El Explicaor

Hubo una época, en la que el cine era mudo. Existió un oficio que consistía en explicar las imágenes que el cinematógrafo proyectaba sobre un lienzo blanco. Lo anecdótico es que en Almería, no fue necesario el servicio de dicho profesional, la música amenizaba la sesión cinematográfica y ayudaba al entendimiento de las imágenes.

Muchas son las imágenes que podemos proyectar, en un intento de sentir las vivencias de nuestros antepasados. ¡Cuanta imaginación tenemos los almerienses! Sólo con música entendíamos la historia que las imágenes plasmaban.

Me interesa mucho analizar el trabajo que realizaba el “EXPLICAOR”. Podemos trasladarnos con nuestra imaginación a un pabellón cinematográfico de la época. Las imágenes se proyectan y con su movilidad inician una historia que nos atrapa. Como son cinco los sentidos que tenemos, profundizamos en el entramado de la historia que nos cuentan las imágenes, escuchando la voz del “explicaor”. Él sabe, muy bien como empieza y como acaba la historia. Conoce, como si de un pariente se tratase, a cada uno de los personajes que el cinematógrafo proyecta. Además, son tantas las ocasiones que ha tenido que explicar la misma historia, que en un momento determinado, se siente un personaje más de la obra.

El mundo de la empresa está lleno de imágenes. Intentamos mejorar la comunicación interna, motivar a los empleados, comprometer a los equipos de trabajo con la misión de la empresa, proyectando unas imágenes, en blanco y negro, ralentizadas; que cuentan una historia poco creíble, que no entusiasma a nadie.

¡Qué interesante sería contratar a un “explicaor”! Un profesional ajeno a la empresa, que explicara, con voz clara y natural, el entramado de los personajes que actúan en la vida laboral. Posiblemente entenderíamos mejor muchas situaciones incoherentes, donde el mensaje del equipo directivo no va acompañado de un comportamiento comprometido. También sería de gran ayuda para los responsables de la dirección de la empresa las explicaciones, neutrales e imparciales.
Un buen explicaor, debe reunir unas características especiales. No es un director de cine, ni de teatro, no es un actor, no es un técnico de sonido; es un observador vocacional de la historia social que la empresa proyecta en imágenes ficticias.

El cinematógrafo acaba de ponerse en marcha y el “EXPLICAOR” nos cuenta una historia: un día, un emprendedor, con ilusión y perseverancia, consiguió hacer realidad el proyecto que desde niño visualizaba. La empresa creció y creció, se hizo tan grande que nadie sabía para quién trabajaba. El desánimo se apoderó de casi toda la plantilla; nadie comprendía el sentido de su trabajo, en aquella gran empresa. Un día, un descendiente, de aquel emprendedor leía en un periódico: la desaparición de la empresa “tiene explicación”.

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