Las universidades deben cambiar sus procesos de enseñanza aprendizaje

“El conocimiento suma, la experiencia suma; pero la actitud multiplica”.

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Desde hace muchísimo tiempo, el modelo de enseñanza-aprendizaje de todas las universidades del planeta Tierra ha estado basado en los procesos memorísticos de todo tipo de información. Tal vez, esto era válido, porque escaseaba la información, pero hoy -con tanto bombardeo de información resultante del avance en el conocimiento- se hace necesario darle sentido a la información y combinarla en un todo para así poder tener una visión global del contexto universal digital-científico-tecnológico-social-político.

Con la sola excepción de quienes están construyendo el futuro (p.ej.: quienes crean los instrumentos que van apareciendo como innovadores, pero… que -en realidad- han surgido de la imaginación creativa que los concibió en etapas pasadas del proceso que hubo de hacerse hasta su cristalización y aparición actual, la gran mayoría de la humanidad no está en capacidad de predecir el mundo futuro.

De lo anterior, la seguridad de que no se sabe qué tipo de saber y de competencias se necesitarán. Por tal motivo, casi todas las universidades en esta aldea planetaria deben proceder con planes de reconversión de todos sus procesos de aprendizaje, cuyo objetivo fundamental sería desarrollar capacidades como -por ejemplo- el pensamiento crítico, comunicaciones eficaces, comportamiento colaborativo, utilización inteligente de la inteligencia artificial, inteligencia emocional, creatividad e innovación y, sobre todo, la capacidad de adaptarse a los nuevos y exigentes cambios.

¡Porqué “casi todas” las universidades y no “todas” ellas? Tengamos presente que las del Japón han venido reconvirtiendo su modelo en el desarrollo de aquello que se necesitará y por ello su arquetipo de formación profesional actualmente en marcha.

Entonces, para casi todas se debe diseñar una nueva metodología de aprendizaje orientada fundamentalmente en impactar en las habilidades y destrezas, por medio de la aprehensión continua de aprendizaje significativo. Por eso hay que garantizar “aprender a aprender” y a “reaprender”, lo cual requiere desaprender lo aprendido, tendente a reafirmar –también- la técnica de “reaprender cómo se aprende”.

Si no se implementan estos procesos innovadores de cambio, las instituciones académicas que no se actualicen quedarán rezagas a un segundo plano y estas mismas realidades las enterrarán en vida (por llegar a ser “cadáveres insepultos”) y la realidad mundial cambiará a toda velocidad, creando nuevos, complejos y volátiles contextos.

¿Qué es el pensamiento crítico y su importancia en la actualidad?

Hay tantas definiciones como expertos han tratado el tema, pero -quizás- una de las más simples y precisas es la que hizo Francis Bacon (no confundir con el pintor) en 1605: «El pensamiento crítico es tener el deseo de buscar, la paciencia para dudar, la afición de meditar, la lentitud para afirmar, la disposición para considerar, el cuidado para poner en orden y el odio por todo tipo de impostura». Desde una perspectiva más moderna, el pensamiento crítico se entiende como la capacidad de analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, en especial, de aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana, como las “fake news”, especialmente relevantes en la actualidad por su proliferación y rápida diseminación (“virulización”). No se enseñará un pensamiento único, sino que debe enseñarse a ser crítico, para que nadie decida por ti, ni siquiera un algoritmo (como los de la Inteligencia Artificial).

En este nuevo modelo de aprendizaje no se necesita libros ni clases, lo que se necesita es que se sepa encontrar la información necesaria para resolver los retos y problemas que se plantean. No se tendrán profesores, sino mentores, que no resolverán las preguntas planteadas, sino que dirán que se debe aprender a encontrar la solución por uno mismo, con la ayuda de los compañeros y de los tutores que guiarán por el buen camino. No se evaluará con exámenes, sino que se tiene que demostrar lo que se ha aprendido aplicándolo a la vida real y mostrándolo con las pruebas de tus resultados.

Se utilizarán los “Sprints”. Un “sprint” es un período breve de tiempo fijo en el que trabaja un equipo de “scrum” para completar una cantidad de labor establecida. “Scrum” es un proceso en el que se aplican de manera regular un conjunto de buenas prácticas para trabajar ágil y colaborativamente, actuando en equipo para obtener el mejor resultado posible de un proyecto, donde las prácticas se apoyan entre sí y su selección se origina en el estudio de la manera de trabajar en equipos altamente productivos.

Los “sprints” se encuentran en el corazón de las metodologías “scrum”; hacer bien los “sprints” ayudará al equipo a lanzar mejores resultados con menos quebraderos de cabeza; por tanto, se aprenderán métodos ágiles para que este mundo impredecible no sea tan estresante para la humanidad.

En estas nuevas realidades, la comunicación cumple con un papel fundamental. En primer lugar, porque permite seguir estableciendo relaciones sociales entre diferentes personas y, en segundo lugar, porque se trata de la herramienta que facilita la circulación idónea de la información. Por estos motivos, sería imposible pensar en un mundo sin comunicación. 

En la era digital, las personas cuentan con la posibilidad de comunicarse a través de diferentes plataformas. Es aquí en donde surgen los conceptos de vídeo-llamadas, mensajes en línea, correos electrónicos, entre otros. En todos estos casos se trata de innovaciones que surgieron a partir de la llegada de la tecnología a la sociedad y hoy son moneda corriente en todos los ámbitos de la vida.

Otra de las capacidades que deben garantizar los centros de aprendizaje a nivel superior es el comportamiento colaborativo, entendiéndose como tal el comportamiento que engloba un conjunto de actitudes personales relacionadas con conductas tales como la coparticipación en los procesos de concepción y adopción de decisiones, el ejercicio de buenas prácticas de comunicación entre las personas y a nivel de equipos de trabajo, la compartición del conocimiento y la calidad de las transacciones.

Las universidades deben estimular la actitud colaborativa a sus futuros profesionales. Por lo general, las personas que se unen a grupos colaborativos se buscan, se reconocen y se asocian: se sienten cómodas en la interacción. Tienen algo que las diferencia de los demás: saben que el equipo es más que la suma de individualidades.

Otras de las capacidades que deben desarrollar los nuevos procesos de aprendizaje es la innovación y la creatividad; p. ej.: Creatividad Digital (proceso mental que genera ideas o conceptos nuevos para solucionar cualquier problema en el ecosistema digital) en Innovación Digital (aplicación con éxito de la idea o concepto, haciendo que sea de utilidad o bien que genere beneficio). 

Y, por último, las instituciones superiores de aprendizaje deben enseñar a pensar, a decidir, a trabajar en equipo, a vivir en un mundo regido por valores, sostenible y donde la actitud emprendedora es imprescindible.

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