Visión con Pasado

A veces el futuro está en el pasado. Cuando hablamos de modas y de tendencias, pareciera que luego de unos tantos años, las nuevas generaciones regresan sobre los gustos de sus abuelos o padres y vuelven a experimentar cosas como los pantalones de campana, lentes de sol extravagantes, los tatuajes, el cabello largo o totalmente rapado y cuadros y rayas en la ropa como si no hubiera alternativa.

Son un sin número de coincidencias con la historia, que parecieran demostrar, que nuestra creatividad está encadenada. Hace suponer que las modas, las historias, los movimientos sociales, tienden a ocurrir en ciclos, como péndulos. Lo que un día tuvo éxito y estuvo de moda, en algún momento será pasado-de-moda, y en otro, volverá a su gloria.

Esto demuestra que la imagen de un futuro probable se esconde en las experiencias y éxitos del pasado. Que en lugar de diseñar futuros totalmente nuevos, recurrimos a lo conocido y nos conformamos con la idea de alcanzar una visión que tuvo éxito y, que sin creerlo firmemente, esperamos se repita.

Imaginarse un futuro va más allá de plantear un enunciado motivador; tiene que crear ese espacio que no se parezca al pasado, que oriente los esfuerzos de la gente en pro de nuevas sendas. La visión y todo su andamiaje deben funcionar como las bases de una estructura sobre la que se construye el negocio, que expresen valores, propósitos y perfilen una historia distinta que, a su vez, llegue a ser un pasado exitoso y en futuras generaciones se persiga como un ideal a repetir.