Las “pruebas piloto” ayudan a ser más asertivo y consecuencialmente a minimizar riesgos.

Con una prueba piloto, todas las empresas bien sean grandes o pequeñas, pueden reducir los riesgos que supone introducir nuevos productos en el mercado. Este tipo de prueba son las más extendidas y se llevan a cabo ante el lanzamiento de un producto nuevo o modificado, se introducen a pequeña escala en el mercado, para ver el comportamiento del consumidor.

Con los resultados obtenidos, a la empresa le será más fácil decidir si continua con la iniciativa o da marcha atrás. No obstante en general, pudiésemos afirmar que además de medir si un nuevo producto tiene aceptación, las pruebas pilotos son útiles para:

•Comprobar la aceptación de los cambios introducidos en un producto que ya esta presente en el mercado.
•Ver el efecto de una variación de precio o de diferentes niveles de tarifas.
•Estudiar la influencia que puede tener un cambio en el envase o empaque.
•Indagar como influye una determinada promoción o una nueva acción de publicidad en las ventas antes de iniciar una campaña nacional.
•Convencer a los distribuidores de las ventajas de reservar espacio al nuevo producto en los lineales de los puntos de venta.

Aunque está es una práctica habitual de las grandes empresas, las organizaciones medianas y pequeñas también hacen uso de ella. Por ejemplo, para probar la eficacia en las ventas de una nueva oferta en platos combinados o un nuevo servicio de las nuevas cooperativas aseguradoras, averiguar como es la aceptación de un cambio en la imagen de la decoración de las vitrinas de un pequeño almacén.

Los test de mercados son las formas más utilizadas. Sin embargo, existen otras pruebas piloto que se han hecho cada vez más habituales. Estas son:

Test de concepto, Test de producto o de uso, Test sobre variables de la mezcla del mercado, Test de comunicación y Test de mercado.

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