El conflicto es parte de la dirección, el seguimiento, la actuación y el pensamiento de la organización. Es inevitable en las organizaciones en que el personal con diferentes obligaciones, capacitación y perspectivas intentan coordinarse.
D. Tjosvold, Profesor de Comportamiento Organizacional Simon Fraser Universiity
Aprender a reconocer los conflictos, manejarlos adecuadamente, reconocer las emociones que provocan minimizando las consecuencias negativas y potenciando las positivas.
Los conflictos surgen y acompañan a lo largo de toda la vida, no hay que entenderlos siempre como algo negativo, ya que los conflictos pueden ser positivos. De hecho, hay conflictos interpuestos intencionalmente con la finalidad de mejorar las condiciones existentes. Entonces, es un reto de efecto beneficioso. Es decir: no todo conflicto es un problema ni una amenaza. A este tipo de conflicto se le denomina «positivo».
¿Cómo manejar y tener un buen manejo de los conflictos?
En lugar de aplicar técnicas de negociación y manejo de conflictos, se opta por prorrogar el momento de la resolución, evitando la confrontación. Puede ser la manera más apropiada de solucionar un desacuerdo donde no tienes interés de participar, bien sea por falta de opinión o tiempo.
Son cuatro los pasos para convertirse en un equipo y una organización con actitudes más positivas hacia el conflicto. 1) Los gerentes y demás integrantes del recurso humano de la organización desarrollan una convicción compartida de que el conflicto positivo puede ser útil para ellos y sus organizaciones; 2) Adquieren una base de conocimiento común respecto al control de conflictos; 3) Trabajan juntos para reforzar su apreciación de su diversidad y ponen en práctica planes para que su equipo sea más positivo hacia el conflicto; y 4) Estimulan el mejoramiento continuo de todos los procesos, tanto operativos como administrativos. Aquí, amplían el conflicto positivo, de manera que sus seguidores directos y otros miembros de la organización comprendan y utilicen esta técnica.
Usualmente al hablar de conflictos hay quienes los ven como si fueran sinónimo de problemas, se describen muy brevemente para diferenciarlos:
Problema: estado de tensión o malestar que surge entre dos personas o más, porque tienen los mismos o contrarios, intereses, a lo que no encuentran una solución compatible con igualdad entre ellos.
Conflicto: una cuestión de difícil solución entre dos o más personas donde ambas tienen o creen tener la razón.
Es muy importante identificarlos para poder solucionarlos.
Existen ciertos procedimientos en las empresas para intentar la minimización de los conflictos organizacionales, en dichos procedimientos se pueden identificar las siguientes fases:
Se debe evitar actitudes defensivas. La actitud defensiva es un intento inconsciente de aliviar los sentimientos de vergüenza e inseguridad. Estos vienen provocados por un «ataque» percibido. Para protegerse de estas emociones desagradables, las personas pueden, a menudo inconscientemente, emplear tácticas como negar la responsabilidad.
Se debe buscar una solución lo más pronto posible. analizar las causas: tener presente el porqué del conflicto, todo lo que ocurre tiene una o varias causas, saber analizarlas ayudará a resolver la situación. definir objetivos para actuar: antes de emprender cualquier acción, se debe tener claro lo que se quiere conseguir en esa situación o conflicto.
Construir una nueva opción alternativa con la otra persona involucrada en el conflicto y definir objetivos para actuar. Esto evita las críticas y las posturas defensivas. Las críticas negativas provocan sentimientos como ira, enfado y tristeza. Sin embargo, aunque muchas personas las encajan bien, otras no lo consiguen. Nunca es tarde para aprender a enfrentarse a las críticas negativas y que, en vez de convertirse en grandes enemigas, ayuden a mejorar.
Acercarse a la otra persona. Dentro del proceso de la solución del conflicto es muy importante establecer una relación de amistad sincera con la otra persona. Por ningún motivo se debe evitar a quienes tienen posiciones diferentes, por cuanto de la diversidad pueden salir ideas muy valiosas para la solución definitiva de los conflictos organizacionales.
Hay que tener una conversación asertiva, por medio de una relación empática entre las personas involucradas en la situación, se debe evitar mantener comunicaciones difíciles cuando el nivel de las emociones esté alterado.
La comunicación tiene una gran importancia en los conflictos y en el manejo de los mismos, pues ésta hace parte fundamental de todas las etapas del desacuerdo y de la intervención de terceros ajenos al problema, que participen como mediadores y conciliadores en búsqueda de una solución.
Evaluar la importancia de la “batalla” Hay cuatro elementos para la realización de la evaluación de un conflicto: el análisis del contexto externo y la identificación de cuestiones; la identificación de las causas, los factores impulsores y los factores desencadenantes; el análisis de las partes en conflicto y la identificación de la dinámica del conflicto.
Se debe analizar si se quiere mantener la posición personal, la cual puede agravar la situación real del conflicto, por cuanto no se presentan las posibles opciones de apertura y -como consecuencia- no se da el acercamiento entre las partes en conflicto, surgiendo así un problema.
La única manera de resolver un problema (que no es un conflicto) es escuchar atentamente lo que la otra persona está diciendo e intentar entender por qué o para qué lo dice. Cuando alguien está enojado, para diluir su ira, no hay nada mejor que escucharle hasta que se haya desahogado y empiece a calmarse.
Para proceder correctamente se debe tener en claro que «análisis» es la división de un todo en cada una de sus partes para poder escudriñar y comprender cada una en sus entrañas y luego de ello se pasa a reensamblar el todo para poderlo concebir como lo que es realmente. Sin esto: ¡no se podrá resolver…!
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