La política es así: Autoritarismo petrolero

Dos circunstancias juegan un rol significativo en la definición de la coyuntura política y cultural en la que se encuentra el país. La primera, posee un signo de carácter estructural y obedece a circunstancias que se imponen rígidamente sobre nuestro quehacer diario. Nuestra colectividad ha experimentado sus efectos repetidamente. Sin embargo, desafortunadamente no hemos extraído enseñanzas constructivas. La segunda, igualmente, presenta una pasmosa recurrencia a lo largo de nuestra historia. Me refiero a las tendencias militaristas y autoritarias que han hegemonizado nuestro acontecer desde los días iniciales de nuestra vida republicana.

Como enfermedad holandesa se conocen las secuelas que, sobre el tejido industrial, acarrea una sobreabundancia del flujo monetario. Los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Luís Herrera Campíns la padecieron. Aún hoy en día estamos bajo el hechizo que provoca este mal. La sobre valoración del tipo de cambio hace que sea más sencillo y barato importar todos los productos que necesita el país. Sobre esta circunstancia, descansa la responsabilidad por el desmantelamiento progresivo de nuestro parque industrial. Triste paradoja. Aumentan los ingresos por concepto de la renta petrolera y se incrementa nuestra dependencia de los mercados externos, para abastecer las necesidades de la población. Pernil brasileño para la celebración de la cena en estas navidades.

Ciudadanías y democracia han constituido dimensiones excepcionales a lo largo de la vida pública post independentista. La regla la han conformado la existencia de regimenes militares y el autoritarismo sobre el cual reposa su ejercicio del poder. Su recurrencia, fatalmente alcanza la contemporaneidad política: los héroes a los cuales el Estado, hoy en día, brinda pleitesía, no son los civiles. De acuerdo a este nuevo culto, cada hito de nuestra historia es marcado por un caudillo militar: la independencia con Bolívar, la República con Páez, la Federación con Zamora, la Centralización del Estado con Gómez, la construcción de la infraestructura con Marcos Pérez Jiménez, la democracia militarista bolivariana con Hugo Chávez

Tener presente estas dos circunstancias es de vital importancia en el marco de un proceso refrendario, que pareciera implicar un asalto a la Constitución. Altos ingresos petroleros y tentación autoritaria van de las manos. Es imperativo, entonces, enfatizar que vida republicana y democracia se fundan en la retroalimentación que se produce cuando, por un lado, los ciudadanos ejercen sus derechos y deberes y, por el otro, ponen en práctica la responsabilidad ciudadana de garantizar, en cualquier situación, la existencia y plena vigencia de la constitución.

El referéndum es la ocasión propicia para levantar barreras que atajen esta pulsión autoritaria, que pretende cancelar la vida democrática en el país.

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