Los precios siguen creciendo

En estos primeros cinco meses del año 2014 la inflación –medida a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor– ha aumentado en un 23.02 %, lo cual es una cifra elevada para cualquier país, y más  aún, si se trata de un país como Venezuela que ya el año recién pasado, presentó una tasa de inflación superior al 55%.

En lo que va corrido desde el 10 de  enero al 6 de junio, la liquidez monetaria ha aumentado solo en un 17%, lo cual revela que en el seno del Gobierno y del BCV se está actuando un una dirección correcta, en el sentido de corregir o revertir la tendencia que se venía dando en años anteriores y que llevaba a que la liquidez monetaria aumentara a tasas sumamente elevadas, lo cual se visualizaba como un elemento que precisamente generaba, permitía o estimulaba el crecimiento de los precios, incluido el precio de las divisas. Hasta hace poco, la liquidez monetaria arrastraba hacia arriba a los precios. Ahora pareciera que los precios tienen una tendencia o una inercia alcista, que ya no depende única o fundamentalmente del crecimiento monetario.  

Al parecer, el mecanismo que le ha permitido al Gobierno aminorar la tendencia al crecimiento de la liquidez monetaria, es la puesta en funcionamiento del Sicad 2. Con ello, el BCV recoge liquidez de manos del público, lo cual le permite financiar a PDVSA con fondos ya existentes en el torrente monetario de la economía, sin necesidad de tener que recurrir -o sin recurrir en la misma proporción que antes– a la pura y simple emisión. La idea no es mala, pero no ha logrado parar la inflación.

Paralelamente con esa política, el Gobierno ha incrementado los controles de precios. La Ley de Precios Justos permite, prácticamente, el control de precios de todas las mercancías que se transan en todos los mercados del país. Pero los precios siguen aumentando, ya sea porque el propio Gobierno ha tenido que consentir en su aumento, o porque los precios aumentan de todos modos, con control o sin él. Por si fuera poco, la Ley Habilitante se mantiene como una posibilidad siempre abierta de legislar en forma rápida y efectiva para resolver cualquier cosa, en la forma que al Gobierno le parezca adecuada. Pero los precios siguen subiendo. 

Por otro lado, el Sicad 2 ha permitido generar una pequeña veta que permite a productores y comerciantes proveerse de divisas; pero, como la oferta  de dólares sigue siendo menor que las necesidades de importaciones que tiene el país, los déficits de mercancías se acentúan en los mercados, tanto de insumos como de mercancías finales, generando un desabastecimiento generalizado.  Pero, el paso de las importaciones desde la tasa de  6,30 o de 11,00 bolívares por dólar, a la nueva tasa de 50,00 bolívares por dólar, implica un incremento de costos que se traslada a toda la economía y genera un estímulo inflacionario de grandes proporciones, unido a la escasez de los artículos que aumentan de precios.  Se genera así, el terrible binomio de alza de precios con escasez de producción, bailando pegados. De paso, se ha puesto de manifiesto que el mercado paralelo, que se asumió en algún momento como el enemigo fundamental que había que derrotar -como si de esa batalla dependiera la suerte económica del país- es poco significativo, y ha bajado, sin que ello implique una baja de precios de ninguna mercancía conocida.   

Como se supone que muchas de las importaciones que fueron financiadas en el año pasado no se realizaron, sino que se desvanecieron misteriosamente en el camino -llegando ese fenómeno a evaluarse en 20 mil millones de dólares-, se creó el Sicoex, que velará por que cada dólar asignado para efectos de importación, no solo se corresponda con una importación efectivamente realizada, sino que el precio de la misma dentro del mercado interno, se corresponda con el 30% de ganancia que el Gobierno ha establecido como justa. Es la última alternativa en la cual cifra sus esperanzas el Gobierno.

Pero hay una alternativa que algún día habrá que explorar: conversar con el país -con todo el país-  para buscar soluciones a una crisis que no tiene soluciones fáciles y que requiere, por lo tanto, de grandes acuerdos nacionales.

Blog: sergio-aranciba.blogspot.com