Al liderazgo tradicional, sólo le ha preocupado mantener los intereses y privilegios, por medio de una seudo democracia, que impida cambios significativos y un modelo económico en el cual para progresar, es importante el silencio o complicidad con la corrupción generalizada.
Por otra parte, la otra opción que emerge en nuestro escenario, pretende desaparecer el sector privado y concentrar en el sector político dominante, todos los privilegios y todo el poder para construir una dictadura perfecta. Fuerza pública, sistema de justicia, medios de comunicación y medios de producción, en una sola mano.
Para salvar a Iberoamérica de la amenaza creciente del comunismo internacional, hace falta un liderazgo dispuesto a cambiar radicalmente, la visión de la democracia y de la economía, dominante hasta hora. Un liderazgo que privilegie la opinión de la gente. Con partidos políticos democráticos, con elecciones primarias. Con parlamentarios que oigan la opinión de los ciudadanos, y que puedan votar contra la opinión de sus partidos, sin temor a represalias. Y un modelo económico que promueva la creación masiva de riqueza, facilitando la inversión, promoviendo la competencia, y acabando con los privilegios y protección a grupos empresariales incompetentes, subsidiados con los dineros de los más pobres.
Más democracia y más riqueza sólo es posible, con más libertades partidistas y más libertades empresariales, que permita que más ideas sean oídas y más empresas sean creadas.
Que los hombre y mujeres sin miedo a competir, en las diferentes áreas de la vida nacional, sean las que construyan el futuro.
Requerimos de personas como Andrés Galárraga, que lograron destacar, sin la protección del Estado, sin estar adulando, ni jurando lealtad a un político, sólo con resultados, con jonrones bateados y juegos ganados. En la pelota eso es posible, porque esa actividad no esta, por ahora, regulada por el Gobierno, por los políticos. No son ellos los que dicen quien juega o no, ni regulan los salarios de los jugadores. Los políticos allí, tienen su boca cerrada, por eso en la pelota destacamos.
Queremos creer que es posible, por nosotros mismos, si trabajamos duro, progresar y construirnos un mejor futuro. Que hay esperanzas, que es posible soñar.
La mayoría del liderazgo político opositor, quieren al comunista fuera del poder, pero no se arriesgan a que su salida signifique una amenaza al viejo estado de cosas. Nada de consultar a la gente por primarias, no quieren que nuevos lideres surjan, buscarán consenso entre ellos, para repartirse el poder.
Y si las cosas no cambian en la oposición, seguirá gobernando Chávez.
Dirección-E: [email protected]