VICTOR SALMERON
EL UNIVERSAL
Impulsado por el precio estelar del petróleo el tren de la economía está en movimiento desde 2004, no obstante, la pregunta de fondo es si en esta oportunidad las autoridades venezolanas serán capaces de darle continuidad y calidad al crecimiento, a fin de crear suficiente empleo y mejorar la distribución de la renta.
Una tarea urgente es elevar los recursos que se destinan a la inversión, es decir, a adquirir equipos, maquinarias y todo aquello que permite aumentar la producción en el futuro, y es que las cifras del Banco Central indican que después de ajustar por la inflación, este indicador, si bien crece 32% respecto a 2004, es 3,3% menos que en 1998.
Medida en términos del PIB la caída es de 3,1 puntos. Dado que la inversión es uno de los principales combustibles del crecimiento, menos inversión deberá significar crecimiento más lento en el futuro y los analistas no dejan de observar que en 1998 el petróleo, la variable que mejor explica la economía venezolana, se mantuvo en un precio promedio de 10,7 dólares, mientras que en 2005 alcanzó los 45,3 dólares.
¿Cómo es posible que la inversión de 1998 fuese mayor? El Banco Central no difunde la cifra de cuánto es inversión pública y cuánto corresponde al sector privado, pero tomando en cuenta el cortocircuito entre los empresarios y la administración de Hugo Chávez, así como una larga lista de factores estructurales, todo indica que el dinero privado no fluye adecuadamente.
«Si no invierten unos vendrán otros a invertir. Si los empresarios venezolanos no se mueven se van a quedar atrás, eso se lo digo a los compañeros de Fedecámaras», advirtió en diciembre el ministro de Planificación y Desarrollo Jorge Giordani.
Una baja inversión privada es problemática. En 2000 un estudio financiado por el Banco Mundial analizó el desempeño de cincuenta países en desarrollo durante el período 19701998 y determinó que existe una correlación entre el crecimiento promedio y la proporción de lo que invierten los empresarios respecto al PIB.
Los economistas Rodolfo Méndez y José Gregorio Pineda, en una investigación incluida en el libro Crecimiento económico en Venezuela : bajo el signo del petróleo (BCV) explican que «los mayores grados de crecimiento y desarrollo que diferencian a los países industrializados de los países subdesarrollados se asocian fundamentalmente a su mayor diferencial entre la inversión privada y la inversión pública, a favor de la primera».
Esto indica que sólo si los empresarios cambian de parecer y comienzan a invertir masivamente, será posible revertir la pobreza y darle trabajo formal y bien remunerado a los 4,8 millones de venezolanos que sobreviven en la informalidad, a los 1,2 millones que no tienen ocupación y a los 400 mil jóvenes que cada año ingresan al mercado de trabajo.
En los últimos doce meses la economía venezolana ha creado 542 mil nuevos empleos, un ritmo que necesita acelerarse para aumentar la prosperidad.
Analistas consideran que el ambiente de conflictividad política en Venezuela, así como la puesta en marcha de un modelo de economía donde los precios, las tasas de interés y el acceso a dólares están controlados, impactan las decisiones de inversión, pero existen otros factores.
En 2003 el Foro Económico Mundial analizó la eficiencia de las instituciones para favorecer el clima de inversión, y Venezuela ocupó el puesto 82 en una lista de 102 países.
En Venezuela un empresario debe esperar aproximadamente 119 días y superar 14 tipos de procedimientos para instalar un negocio, mientras que en los países de la OCDE, el promedio es de 30 días y seis procedimientos.
El economista Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, añade otro elemento y señala que «en Venezuela no existe un proyecto de país compartido por toda la sociedad, superar esto es esencial para que haya inversión privada y por tanto empleo, aumento de la productividad y mejores salarios».
El salto estelar de las importaciones, que se ubican en el tope para los últimos nueve años, sugiere que una parte importante del aumento del consumo está siendo atendido con compras al exterior.
Analistas explican que un clima favorable para que los empresarios comiencen a instalar nuevas plantas en el país, y amplíen la producción es esencial para mantener encendido el motor del crecimiento.
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