Sobre Consejos y Vanidades

Consejos para Esposos

Leyendo una revista estadounidense, me encontré diez consejos “para mantener una esposa enamorada”. Son lo especial de un aviso bastante ingenioso, y a la vez una muestra de esa sabiduría popular en píldoras, tan en boga en nuestra época. Pensé que a ustedes les divertiría enterarse de cómo los hombres, (porque este es un aviso escrito: “por y para hombres”), conciben la psicología femenina. Helos aquí.

1)Cada mes, en el aniversario de su matrimonio, tráigale una rosa, (una docena cuando cumpla años); 2) Póngase celoso del plomero, del repartidor del abasto, del hombre que viene a medir la luz. En fin, de todo hombre que se acerque a su esposa; 3) Levántela de vez en cuando en peso, como si fuera el día de bodas y están ustedes por primera vez cruzando el umbral del hogar; 4) Dígale que ella no necesita maquillaje; 5) De vez en cuando, póngase romántico, tanto de día como de noche; 6) Dígale con frecuencia que la ama, pero sobre todo, en circunstancias extrañas, como cuando ella le está cambiando los pañales al bebé; 7) No la llame por su nombre: ¡Petra! ¡Ana! sino “mi amor”, o “cuchi-cuchi”, o cualquiera de esos apodos cariñosos que los hombres saben inventar en un dos por tres; 8) Cuando alguien observe: “¡Qué lindos niños!”, en el acto responda: “Naturalmente, se parecen a su madre”; 9) Cuando su suegra venga de visita, (si vive con usted olvídese de todos estos consejos), abrácela y dígale: “Mientras más la conozco a usted, más me doy cuenta por qué su hija es tan extraordinaria”; y 10) Regálele, (aquí el producto patrocinante del aviso), para que ella termine de convencerse, que usted la ama más que nada o nadie en el mundo.

Esas son, pues, “las llaves para mantener una mujer enamorada”, recopiladas, con su poquito de ironía, por el ingenio del departamento de creación de una agencia de publicidad. Pero, a todas estas, ¿no creen ustedes que sería muy grato, para la mayoría de las esposas, si sus maridos siguieran por lo menos cinco de esos diez consejos? Estoy seguro que sí.

La Vanidad Positiva

Se dice que todos tenemos, por pequeña que sea, una dosis de vanidad, tanto los hombres como las mujeres. También se habla de que los santos han vencido su vanidad, (aunque tal vez lo que han hecho es colocarla en el mejor sitio de todos); pero como ni ustedes, amigos lectores, ni yo somos santos, ni conozco a nadie que estando vivo lo sea, lo que podemos es, tratar de ser “vanidosos positivos”. En el sector de la féminas, una vanidosa positiva es una mujer que sabe ser elegante por contraste, a la extravagancia de las demás, que se peina con sencillez al lado de aquellas señoras, (y señoritas), que abusan del moño y truculencias en sus cabellos; que deja en su gaveta alguna de sus prendas, aunque sean todas muy lindas; que prefiere un anillo de bella fantasía a un brillante minúsculo; que no va el mercado con rollos en la cabeza, “para estar elegante en la noche”; que cuida la ropa “que no se ve” tanto como la que sí se ve.

En el otro bando, el de los varones, un vanidoso positivo es, un hombre que prefiere comprar cosas bellas para su casa, que cambiar de automóvil todos los años; que satisface su vanidad más con la elegancia de su esposa, que con la suya propia; que discute con pasión en tertulias grupales, sólo aquellas cosas que de verdad valgan la pena, y no todas para llamar la atención; que se viste decentemente y con conformidad, sin importar la marca de la vestimenta; que asiste a las fiestas por gusto, y no por estar dentro de un determinado grupo social.

Sea pues, todo lo vanidoso o vanidosa que quiera, pero ponga su vanidad donde es debido y nadie se lo reprochará. Al contrario, pensarán que usted es un ser maravilloso… y tendrán razón.

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