Autenticidad, autoconciencia y empatía competencias de un buen directivo

El directivo se enfoca en la gestión y la complejidad organizacional. Sus responsabilidades incluyen establecer estrategias, planificar, asignar recursos y seguir procesos para alcanzar resultados tangibles.

Anónimo

La primera y más destacada característica de un buen directivo es su capacidad de liderazgo. Las personas deben ser conscientes de que sin tácticas y esfuerzos de liderazgo no pueden considerarse buenos directivos. Ser un gran líder significa ser responsable de lo que otros empleados practican detrás de él.

Como fue señalado en el párrafo anterior, el buen directivo de una empresa debe ser un líder. El liderazgo puede aprenderse y mejorarse con el estudio de su temática y con la práctica. Quien lidera coordina a los empleados bajo su mando, organiza e impulsa a todos los miembros de su equipo a trabajar en la misma dirección.

Son muchas las competencias que tiene que desarrollar un buen directivo que desea ser exitoso; sin embargo, hoy en día -y de acuerdo a lo complejo y complicado de los entornos empresariales– hay tres de ellas que significativamente son las más imprescindibles en su actuación como tal: autenticidad, autoconciencia y empatía.

La autenticidad consiste en identificar el yo subjetivo con lo que objetivamente se es, sin una separación entre lo que se es y lo que quisiera ser. El proceso de identificación se da a partir del autoconocimiento de cada persona (el conocerse a sí misma) y de aceptarse tal y como se es. La gente se quiere cuando lo hacen rectamente.

La autenticidad es un valor que hace referencia a la persona que dice la verdad, acepta la responsabilidad de sus sentimientos y conductas, es sincera y coherente consigo misma y con los demás. “Sólo sé tú mismo”, se ha escuchado esta frase en múltiples ocasiones; de hecho, hay una canción titulada “¡Sé tú mismo!» (interpretada por el compositor Trino Mora) y otra de los Beatles: “Let it be!” (“¡Déjalo ser!”: en abierta mención al “otro yo” de cada quien, al de la esencia individual. Basta conocer la letra para admitirlo así).

Suele ser una recomendación a actuar según la propia convicción, cuando se emprenden nuevos caminos o retos. Cuando se necesita del autoconocimiento y la autogestión para poder actuar con autenticidad. Esta frase se dice muchas veces sin pensar en las implicaciones de la misma, pero con ella se insta a ser fiel a sí mismo y a actuar acorde con lo que piensa y siente, lo cual conduce hacia el valor de la autenticidad.

En su entorno de trabajo, estas personas suelen ser entre otras cosas: a) Más productivas y proactivas. Dejan que sus ideas fluyan y ofrecen ideas y perspectivas innovadoras, que pueden ser de éxito para la empresa en el desarrollo de sus proyectos y procesos; b) Dejan fluir su conocimiento, ayudando y permitiendo el crecimiento y el desarrollo del talento en los demás; c) Destacan sus fortalezas y reconocen sus debilidades; d) Luchan por ser mejor y se mantienen en crecimiento; e) Promueven el trabajo en equipo; f) Son honestos y celosos con los activos de la empresa; y g) Contribuyen a que la empresa fomente y crezca en valores personales y organizacionales.

Estas competencias son de gran relevancia en todos los ámbitos laborales. Sobre todo, en aquellas áreas o ambientes que se refieren a un alto nivel de confidencialidad, de efectividad y productividad en las operaciones, preparación personal y académica, innovación y relación interpersonal, entre otras.

Otro ingrediente para ser un buen directivo es la autoconciencia. Entendiéndose como tal la capacidad de reconocer los propios sentimientos, pensamientos y comportamientos, así como comprender cómo están relacionados. Asimismo, esta capacidad implica reflexionar sobre la persona misma, conociendo las fortalezas, las debilidades y los límites que tienen en ciertas situaciones.

Igualmente, la autopercepción es fundamental para modificar o redirigir ciertos aspectos de la personalidad, además de ser uno de los pilares más importantes de la inteligencia emocional.

Ventajas de trabajar la autoconciencia. Trabajar la autopercepción aporta una serie de ventajas a nivel personal. Además de modificar ciertos rasgos de la personalidad, también fomenta el crecimiento individual-personal y la autodeterminación, pues son condiciones que hacen ser capaz de entenderse mejor y tomar mejores decisiones. De la misma manera, esta capacidad fomenta la autorreflexión y la identificac ión consciente de las emociones, así como a crear relaciones más sólidas con los demás.

Tipos de autoconciencia: 1.- Autoconciencia interna. Este tipo refleja cómo la persona ve sus propios valores, deseos, pasiones y aspiraciones, así como su relación con todo lo que le rodea. De esta manera, esta autoconciencia se basa en el autoconocimiento y la autocomprensión. Según varios investigadores, este tipo de autoconciencia puede estar directamente relacionado con una mayor satisfacción laboral, control personal y felicidad; y 2.-Autoconciencia externa. A diferencia de la anterior, ésta se refiere a la capacidad que tienen las personas para comprender cómo lo ven los demás. Con ello, son capaces demostrar empatía y cumplir con las perspectivas de los demás.

Para aumentar la autoconciencia es necesario comprender cómo es la reacción ante las personas y los hechos que forman parte de la vida de cada quien. En particular, se debe examinar los juicios, entender los sentimientos, saber cuáles son las intenciones y prestar atención a los actos.

La otra competencia que debe desarrollar un buen directivo es la empatía. Es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, la empatía permite ver las cosas desde la perspectiva del otro en vez de la propia.

También se puede conceptualizar la empatía como la capacidad de conectarse emocionalmente con las demás personas, porque permite reconocer, compartir y entender los sentimientos y estados de ánimo de otros seres humanos.

La empatía está vinculada con la capacidad de ponerse en el lugar del otro (“en sus zapatos”), conectar con sus necesidades y comprender su forma de actuar.

Suele aparecer como una reacción inmediata e inconsciente, porque una persona experimenta algo que le sucede a otro como si fuera un sentimiento propio. Sin embargo, esta cualidad puede estar más o menos desarrollada en una persona y es posible mejorarla hasta convertirla en hábito.

Entonces, una persona empática es aquélla que tiene actitudes positivas como escuchar a los demás cuando están atravesando una situación difícil, comprender cómo se sienten otras personas, solidarizarse y ayudar a quienes lo necesiten.

Las ideas y conceptos expresados en los párrafos anteriores son las competencias necesarias e indispensables para que un buen directivo sea exitoso en su gestión como tal.

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