Reflexiones 2017

“Siempre hay ángeles anunciadores que declaran 
su mensaje de las buenas nuevas en medio de la
angustia, que esparcen su semilla de bendición que 
va a brotar algún día entre las tinieblas; 
y ellos nos llaman a la esperanza”.
-Delp

Como ya es costumbre, el último escrito del año de Gerencia en Acción, está dedicado a realizar algunas reflexiones sobre la realidad nacional y el comportamiento humano prospectivo.

El Adviento lleva a la humanidad a un cumpleaños. En navidad se celebra a Él, por medio de la conmemoración de su nacimiento, quien dijo que vino a librar a los oprimidos y presos, para curar corazones dolientes, y estar al lado de los olvidados: Jesucristo.

Él muestra que Dios no está en algún sitio lejos, sino cerca de la gente, como una persona que ha venido a visitar. Como un hermano que vive y sufre solidariamente. Como quien ama a sus semejantes, pues parte de estar convencido que todos somos «nosotros» (nos-otros: los otros que son nuestros, por ende: no de otros). Este alguien está acercando a los creyentes, incluyendo a la persona que en este momento está leyendo este escrito. Él camina al lado de todos, no importa cuán difícil sea el camino, no importa cuán obscuro ni largo. Guiará al destino de cada persona, grande o bonito. Y cuando se llegue a ese sitio, se podrá decir ”ahora todo está bien, todo tenía su propósito”.

Es importante que se comprenda la importancia de guiar la vida con la palabra de Dios, porque ella es la verdad, muestra lo que Dios es, lo que quiere para la humanidad y enseña las verdades eternas. Si no se basa la vida en la verdad, no se puede tener la luz, ni la paz de Dios.

Debido al estado de desánimo y de tristeza de la gran mayoría de los venezolanos por la crisis y el caos que se están atravesando, que pareciera ser que está minimizando el espíritu de la navidad que siempre se había puesto de manifiesto en Venezuela, a continuación se transcriben algunos consejos de Ana I. Laguna (con algunas modificaciones y actualizaciones de parte del equipo humano de Gerencia en Acción) para superar tal situación y publicados en “El Carabobeño”, recientemente para superar los estados de tristeza y depresión, pues para ser felices es importante aprender a encontrar la felicidad en las pequeñas cosas del día a día. Admitámoslo, hay días, en que muchas personas se levantan sin fuerzas. Sin ánimos para hacer frente a la jornada diaria. Son esos momentos donde abraza la tristeza y ahoga a esas personas con su manto de debilidad. No se debe permitir esta situación. Entonces, revisemos sus recomendaciones:

1er. Consejo: aceptar el desánimo…pero se obliga a irse.

Aceptar para asumir. Y asumir para vencer. Una sencilla regla de tres que vale la pena entender para aplicar en el día a día. Psicólogos y psiquiatras dicen que el momento del día en que más suele vencer la tristeza o el desánimo, es en la mañana.

Son esos momentos en que algunas personas se sienten sin fuerzas y sin motivación alguna para salir de la cama. Se debe ir con cuidado para no dejarse atrapar por esa sensación.

Se describen algunas claves básicas: al abrir los ojos y despertar, se debe recordar aquello que hace daño o que desanima. Ese “bajón” matinal quita fuerza para salir de la cama con la energía necesaria.

Lo que se debe hacer cuando se siente ese “muro” en la mente, es reconocer primero que no se está bien. Se sabe que hay un problema. Algo que entristece, que quita fuerza. ¿Se vence ese “muro” quedándose en la cama? En absoluto.

Hay que tomar conciencia de que lo último que se debe hacer es dejarse atrapar por esos pensamientos negativos. La tristeza se vence poco a poco y con pequeños logros cotidianos: salir de la cama y arreglarse lo suficiente para lucir guap@ ante el espejo. Se debe reconocer que el valor personal significa mucho más que esa tristeza, y que la vida, está para vivirla, no para llorarla o rendirse.

Hay cosas que entristecen, pero se debe abrir la ventana y permitir que se vayan poco a poco para permitir que se respire mejor.

2do consejo: buscar la ilusión en el día a día.

Puede que hoy el día esté nublado. Que amenace tormenta y que no se tiene gana de nada. Pero, ¿se gana algo quedándose en la casa viendo cómo llueve?

