No lo confundamos con el recadero, el correveidile, el chaquetero, el cuenta cuentos, el listillo, etc. Son muchos los personajes que aparecen en la escena cotidiana del mundo laboral. Y digo mundo laboral, porque lamentablemente, para perjuicio de todos, dividimos nuestra vida en dos: la personal y la laboral.
Defiendo la tesis, que aunque haya que buscar y encontrar un equilibrio entre lo personal y lo profesional; deberíamos ser más consecuentes y aceptar nuestras responsabilidades, tanto laborales como personales.
Esta división de “nuestras dos vidas”, da lugar a la aparición de muchos personajes contradictorios. Así, el que dice ser el dueño de su familia y de su casa, puede ser el mandao de su superior; el cuenta cuentos “en la empresa” puede ser el vividor de su historial personal; el chaquetero en lo laboral, puede ser un enemigo y desleal en lo personal; el recadero en la empresa, puede ser el exigente e incompetente en lo personal; el correveidile en la empresa, puede ser un solitario en lo personal.
Es preocupante la enorme cantidad de “mandaos” que hay en el ámbito de las empresas. Si nos situamos mentalmente en la esencia del “mandao”, observamos rápidamente que es un personaje que carece de cualquier tipo de autoridad y, lógicamente, no quiere ningún tipo de responsabilidades laborales.
“Yo soy un mandao”, con esta expresión, el personaje se exime de cualquier tipo iniciativa que pueda redundar en beneficio de todos: sus compañeros de trabajo y el buen funcionamiento y rendimiento de la organización en la que trabaja.
No hay nada que tema más “el mandao” como la palabra “proactivo”, parece como si fuese alérgico a esta expresión. “En mi casa mando yo, pero aquí soy un mandao y punto”. Y es que la mente de este personaje tan común, sólo piensa, en la palabra “escaqueo”.
“El mandao”, perjudica enormemente a otros compañeros de trabajo, ya que sus obligaciones laborales las traslada a los demás, creando una sobrecarga a trabajadores comprometidos con su profesión y con la empresa en la que trabajan, que con el paso del tiempo, pueden sufrir un desgaste físico y psicológico por estrés laboral.
Lo más grave para las organizaciones, es tener en su equipo de dirección a un grupo de “mandaos”. Como he comentado en otros artículos, la Dirección de la Empresa es la responsable de crear una cultura empresarial transparente, que genere compromiso y colaboración entre todos los miembros que la componen.
¿Se imaginan cuántos gerentes, directores, jefes de personal, coordinadores, etc. se consideran, se sienten, y se autoproclaman unos “mandaos”?
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