El Conocimiento

De manera que la epistemología insiste en que la materia de conocimiento está siempre hecha de noticias de diferencias. El conocimiento humano (experiencia, percepciones) sólo podemos conocerlo desde sí mismo. Inhumana trampa ésta, pues nos lleva a negar a otros seres humanos como legítimos poseedores de “verdades” tan válidas como las nuestras.

En el artículo anterior se plantearon algunas estrategias para gestionar el conocimiento. En éste, se plantea la necesidad de exponer la angustia que nos embarga ante la complejidad de la vida moderna y el reto de entenderla. ¿ Estaremos preparando a nuestros alumnos para encarar ese reto? ¿Será nuestro sistema educativo capaz de superar sus carencias? Recientemente fueron publicados, en diferentes medios internacionales, los “rankings” de las mejores 100, 200 y 500 universidades del mundo y en ninguno aparece una universidad venezolana; entonces tenemos que preguntarnos, ¿Qué estamos enseñando?

Gregory Betenson nos señala que: Si queremos saber -comprender- lo que ocurre con la Educación Contemporánea, con la Medicina Oficial, con la Medicina Holística, con las relaciones de padres e hijos, con el conservadurismo, con la religión y con la situación internacional, haremos bien en estudiar Biología y especialmente, esa rama de la Biología que se llama Epistemología.

La Epistemología es aquella ciencia cuyo objeto es ella misma. En su forma más elemental, se considera solamente la discusión de cómo podemos conocer algo.

Pero la manera en que adquirimos conocimiento o información, es una cuestión de observación y hasta de experimento. La Epistemología es el gran puente tendido entre todas las ramas del mundo de la experiencia, ya sea intelectual, emocional, de observación, teórica, verbal y no verbal. La Epistemología sólo estudia ideas, sólo las ideas de las cosas.

Nuestros mecanismos humanos de percepción -nuestros órganos sensoriales-pueden recibir noticias de diferencias, y sólo podemos percibir aquellas que son eventos en el tiempo. De manera que la Epistemología insiste en que la materia de conocimiento está siempre hecha de noticias de diferencias. Al hombre le cuesta entender las abstracciones, si tiene pobres hábitos epistemológicos.

Betenson plantea la importancia de conocer el tremendo poder especificador de nuestro sistema nervioso y sus relaciones con la imitación conductual y considera que todas las ciencias sociales deberían converger para conocerlo, por ser clave para el Entendimiento.

No puede el Entendimiento entrar con paso seguro al recinto de las Ciencias Sociales, si pretende hacerlo bajo la concepción que el conocer objetivamente el mundo, y por tanto independiente de aquel o (aquellos), que hace la descripción de tal actividad. No es posible conocer objetivamente fenómenos (sociales) en la que el propio observador investigador, que describe el fenómeno, está involucrado .Ha sido precisamente esta noción del conocer lo que ha bloqueado firmemente el paso del Conocimiento Humano a la comprensión de sus propios fenómenos sociales, mentales y culturales.

El Conocimiento Humano (experiencia, percepciones) sólo podemos conocerlo desde sí mismo. “Esto no es una paradoja; es la expresión de nuestra existencia en un dominio de conocimiento en el cual el contenido del conocimiento es el conocimiento mismo”.

Francisco Valera señala que: “Sólo cuando en nuestro ser social lleguemos a dudar de nuestra profundamente arraigada convicción de que nuestras inamovibles y “externas” certidumbres son verdades absolutas (verdades inobjetables sobre las que no se reflexiona), recién entonces empezaremos a saber de los poderosísimos lazos que la trampa de la “vedad objetiva real” ha tejido. Inhumana trampa ésta pues nos lleva a negar a otros seres humanos como legítimos poseedores de “verdades” tan válidas como las nuestras”.

Este artículo tiene una segunda parte.

Bibliografía:
Betenson, Gregory, Una Unidad Sagrada 2da edición, Gedisa 1999
Valera, Francisco, El Árbol del Conocimiento, 13ra edición, Editorial Universitaria, 1996.