En absoluto. No importa que el cielo esté negro, que hoy se tengan más ojeras que ayer en tu rostro. O que ya no se tenga al lado a esa persona que antes te hacía feliz. Es el momento de buscar nuevas ilusiones, de emprender nuevos proyectos. La ilusión se enciende cada día a través de pequeñas ideas que pueden llevar, a su vez, a grandes posibilidades.

Al despertarse, se debe pensar en algo que gustaría hacer hoy. Caminar por el parque, ir de compras. Llamar a es@ amig@ que hace tiempo que no se ve. Comprarse un libro nuevo. Probar un nuevo corte de pelo o inscribirte en ese curso que siempre has tenido  interés.

Cualquier cambio que se pueda hacer hoy, será un puente nuevo construido hacia la felicidad esperada del mañana. Vale la pena intentarlo.

3er consejo: la importancia de “saber dejar ir”.

Seguro que se sabe a que se refiere la idea de “dejar ir”. Algunas personas pasan ciclos, etapas, instantes de la vida donde se ha estado unid@s a otr@ ser. Más tarde, se distancian y se inicia un nuevo ciclo.

Hay quien no asume dichos finales: la ruptura de una relación, la pérdida de un familiar, el abandonar una ciudad, un trabajo, una residencia, una amistad…

La vida es un conjunto de cambios continuos y, como tales, se han de asumir que, en ocasiones, hay que dejar a un lado el pasado para mirar hacia el futuro. Y eso cuesta, no es fácil. Cuesta desprenderse que quien se amaba hasta hace poco. No es fácil salir de un escenario y tener que irse a otro. Es difícil dejar los recuerdos para fijarse en el mañana de otro modo.

¿Cómo conseguirle entonces la salida a esto? ¿Cómo “dejar ir” lo que se era o tenía ayer? Con valentía, con ilusión y con una buena autoestima. Se debe pensar que la vida, es como una gran sala llena de puertas a las que se puede asomar y entrar. La vida es como aquella habitación descrita por Lewis Carroll en su cuento “Alicia en el país de las maravillas”: en todas las paredes había puertas y más puertas, pero Alicia no sabía cuál abrir; sin embargo, para proseguir… tenía que abrir, asomarse y entrar por alguna…”

No se puede quedar atrapad@ en un baúl de recuerdos. Hay que asomarse a esas puertas de la esperanza.

4to. Consejo: renovarse, quererse a uno mismo.

La vida es un cambio continuo, y la tristeza se vuelve mucho más peligrosa si las personas se quedan quietas. Si se quedan en la casa sin salir, sin ganas de hablar con alguien. Buscando el refugio de las lágrimas.

Hay que evitarlo. Todo esfuerzo por vencer la desesperanza liderará -sin duda- de caer en una depresión. Hay que mentalizarse en que todas las personas merecen ser felices, incluyendo en primer lugar al@ lector@ de este espacio.

Hay que renovarse con nuevos proyectos. Hay que buscar en el interior de las personas y descubrir aquello que siempre se ha querido hacer, y que nunca se han atrevido a realizar. ¿Un viaje sol@? ¿Buscar trabajo en otra ciudad?

Vivir es asumir retos, se necesita valentía para vencer la tristeza. Se puede lograr, porque las personas se lo merecen. No hay que dudarlo.

La Navidad es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino conduzca a la paz.

Entonces, aun en medio de angustias, premuras y limitaciones, se debe declarar siempre un mensaje de buenas nuevas que esparzan su semilla de esa bendición que brotará entre las tinieblas del presente: tener esperanza que así será. Hay que partir de que Él guía (grande y bonitamente) al destino de cada cual y cuando se llegue al destino se dirá: “¡ahora todo está bien, todo tenía su propósito!”; de aquí que los creyentes en el Niño Jesús están persuadidos de que todo lo que ha acontecido y lo que acontece mostrará su efecto en el futuro y por ello se está convencidos de que habrá prosperidad: bonanza y dicha, holgura y paz, pues todo está bajo la conducción de Él.

A nuestros asidu@s lector@s que el Niño Jesús le traiga los mejores momentos de paz, amor y tranquilidad. En su grupo familiar y de amistades.

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO