En los tratamientos ofrecidos en las clínicas de reproducción, es de uso corriente
la hiperestimulación ovárica controlada, la cual consiste en el uso de medicamentos, algunos por vía oral y otros por vía parenteral con el fin de estimular el crecimiento y desarrollo de folículos ováricos, vigilar su evolución con ecografías seriadas (generalmente transvaginal) hasta alcanzar un tamaño promedio de 2 cms, lo que nos hace pensar que un óvulo maduro debe estar presente en cada uno de estos folículos estimulados médicamente y que estos óvulos, en ese momento, estén listos para su salida del recinto folicular , pasar a la trompa de Falopio y allí ser fertilizados por los espermatozoides que, por lo general, están a la espera de su llegada como el novio que espera a la novia en la puerta del altar, para completar el acto sublime de la creación; la unión de la célula sexual masculina (espermatozoide) con la célula sexual femenina (óvulo) para la formación de un nuevo ser.
En los ciclos naturales no se utilizan medicamentos para estimular la ovulación, si no que aprovechamos el proceso normal que las mujeres normoovulatorias cumplen cada mes; hacemos un seguimiento ecográfico periódico comenzando los mismos con el período menstrual, en donde observaremos los ovarios en reposo, es decir, no existe actividad folicular; luego realizamos ecografías sucesivas hasta observar un folículo dominante, aproximadamente de 18 mm y, por lo general, tendremos una línea endometrial por encima de 8mm; y es en ese momento que inducimos la ovulación con 10.000 unidades de Gonadotropina Coriónica Humana (HCG), que es una hormona obtenida de suero de mujeres embarazadas, la cual tiene una estructura molecular similar a la hormona Luteinizante (LH), la cual es producida por la hipófisis en los ciclos naturales para provocar la ovulación. La observación y análisis del endometrio son importantes, ya que la misma nos da una idea del estado en que se encuentra la cavidad uterina para la recepción del embrión.
La hipófisis o glándula pituitaria es una importante glándula de secreción interna, localizada en el interior del cerebro, en la silla turca y, tiene como función, la producción de múltiples hormonas, las cuales actúan a distancia regulando así la función de los órganos blanco que son aquellos en donde tienen injerencia las hormonas respectivas.
Pasadas 35 horas de la colocación de la hormona HCG, procedemos a la aspiración del folículo, por lo general, bajo sedación endovenosa, aunque se podría realizar con anestesia local, y bajo visión ecográfica, aspiramos el liquido que se encuentra en el interior del folículo (líquido folicular); ese líquido es minuciosamente evaluado bajo microscopio para el reconocimiento y posterior extracción del óvulo, el cual en ese momento debe encontrarse en un período de madurez, conocido como metafase II, y es únicamente durante ese estadio, en que el óvulo puede ser fertilizado por el espermatozoide.
Realmente trabajar la reproducción asistida con ciclos naturales no es sencilla; amerita escoger adecuadamente la paciente ya que probablemente no a todas se les pueda ofrecer el procedimiento, y también es necesario, una gran experiencia del personal médico que realiza el seguimiento ovulatorio, elegir el momento preciso para la colocación de la hormona inductora de la ovulación, y mucho más importante, un excelente personal de laboratorio que tenga la capacidad de recuperar el único óvulo del ciclo, fertilizarlo adecuadamente, observar el desarrollo embrionario, y transferirlo limpiamente al interior de la cavidad uterina.
Posteriormente, es imprescindible la prescripción de medicamentos adecuados para suplir la fase Lútea, que es aquella en la cual el ovario, por intermedio del cuerpo lúteo, que es el elemento en que se transforma el folículo, luego de haberle extraído el óvulo, producirá las hormonas necesarias para el mantenimiento del embarazo hasta la formación de la placenta, quien será la encargada, en el momento correspondiente, de conducir el embarazo hasta el nacimiento del bebé.
El uso del ciclo natural es una tendencia que han tomado algunos grupos de trabajo en estas áreas del conocimiento médico, y probablemente con el advenimiento de la maduración in vitro de los ovocitos, lo cual trataremos en otras entregas, se convierta en una herramienta de elección en los tratamientos ofrecidos a las parejas con problemas de reproducción.