Cuántas veces has pensado en tener tu propia empresa? En seguir ese hormigueo que te dice que sí vale la pena y que te entusiasma y hace sentir dueña y señora de tu destino? Cada vez más mujeres prefieren comenzar su empresa en lugar de trabajar para otros. La ventaja más tangible, la flexibilidad de horario y la toma de decisiones. El mayor desafío, ser reconocida y hacer valer sus opiniones. Por cierto, yo soy una viva muestra de que el mayor desafío no es el capital. Es bien conocido que las mujeres tenemos una mayor capacidad de realizar múltiples funciones al mismo tiempo, mientras que los hombres pueden enfocarse más. Claro que es una generalización y hay excepciones, pero mientras los hombres se han dedicado a desarrollar negocios y aprender las herramientas “femeninas”, las mujeres aún no tenemos programas dedicados a aprender las herramientas “masculinas”. En un estudio realizado en todo el mundo, las mujeres exitosas tenían una mayor autoestima que las que no habían logrado sus metas. Estas mismas mujeres, sin embargo, eran vistas por sus pares (hombres y mujeres), como fuertes, amargadas y patéticas! El tema me encantó pues como mujer empresaria exitosa, por supuesto que me había dado cuenta de que el ser exigente no era muy bien visto… y más de una vez fui considerada como la “bruja” del grupo. De hecho cuando trabajé en una gran corporación, me dieron el apodo de la “tigra”… claro que mis compañeros me lo decían con mucho cariño, y que no me importaba mucho si lograba mis resultados. Lo que más me sorprendió fue que en una reunión de mujeres exitosas profesionalmente, TODAS nos dimos cuenta de que efectivamente estábamos siendo poco tolerantes con nuestras congéneres cuando se trataba de asuntos profesionales. Lamentablemente lo que en un hombre era considerado como una cualidad: ser exigente, en una mujer era considerado como una debilidad: ser incomprensiva. Vamos más allá, si un hombre recibe una llamada del colegio de sus hijos y deja su trabajo, pensaremos que es maravilloso, si lo hace una mujer, pensaremos que está dejando de lado su responsabilidad profesional. Toco el tema porque a lo largo de mi vida profesional, veo una y otra vez, como las mujeres no estamos preparadas para el chaparrón que nos cae encima cuando deseamos y logramos ser exitosas. Lo más bello de este caso, es que una vez que logramos distinguir lo que está pasando podemos hacer algo al respecto y ése es definitivamente el punto de este mensaje. Lo que veo una y otra vez es que si podemos establecer un sistema de ir generando experiencia y confianza al enfrentar situaciones difíciles y exigir lo que deseamos, estamos mejor preparadas para manejar nuestra empresa y de paso, para llevar una vida fuera de serie. Ser exigente no es ser agresiva, pero sí se requiere estar determinada, como la Madre Teresa, o muchas otras mujeres. Si ya sabemos que al ser exigentes generamos una serie de reacciones en cadena, pues en primer lugar comencemos por ser más tolerantes con otras mujeres y aceptemos que una mujer exigente es un gran activo para su comunidad. Démosle también alas a nuestras amigas, hijas, mamás, tías, primas y hasta abuelas, celebrando cuando desean expresar su máximo potencial y cuando desean establecer altas metas y no permiten la mediocridad. Existen muchos libros de mercado, finanzas, operaciones, liderazgo y otros temas empresariales. Pero sigo pensando que el mayor desafío para una mujer que desea hacer su empresa, está en sentirse con el derecho de exigir resultados más que en dar todo de sí misma; en enfocarse en establecer metas, identificar resultados y comunicar claramente sus expectativas. En manejar la resistencia a la exigencia de una mujer y establecer cómo ser más eficiente sin hacer el trabajo de los demás. Finalmente establezcamos relaciones de autoapoyo y entendamos que al romper paradigmas estamos dando un paso adelante para el desarrollo de la humanidad. Tu mayor desafío para hacer tu propia empresa es creer en ti misma. Alicia Castillo Holley se dedica a apoyar el emprendimiento y el capital de riesgo en América Latina. Ella ha creado varias empresas y proyectos, entre ellas el primer Fondo de Capital Semilla en Chile. Dicta talleres y cursos en todo el mundo y participa activamente en la comercialización de innovaciones. Alicia Castillo es presidente de Ventures Latinas LLC, consultora, coach, inversionista y miembro del directorio de varias empresas. Adicionalmente dirige el área hispana de Coachville, la asociación de couches más grande del mundo. Ha sido profesora invitada a nivel de MBA o para talleres para ejecutivos o profesores en Estados Unidos, Chile, Venezuela, Canadá y Australia. Es coautora del libro Entrepreneurship in Latin America ( Prager Publishing, ISBN: 0275980405 ) y de numerosos artículos. Su sitio www.ventureslatinas.com es un lugar de referencia para emprendedores e inversionistas en Latinoamérica.
Nota enviada por Gioconda Valenzuela
Fuente Emprendedorasenred