De donde sacar más dólares

Super simplificando las cosas podríamos decir que uno de los problemas centrales de la economía venezolana actual, es que se quedó sin dólares. Aun cuando las exportaciones petroleras deberían aportar una cantidad más que suficiente de dólares como para mantener en funcionamiento una economía como la venezolana, el hecho concreto es que hoy en día hay escasez, inflación y falta de producción como consecuencia de la carencia de dólares. Una de las cosas casi milagrosas que ha logrado el régimen actual, es haber convertido a un país como Venezuela en un país pobre, que carece de muchas cosas y que no puede enrumbarse en una senda de crecimiento, a pesar de tener los ingresos petroleros más altos que se han presentado en toda su historia.

El Banco Central de Venezuela -por pudor o por presiones inaceptables en un organismo que debería tener mayores grados de autonomía- no ha publicado hasta el día de hoy la balanza de pagos con que cerró el año 2013. No hay cifras oficiales, por lo tanto, sobre el origen y la utilización  de las divisas que recibió el país en el año inmediatamente anterior. Hasta el año 2012, la costumbre institucional era que esos datos se publicaban, aun cuando en forma provisoria, en los últimos días del mes de diciembre. Ahora, nada. Impidiendo la publicación de la cifras se pretende ocultar la realidad.  Pero todo el circo de este año con Cadivi y con el Sicad I y II no es, sino la confirmación clara y nítida de que el país se quedó sin dólares y no hayan cómo repartir lo poco que queda.

Para que las cosas vuelvan a equilibrarse, se necesita que fluyan más dólares hacia la economía venezolana y que se gasten menos dólares en gastos que se pueden evitar. Es decir, la vieja receta de tratar de aumentar los ingresos y reducir los gastos. 

Para aumentar los dólares que fluyen hacia la economía nacional, las recetas no son muchas y no hay mucho de donde inventar. Hay tres mecanismos posibles: aumentar las exportaciones, aumentar le deuda externa, o aumentar las inversiones extranjeras que se realizan en el país. En otro contexto hubiera sido posible recurrir a los ahorros acumulados en los años de vacas gordas, pero en el caso de Venezuela, esos ahorros no existen. Se gastó en su  momento todo lo que se pudo, e incluso un poco más, por la vía de endeudarse. Ahora no queda nada.

La alternativa de aumentar las exportaciones es enteramente posible. Es posible aumentar las exportaciones petroleras, en la medida que se profesionalice la industria petrolera y se hagan las inversiones necesarias. También la exportaciones no petroleras son posibles, de aumentar en la medida que se tomen la medidas cambiarias correspondientes y en la medida en que se agilicen los procesos aduaneros. Seguir endeudándose no es tan  fácil, pues el sistema financiero internacional está más seco que hace algunos pocos años atrás, y el prestigio o la imagen de Venezuela, o por lo menos de este gobierno, no asegura la colocación de nueva deuda a una tasa de interés medianamente aceptable. Atraer inversión extranjera es bastante difícil en las condiciones actuales, donde el gobierno no deja sacar o repatriar las utilidades que ese capital obtiene de sus operaciones en el país.

El otro mecanismo de ajuste -que es el que en mayor medida trata de implementar el gobierno actual- es gastar menos en importaciones de todo tipo de bienes de producción o de consumo, con lo cual obliga a que los bienes correspondientes suban de precio –ya sea por su escasez y por el mayor precio de los dólares con  que se importan los insumos- y se reduzca, por lo tanto,  la capacidad adquisitiva o de consumo de la población. Paralelamente, se ha optado por retrasar el pago de  las deudas comerciales acumuladas, con lo cual se acelera el déficit de mercancías importadas, pues los proveedores internacionales no quieren seguir vendiendo nada a crédito a Venezuela.

Pero también hay otros mecanismos posibles de utilizar para reducir gastos. Se puede y se debe reducir la ayuda a las personas, movimientos, partidos  y gobiernos amigos en todo el mundo, que “chulean” abiertamente al gobierno venezolano. Se pueden reducir las ventas a crédito del petróleo a países extranjeros. No tiene sentido contraer deudas a elevadas tasas de interés, para poder canalizar crédito comercial barato a países amigos. Se  puede reducir la compra de armamento, que parece alcanzar a varios miles de millones de dólares, según declaraciones recientes de sus proveedores rusos. Se puede también adecentar la entrega de dólares, de modo que no veamos nuevamente la entrega de 20 mil millones de dólares a personajes todavía anónimos que hicieron importaciones chimbas, y cuyos nombres han pasado a ser secreto de estado para la actual administración.

Blog: sergio-arancibia.blogspot.com