Un gerente de una importante multinacional, genera rumores injustificados respecto a la falta capacidad laboral de uno de sus empleados. Una secretaría de una pequeña empresa es controlada y vigilada en todos sus movimientos, de manera sistemática e inusual. Un tesorero, es aislado en su lugar de trabajo e ignorado por su jefe, quién no le dirige la palabra ni deja que los compañeros hablen con él.
Estos ejemplos genéricos tiene una matriz común: son acciones consideradas “mobbing” o acoso moral. En los años 80, un científico sueco llamado Heinz Leymann estudió el hostigamiento y la violencia en el trabajo y le dio esta denominación con la que se conoce al fenómeno en todo el mundo. El “mobbing” es una de las formas de abuso de poder que se ejerce en relaciones laborales entre empleador y empleado, signadas por la desigualdad. Suele manifestarse en ambientes de trabajo desorganizados, sin metodología de trabajo y alta burocracia.
El acoso moral se produce, fundamentalmente, en los casos en los que no se puede despedir al trabajador, porque su prestigio y su capacidad de trabajo harían improcedente dicho acto. La abogada Patricia Sáenz, coordinadora de la Comisión Normativa de la Comisión Tripartita de igualdad de trato y oportunidades entre varones y mujeres en el Mundo Laboral del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, manifiesta que en Argentina no hay estadísticas formales sobre el tema, pero que la mayoría de las consultantes sobre la problemática son mujeres de más de 45 años, lo cuál implica una situación de género. Los sectores, donde más casos de acoso moral se tienen conocimiento, son los de educación, de sanidad y vigilancia. “Los jóvenes, las mujeres, los trabajadores de edad, las minorías étnicas o raciales, quienes trabajan en horarios nocturnos, entre otros, son quienes más expuestos están a esta modalidad de violencia laboral” declara la especialista. A pesar de la complejidad y gravedad que encierra esta práctica de violencia laboral, en nuestro país aún no hay leyes reglamentadas que amparen a las víctimas del “mobbing”. Al respecto, la Dra. Sáenz explica: “En Argentina se esta empezando a tratar el tema seriamente. El primer paso es el reconocimiento social del problema. Ya existen proyectos legislativos, a nivel nacional, que se debaten favorablemente en el senado y leyes provinciales, que aún no están reglamentadas. Es muy importante trabajar en la prevención de la violencia moral, como así difundir y capacitar a los trabajadores sobre los derechos que tienen y a los empleadores sobre las obligaciones de velar por ambientes de trabajo dignos”.
Las víctimas del “mobbing” no sólo pueden terminan perdiendo sus empleos. En muchos casos, el acoso les produce graves cuadros de enfermedades psicológicas o psiquiatras, deterioros en sus vínculos familiares y afectivos y marginación social.
¿De qué Trabajas?
-¿Y tú en qué trabajas? -«Soy escritor» -Ya, pero ¿en qué trabajas? Suena conocido, ¿verdad? Al menos yo he tenido esta breve conversación muchas veces, con distintas personas. Entonces, lo primero que uno siente, es molestia. Pareciera una burla. Pero, pensándolo mejor, no deja de tener razón la persona que piensa que ser escritor es una especie de «hobby» que uno desarrolla en su tiempo libre. No un trabajo. ¿Por qué?, «¿qué define una actividad como trabajo? Esto se pregunta Claudia Sacha, en la sección Mente Joven del número seis la revista «Muestra (de los autores de teatro peruano)» que coordina Sara Joffré. Las conclusiones se pierden un poco en la confusión de conceptos. Estrictamente, en un plano de sociología del trabajo y sin irnos mucho de mambo, porque puedo llegar a aburrirme hasta yo mismo, podemos llamar trabajo a toda actividad que desempeña el hombre y empleo a dicha actividad, pero remunerada.
Si aceptamos estos sencillos conceptos, no es errado decir «soy escritor», si es que le dedico mi tiempo y mi esfuerzo a la escritura un puñado de horas, con cierta constancia, en los tiempos libres, que nos deja nuestro «empleo real». Lo mejor, va a ser que la próxima vez que te pregunten en que trabajas digas: «mirá, ando en muchas cosas, estoy de acá para allá» y así eludir el asunto. El acá puede ser un trabajo «alienante» de tus sueños del allá. Los que tienen la suerte de conjugar el trabajo y el empleo en la misma actividad, mucho más allá de qué tan bien remunerados estén, son, para mí, las personas con más suerte del mundo.
El Trabajo es más que el Trabajo
Pocos textos sobre trabajo impactan tanto, como «La metamorfosis de la cuestión Social» de Robert Castel. En el libro se plantea el papel que tiene el trabajo en la sociedad, y se lo define como el gran integrador.
«El trabajo es más que el trabajo, y el no trabajo es más que el desempleo». Durante décadas se formó, la Sociedad Salarial y se logró la cohesión social por la identificación y el reconocimiento entre pares. El trabajo, genera el sentimiento en los hombres de ser útiles. «Lo que funda la dignidad social, no es el empleo remunerado, sino la utilidad social».
El fenómeno de reestructuración de todos los aspectos vinculados a la generación de empleo, hacia la polifuncionalidad y la flexibilización se encuentra en marcha inexorablemente. No obstante, los cambios, pueden afrontarse de diferentes maneras. Las negociaciones entre los Gobiernos y las empresas, deben hacerse desde un marco de buena voluntad y comprensión absoluta de la situación de los paises. Desde el Estado se debe priorizar la dignidad del trabajador por sobre las especulaciones empresariales. Y garantizar el cumplimiento de los derechos constitucionales. Castel, entiende que la Sociedad Salarial, es una construcción histórica y que no es eterna. Pero la juzga como una referencia viva, porque realizó un montaje inigualado de trabajo y protecciones en las democracias occidentales. El autor considera que no hay ninguna alternativa creíble a la Sociedad Salarial. Y que en el futuro, serán determinantes dos variables: El análisis intelectual de la situación compleja y la voluntad política de dominarla, manteniendo la cohesión social.
Dirección-E: [email protected]