Obama e Israel

Enfriamiento de las relaciones Obama-Israel:

Obama, tras intervenir en una convención anual de la mayor organización del lobby judío en Estados Unidos (AIPAC,American Israel Public Affairs Committe) y garantizar el tradicional apoyo incondicional de EE.UU. a Israel y reafirmar que “Jerusalén seguirá siendo capital indivisible de Israel», habría conseguido el rechazo de las distintas facciones palestinas.

Ello, aunado con las acusaciones vertidas por los países árabes de una tácita complicidad con Israel en la «Operación Plomo Fundido» (invasión de la Franja de Gaza) y de un deslizamiento del Gobierno de EE.UU. hacia posiciones prosionistas por la presunta pertenencia al «lobby» judío de parte de los miembros de su Gabinete, habría obligado a Obama a enviar un enviado especial a la zona (el ex senador Mitchell) para intentar impulsar las negociaciones de paz tras los previos sondeos de rigor , pero tras los escaso avances conseguidos tras un año de conversaciones a tres bandas, la situación se habría agravado con la constitución por el primer ministro Benjamin Netanyahu de un Gobierno de Coalición poco proclive a las tesis palestinas y partidario de continuar la política de expansión de asentamientos judíos.

Así, cuando se suscribieron los Acuerdos de Oslo, 100.000 colonos poblaban Cisjordania y en la actualidad serian 300.000 , aunado con la prevista culminación del Muro de Cisjordania que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este, (donde unas 60.000 casas palestinas podrían ser demolidas al carecer de permisos oficiales y habría unos 200.000 colonos más que en 1.993) a pesar de la “extenuante presión norteamericana“ para finiquitar los mismos, lo que previsiblemente conllevará un enfriamiento de las relaciones de Obama con el estado de Israel.

Apertura del proceso de Paz palestino-israelí

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que “no había alternativa a las negociaciones para asegurar la paz, y que cualquier medida unilateral tomada por los palestinos dejaría sin efecto acuerdos previos”. Con estas premisas y bajo presión de Rusia, Obama se vería así obligado a participar personalmente en el proceso de negociación, con el objetivo de establecer las bases para la creación del futuro Estado Palestino (previo reconocimiento del Estado de Israel por parte Palestina) y que podría concluir con la firma de un Tratado de Paz entre el nuevo Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu y el nuevo Presidente de la Autoridad Palestina (que sería el representante del nuevo Gobierno de Unidad que surgiría tras la inevitable aproximación de Hamas y Al Fatah).

Dicho Acuerdo, contaría con las bendiciones políticas de Egipto, Rusia, Siria e Irán y como colaboradores económicos necesarios en la reconstrucción de Gaza a Arabia Saudí, EE.UU., UE, Japón, y Emiratos Árabes (con un costo aproximado de 2.000 millones de US$) y debería ser global y vinculante para todos los países del área geopolítica de Oriente Próximo y lograr la instauración de un nuevo «status quo» en la zona («Pax obamaniana»), una vez resuelto el contencioso nuclear de EE.UU. con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Esta operación contará con la inicial oposición del influyente lobby judío de EE.UU., pero que terminará aceptando, al recibir Israel como contrapartida, las bendiciones de EE.UU. a la culminación del Muro de Cisjordania (que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este) y el incremento de la ayuda económica cifrada durante la Administración Bush, en unos 3.000 millones de dólares de ayuda, (monto que representa casi el 2% del PIB de Israel); pero la paz será inestable y su duración dependerá de las negociaciones de Israel con Siria para la devolución de los Altos del Golán y de la futura actitud de Hisbolad y Hamas, pues si ambas formaciones persisten en sus ataques a territorio israelí, violando la “ sacrosanta seguridad» exigida por la población judía, podría incrementarse la tensión en la zona y reeditarse la ”Operación Plomo Fundido”.

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