¿Sabían ustedes que nuestro hermoso país es considerado en el mundo, como una de las tierras más emprendedoras por su gente?
Según mediciones internacionales, los venezolanos poseemos un espíritu emprendedor excepcional, que podría pensarse como el mejor caldo de cultivo para que surjan empresas y se promueva el desarrollo. Si esto es así, ¿por qué Venezuela sigue siendo un país con pobres resultados económicos y sociales?
El índice de actividad emprendedora (TEA, por sus siglas en inglés) es el producto de investigaciones realizadas en 41 países y coordinadas por un consorcio académico, denominado Monitor Global de la Iniciativa Empresarial, que dirigen dos destacadas Escuelas de Administración: Babson College y London Business School. El índice se obtiene, al contrastar el número de personas que registran una nueva empresa, con el de aquellas que empiezan un nuevo negocio dentro de una empresa ya establecida. En 2005, Venezuela alcanzó el primer lugar con TEA de 25%, su seguidor más cercano fue Tailandia, con 20,7%. En 2007, aunque el índice del 20% obtenido por Venezuela, fue superado por Tailandia, Perú y Colombia, el país se mantuvo entre los de mayor actividad emprendedora. (Fuente: Debates del IESA).
Sin duda alguna, eso es motivo de orgullo; sin embargo, el hecho de ser competitivos y sostenibles a través del tiempo, exige más que un número crecientes de nuevas empresas o iniciativas emprendedoras de mayor envergadura.
Más que ampliarles con una cátedra de economía –de la cual no soy experta-, deseo reflexionar con ustedes, el por qué siendo tan emprendedores, no logramos alcanzar índices de crecimiento, desde una perspectiva de espíritu y conciencia, de cultura gerencial o liderazgo?
A las pruebas nos remitimos: donde hay sondeos que revelan que, en Venezuela, hay un alto porcentaje de negocios que no sobreviven a los tres años de operaciones. Otro hallazgo interesante es, que en los países cuya proporción de emprendedores por OPORTUNIDAD es mayor que los emprendedores por NECESIDAD, registran un menor porcentaje de fracaso de nuevos negocios. Los emprendedores por NECESIDAD recurren al autoempleo como alternativa de sobrevivencia; esto redunda en una menor calidad de vida, ya que son negocios pocos diversificados que no aportan mayor valor agregado a la economía; en cambio, el emprendedor por OPORTUNIDAD desarrolla su proyecto, sin la urgencia del emprendedor por NECESIDAD. Por lo general, posee un grado superior de estudios, tiene mejor posibilidad de realizar sus aspiraciones y está en mejores condiciones de acceder a un crédito y desarrollar una estructura empresarial sólida. Venezuela, obviamente, representa ser un país con tendencia a tener más emprendores por NECESIDAD que por OPORTUNIDAD.
Otra reflexión importante es, la estrategia o cultura gerencial del venezolano; si bien es cierto que nos caracterizamos por tener una disposición de vencer el miedo y pesimismo…, y más allá, a ser ejemplos de buenas prácticas en tener la flexibilidad y capacidad de adaptarnos y sobrevivir al entorno cambiante, en el cual estamos sometidos. También es cierto, en cuanto a las debilidades, asumir con humildad según experiencias su tendencia a la improvisación o de la negligencia para planificar, su informalidad y oportunismo. Si hay un personaje que pudiera perfectamente describir lo que estoy haciendo referencia, era en aquel personaje popular de una telenovela de los años 80: «Como vaya viniendo, vamos viendo». Lo que aquel personaje describía, de manera humorística y a ratos despectiva, como un rasgo característico de los tantos barrios de Caracas, que sobreviven en medio de la miseria, gracias a su viveza, mostraba también aptitudes para conducir una compañía, en medio de la incertidumbre: Flexibilidad, alerta ante la situación y capacidad de recuperación frente a las adversidades.
La lección es simple…No bastan los recursos materiales para que un país alcance el desarrollo económico y social. Se requiere sacar provecho de sus recursos, y eso se logra sólo a través del FACTOR HUMANO. Por ello muchos países invierten en la Educación, de manera que su fuerza laboral tenga el conocimiento, las capacidades y sus habilidades para enfrentar nuevos retos. Si aun lo dudan, los invito a ver la película INVICTUS, con el primer actor Morgan Freeman.
Feliz inicio de semana y que Dios los bendiga.
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(*) Asesora y Consultora de Mercadeo.
Directora de Gente Competitiva.