Algunas tendencias probables en el campo de la formación de R.R.H.H.

Revisando solamente en el marco de las organizaciones, así como por medio de algunas lecturas, de contactos y de entrevistas, se ha tratado de identificar algunos elementos de los posibles escenarios futuros en cuanto a formación de recursos humanos se refiere, se ha comprobado que la demanda respecto a la formación y a los formadores está cambiando. No necesariamente en todas las empresas; pero si en un número creciente de empresas competitivas, independientemente de su tamaño o que sean nacionales o transnacionales representan puntos de referencias o de anticipación a las necesidades de formación de recursos humanos.

La formación profesional permanente constituye una obligación del país, reclama una formación inicial y una posterior, orientada a los adultos y a la juventud comprometida con la vida activa de la nación. Este tipo de formación representa el aprendizaje continuo, es decir la educación permanente, cuyo objetivo fundamental es permitir la adaptación eficiente de las personas a los cambios de técnicas y condiciones de trabajo, estimular su promoción laboral por medio del conocimiento de los diferentes niveles de la cultura y de la calificación personal y por supuesto a su contribución al desarrollo cultural, económico y social.

Es importante destacar que existe en las empresas competitivas las perspectivas económicas referente a la evolución de la naturaleza del empleo, de las inversiones en cuanto a aprendizaje se refiere y de la tecnología y de cualquier cambio importante que pueda afectar a algunos de estos elementos, relacionados con los programas de desarrollo y de formación. Los mismos se establecen sobre una base de tiempo determinada, en consecuencia, la determinación de objetivos precisos, la exposición explícita del proyecto, la definición de las respectivas funciones de las partes participantes y la administración de un índice de gestión, así como el seguimiento y control del proceso planteado. Es la forma más adecuada de desarrollar una cultura de aprendizaje en las empresas.

El programa de racionalización del adiestramiento establecido por el INCE, facilita la realización de programas ambiciosos para las acciones educativas que quieran implementar las empresas aportantes a dicho Instituto. Existe una perspectiva mucha más amplia en las empresas transnacionales, por cuanto le han dado un puesto de honor a la educación y a la formación industrial, debido a su puesto en el tablero internacional, además de un creciente consenso sobre cierto número de valores y sobre el espíritu emprendedor y su capacidad de progreso técnico; todo esto a condición de acompañarlos de una modernización laboral y de dominar los efectos de la tecnología en el empleo.

Por otra parte la apertura económica mundial constituye un punto de apoyo para reafirmar la importancia de los procesos de educación industrial. Un verdadero plan de educación industrial suministra un cierto número de orientaciones, de objetivos preeminentes susceptibles de ser aglutinantes, en resumen, unos elementos para permitir situarse a cada actor de dichos escenarios de aprendizaje como protagonistas del cambio para conducir mejor su destino, más que de padecer fatalidades.

La formación de recursos humanos visto desde esta panorámica es un instrumento estratégico para la construcción del porvenir, por cuanto representa una inversión social, la cual representa una reconquista progresiva de un alto nivel de empleo, única a una elevación general y una adaptación permanente de la capacidad a la reorganización del trabajo, a la reafirmación de las empresas exitosas y al desarrollo del mercado nacional de empleo.

Por otro lado, como dimensión de una estrategia competitiva de crecimiento económico y social. Dicha estrategia se relaciona con varios elementos significativos: la exportación y la inversión, en particular las inmateriales como la formación y la organización laboral, las cuales figuran explícitamente dentro de la modernización de las empresas, trae como consecuencia la formación de hombres en los nuevos cambios tecnológicos. Finalmente con la apertura económica, se hace necesaria un gran esfuerzo en los programas de educación y formación industrial. Sobre todo para aumentar la competitividad de los servicios y, para preparar al sector productivo hacia un creciente mercado competitivo el cual implica una optimización, una productividad y una rentabilidad creciente, progresos tangibles a nivel de calidad de los productos y servicios y, por supuesto, una capacidad real de trabajar.

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