Venezuela y la nueva política norteamericana

Los diferentes gobiernos norteamericanos a lo largo de los últimos 60 años han ido paulatinamente incrementando la cantidad de mercancías que Estados Unidos compra y  vende en el mercado internacional y han ido impulsando – por la vía de la imposición, de la presión o de la negociación – una creciente liberalización del comercio mundial, como corresponde a quien quiere vender lo más posible al resto de los países del mundo. Sin embargo, sin perjuicio de esa política,  lo cierto es que la presencia comercial de Estados Unidos en el mundo contemporáneo ha ido en continuo descenso en el transcurso de los últimos 60 años. 

En 1948,  las exportaciones de Estados Unidos representaban el 21.7 % de las exportaciones mundiales. Cinco años después ese porcentaje había bajado al 18.8 %. En el año 1963, el porcentaje de las exportaciones norteamericanas en el total de las exportaciones mundiales bajó a 14.9%. Diez años después ese nivel se ubicaba en 12.3 %. En 1983 había alcanzado un porcentaje de 11.2%. En 1993 presentó un ligero aumento con respecto a la década anterior y alcanzó un porcentaje de 11.6 %. Pero en el año 2003, ya en el siglo XXI, el peso de Estados Unidos en el comercio internacional se había reducido al 9.8 % de las exportaciones mundiales. Para el 2014 ese porcentaje bajó al 8,8 %.

Hoy en día, por lo tanto,  el peso de Estados Unidos en el comercio mundial está en el nivel más bajo de los últimos 60 años. Y por primera vez en las últimas décadas Estados Unidos tiene un presidente que pregona abiertamente que pretende modificar toda la red de acuerdos que han conformado el cuerpo normativo del comercio internacional contemporáneo, de modo de generar no más liberalización comercial, sino más proteccionismo. Un intento de esta naturaleza afecta al conjunto del sistema económico mundial, pero no tanto  como cuando Estados Unidos controlaba el 20 % o más del comercio internacional. Hay hoy en día otros actores que tienen tanto o más poder comercial que Estados Unidos. La Unión Europea y China, fundamentalmente, y en menor medida, Japón y Rusia, países todos que reaccionarán en forma preventiva, defensiva y/o retaliativa.  Por lo tanto, estamos a las puertas de una gran modificación de la estructura, de los volúmenes, de las normas, de los canales y de los flujos del comercio internacional contemporáneo.

¿Cómo puede todo eso afectar a Venezuela?  Esa pregunta se responde analizando que puede pasar en el mercado petrolero internacional. Si la política proteccionista del Sr, Trump alcanza también a este mercado es dable suponer que Estados Unidos caminará hacia la autosufuciencia petrolera, incentivando la producción interna en desmedro de las importaciones. Eso implica incentivar la producción de los yacimientos petroleros convencionales y potenciar también la producción por la via del fraking, todo lo cual puede llevar a incrementar la producción  mundial de petróleo y a reducir más aún más las exportaciones venezolanas hacia el mercado norteamericano. 

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