer?
La sociedad posee valores diferentes y muchos no parece que se hayan enterado. Viven en un mundo diseñado y dirigido por hombres y continúan proyectando una estética masculina, cuando son las mujeres las que toman la mayoría de las decisiones de compra. Más del noventa por ciento de las compras para el hogar, son decididas por mujeres, los viajes familiares y cuidados médicos en un ochenta por ciento, seguido por los seguros familiares un sesenta por ciento a favor de la mujer.
Cuando la mayoría de la población es femenina y la fuerza de trabajo parece dividirse en mitades iguales entre los dos géneros, las estructuras de mando siguen siendo abrumadoramente grises y masculinas. las mujeres apenas ocupan un tímido porcentaje de los puestos directivos.
El perfil de la mujer, parece más apropiado para dirigir en una época como la que nos ha tocado vivir. Así mismo, las investigaciones certifican, que las mujeres son más intuitivas, improvisan con más facilidad, son más decididas y sensibles y la delegación, les parece un fenómeno natural. Aseguran los expertos, que los hombres compiten y que las mujeres cooperan, que a los primeros les gusta hablar consigo mismos, mientras que las segundas prefieren hablar con los demás.
La mayoría de los mejores expedientes académicos, pertenecen a las mujeres. También son mayoría en los sectores emergentes y con más futuro, como la educación o la sanidad. En 1996, había 8,4 millones de mujeres y sólo 6,4 millones de hombres en las universidades americanas, y las proyecciones aseguraban que la balanza continuaría inclinándose hacia el lado de la mujer, como de hecho sucede.
La mujer hoy en día, ocupa un lugar importante. De hecho vemos como muchas gerencias significativas, están ocupadas por ellas. Vemos como dirigen empresas grandes y pequeñas. Se destacan en la política, en el deporte, ingeniería, comunicación social, mercadeo y demás. Por otro lado no hemos dejado de ser, madres y gerenciamos el hogar. A eso se llama, liderazgo, responsabilidad y poder.
La oportunidad del mercado femenino está por descubrir. Podemos predecir que si la cultura machista continúa imperando en las organizaciones, aún tardará su descubrimiento. Quizá la empresa debe comenzar a mutar y variar algunas de sus más caducas convicciones y reconocer el poder que a la mujer y a su talento corresponde.
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