Hemos percibido y confirmado que todos los días manifiesten hechos que si estamos despiertos, atento en el rol que en ellos desempeñamos, obtendremos información, experiencias que incrementan nuestro aprendizaje y que nos invitan a reflexionar sobre lo importante que es saber aprovechar la oportunidad que se nos da, de crecer en lo personal y espiritualmente.
En cada acción que participamos generamos cambios, estamos propiciando dinamismo que nos permite evolucionar, sorprendernos que tanto sepamos aprovechar nuestro tiempo.
Sabemos, que el hecho de estar vivimos, es porque estamos en continuo movimiento, todos nuestros sistemas, órganos están en movimientos, integrados de tal forma, que nos mantiene vivo, lo importante es saber gerencia nuestras energías, todos los estímulos que aseguran el movimiento y nos permite saber aprovechar el tiempo que se nos da para permanecer en esta dimensión.
Osho nos recuerda al respecto, que justamente la vida es vivir. No es una cosa, es un proceso. No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella. Nos recuerda y nos invita a tener presente, que si buscamos el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, es casi seguro que nos perderemos lo que es la vida y su significado. La vida, comenta Osho, no nos está esperando en ninguna parte, está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que se ha de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en nuestro respirar, en la circulación de nuestra sangre, en el latir de nuestro corazón.
Cualquier cosa que seamos es nuestra vida y si nos ponemos a buscar significados en otra parte, la perderemos. La vida es inseguridad, A cada momento se dirige hacia una inseguridad mayor. Es un apostar. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que uno nunca lo sepa. Si fuera predecible, no valdría la pena vivir la vida. Si todo fuera como nos gustaría que fuese y si todo fuera una certeza, no seríamos un hombre, seríamos una máquina. Sólo existen certezas y seguridades para las máquinas. La vida es un misterio; cuanto más la conoces, más bella es. Llega un momento cuando, de repente, empezamos a vivirla, empezamos a fluir con ella.
Insiste Osho en señalarnos, que la vida no es una tecnología, ni una ciencia. La vida es un arte, hemos de sentirla. Es como el caminar por una cuerda floja.
La mejor forma de perder la vida es tener una cierta actitud ante ella. Las actitudes tienen su origen en la mente, y la vida supera la mente. Las actitudes son nuestras creaciones, son nuestros prejuicios, nuestras invenciones. La vida no es creada por nosotros; al contrario, nosotros somos sólo ondas en el lago de la vida.
¿Qué clase de actitud puede tener una ola con respecto al océano? ¿Qué tipo de actitud puede tener una hoja de hierba hacia la Tierra, la Luna, el Sol o las estrellas? Todas las actitudes son egoístas, todas las actitudes son estúpidas.
La vida no es una filosofía, no es un problema; es un misterio. Hay que vivirla, no de acuerdo a cierto patrón de conducta, no de acuerdo a un condicionamiento, de acuerdo con lo que nos han contado sobre ella. Hay que empezar de nuevo, desde cero.
Nos agrega también Osho, tal como nos lo recuerda profesoragrahasta.com., que se debe vivir la vida tan peligrosamente como nos sea posible. Hay que vivirla totalmente, intensamente, apasionadamente, porque la vida, es el único Dios.
La vida debe ser una búsqueda. No un deseo, sino una búsqueda; no una ambición de convertirse en esto o en lo otro, el presidente de un país o un primer ministro, sino una búsqueda para descubrir: “¿Quién soy yo?”
La vida deberá ser una continua celebración, un festival de luces durante todo el año. Sólo entonces puedes crecer, puedes florecer. Transforma las cosas pequeñas en celebración.
La vida no es una cárcel, no es un castigo. Es una recompensa y es dada sólo a aquellos que se la han ganado, a aquellos que se la merecen. Ahora se tiene el derecho de disfrutar. Sería un pecado si no lo hacemos Iríamos en contra de la existencia si no la embellecemos, si la dejamos simplemente como la encontramos. No, hay que déjala un poco más feliz, más hermosa, más fragante.
Lo cierto, que debemos aprovechar los cambios que se dan, la constante continuidad de ellos, los signos, señales, enseñanzas que involucra, no desperdiciemos nuestro tiempo, despertemos y actuemos dentro de esa continuidad que nos permita crecer, incrementar nuestro nivel de crecimiento y aprendizaje, saber cultivar nuestras acciones de tal forma que el espíritu se enriquezca de los cambios.
Nos comenta Osho además, que la vida ya está burbujeando en nuestro interior. Solamente podemos contactar con ella allí. El templo no está en el exterior; uno es su santuario. Por eso lo primero que se ha de recordar, si queremos saber lo que es la vida, es: nunca la busquemos en lo exterior, nunca tratemos de descubrirla en alguien. El significado no puede ser transferido de este modo. Los Maestros más grandes nunca han dicho nada sobre la vida, siempre se nos a devuelto a uno mismo.
Lo segundo que hemos de recordar es: una vez que sepamos lo que es la vida, sabremos lo que es la muerte. La muerte es parte del mismo proceso. Por lo general creemos que la muerte llega al final, por lo general creemos que la muerte se opone a la vida, por lo general creemos que la muerte es el enemigo, pero la muerte no es el enemigo. Y si consideramos a la muerte como el enemigo esto simplemente demuestra que no hemos sido capaces de saber lo que es la vida. La muerte y la vida son dos polaridades de una misma energía, del mismo fenómeno, el flujo y el reflujo, el día y la noche, el verano y el invierno. No están separados y no son opuestos ni contrarios. Son complementarios.
En definitiva la vida es una continuidad generadora de cambios, no lo descuidemos y aprovechémoslos.