Una gran proporción de empresas al final del año pasado y en el principio de este, han estado abordando su planificación para el año 2014. No obstante, con el entorno económico tan turbio como el que se visualiza, este ejercicio anual se presenta tan complicado que puede afectar, en mayor o menor dimensión, el desempeño empresarial.
Todas las empresas tienen una estrategia, aun cuando ésta sea informal, no estructurada y esporádica. En otras palabras: Todas las organizaciones se dirigen hacia algún lado, aunque, algunas no sepan a dónde van. El viejo adagio ¨Si no sabes a dónde vas, ¡cualquier camino te llevará ahí! ¨ nos recuerda, que con más frecuencia, las organizaciones utilizan conceptos y técnicas de administración estratégica, independientemente si las mismas son pequeñas o grandes, si son instituciones sin fines de lucro, instituciones gubernamentales o conglomerados multinacionales.
Como es sabido, la estrategia es una definición clara de lo que queremos hacer y cómo queremos estar, a corto, mediano y largo plazo. Significa tener idea de cómo podemos ganar el juego, incluso antes de empezar a jugarlo. Bajo esta óptica, pensar en estrategia en un entorno tan volátil y demandante de medidas urgentes como el que vivimos en Venezuela pareciera un contrasentido. Sin embargo, no solo resulta necesario, sino que de hecho es imprescindible contar con una guía que nos ayude a considerar y analizar esta situación tan caótica con la mente fría y desde una perspectiva global.
El crear una estrategia no significa escribir un documento lleno de frases vacías sin acciones concretas. La estrategia es algo muy serio, la estrategia adecuada puede marcar, sin lugar a dudas, la diferencia entre sucumbir al contexto agresivo o sacar provecho de él. Sin estrategia estamos a merced de lo que pasa a nuestro alrededor; mientras que, con estrategia seremos capaces de saber elegir, de poder decidir y actuar en consecuencia con un fin propuesto.
Son numerosos los ejemplos de empresas que han logrado consolidarse y hasta crecer exponencialmente en épocas críticas, incluso cuando todo su sector y sus competidores se encontraban inmersos en serios problemas.
Entonces, ¿dónde radica la diferencia? En tener una clara imagen de lo que se quiere lograr, de cómo queremos salir de esta situación y de cómo vamos a neutralizar las amenazas y aprovechar las oportunidades. Podrá sonar muy teórico; sin embargo, es de vital importancia que se comprenda este concepto antes de aprender cómo alcanzarlo.
De una vez por todas, las organizaciones deben reemplazar el enfoque reactivo por el proactivo en su industria o sector, y deben esforzarse por influir, anticiparse y causar los acontecimientos, en vez de solo responder a ellos. El proceso de administración estratégica constituye un enfoque lógico, sistemático y objetivo para determinar la dirección futura de una empresa. Por lo general, hay mucho en juego como para que los tomadores de decisión utilicen solo la intuición, al momento de elegir entre diferentes cursos de acción alternativos.
Así mismo, se debe tener presente, que cada una de las acciones que se tomen generarán una reacción; es decir, lo que hoy puede resultar una solución, podría traer consecuencias no deseadas en el futuro. Por lo tanto, si se piensa que lo importante en épocas de crisis es el ¨hoy¨, y no el futuro, también deberíamos reconsiderar esa idea.
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