Gerencia de la Educación

Después de haber conocido profesionales de diversos países en mí andar como asesor en el área de marketing, gerencia, compras, entre otras áreas  y, haber tenido la oportunidad de vivir desde múltiples cargos, el alto nivel de competitividad  con el que se convive día a día en organizaciones de prestigio nacional, multinacional o trasnacional, para obtener un mejor cargo, un mejor sueldo resultante de una evaluación 360°, mejoras en el paquete de beneficios, etc.,. fue necesario para mí, hacer el siguiente análisis.

Debo decir, que mi retorno al mundo de la enseñanza sobre la base universitaria, contrasta hoy más que nunca, con la educación otorgada desde el seno de mi familia y mi Alma Mater pues,  por más que sospechaba del bajo nivel académico con el que están egresando jóvenes,  tanto en Universidades públicas como privadas, jamás imaginé lo que, a continuación, relataré:

1.- Me he quedado perplejo del poco interés que muestran hoy los estudiantes en aprender; es al contrario de lo que mis padres me enseñaron.

Pareciese que la obligación de complacer a los padres con un título está por encima de ser un mediocre como profesional, en vez de pensar que,  siendo excelentes  en lo que deseemos como profesión para nuestra vida, traerá como consecuencia que nuestros progenitores se sientan orgullosos  paralelamente y, la felicidad por haber cumplido nuestro sueño… nos regocije más allá del nombre de la profesión impresa en un título.

He llegado incluso  en ocasiones a pensar, que  el ser joven y estudiante, más allá de que se aprenda o no,  hoy en día y para algunos tiene tendencia a ser,  el mejor negocio temporal de la vida, pues algunos padres más allá de dar valores de vida a sus hijos para que logren los objetivos en el tiempo estipulado,  otorgan como premios,  vehículos del año para asistir a las instituciones, altas remuneraciones a través de una mesada, o bien, tarjetas de crédito con límites elevados para fomentar el consumismo con aquel dinero  que el (la) joven no se han ganado y no se ganará (por no saber o poder como), cuando  la cobija del hogar se acabe.

Porque, debemos estar claros, que la cobija del hogar cuando nos casamos, tenemos hijos o nuestros padres fallecen… claramente se desvanece. Y si lo dudan… pregúntenle a una mujer u hombre, si desean a su lado a alguien que dependa 100% de lo que sus padres estén en posibilidad de dar.

Por lo antes expuesto, me permito preguntarle a esos padres, que hoy no se preocupan por los estudios de sus hijos si: ¿saben la realidad que pisarán sus descendientes  al salir de la universidad?, ¿conocen la tasa de desempleo real del país?, ¿están al tanto que, por cada vacante disponible en una empresa, se postulan al menos 200 personas al cargo? Y lo peor… ¿están claros que solo los mejores profesionales obtendrán la vacante, sin  que necesariamente se les garantice el sueldo más justo?

Si no lo sabían… los invito a reflexionar y, al mismo tiempo, los convido a  ver la realidad internacional que ya existe en España, Portugal, Inglaterra, Ucrania,  China, India, etc… donde personas, con Maestrías y excelentes calificaciones, hoy no consiguen sitio donde trabajar.

Del mismo modo, me permito decirle a aquellos padres que piensan que por haberles otorgado una nacionalidad extranjera a sus hijos y haberles conseguido un  pasaporte de la comunidad europea a los mismos, el panorama les mejorará: “Si no fomentan en sus hijos la excelencia, lamentablemente fracasarán. Pues en esta economía cambiante, solo los que se adapten y brillen, aplicando el conocimiento académico durante la transformación económica, social y cultural… sobrevivirán”.

2.- Conversando con profesores, me he dado cuenta que la Ética de la Educación también se ha perdido sobre la base de aquellos relatos que mi padre normalmente me contaba con las siguientes frases: “Hijo: en mi época, los profesores eran figuras de admiración, por que no solo tenían un conocimiento basto en la materia, sino que utilizaban herramientas metodológicas ideales para impartir la misma y evaluar en nosotros, de manera perfectamente imparcial, el saber. Su vestimenta era clásica y su trato, en línea con el vocabulario de la materia.  Muchos querían ser profesores para ser sinónimo de ejemplo; pero, no todos eran aptos y aceptados por las universidades. Se exigían años de experiencia en la cátedra, antes de poder darla y no menos de un título que le acreditara con los conocimientos básicos de DOCENTE.

Ser padrino de una promoción era algo especial, pues conllevaba intrínsecamente, el mayor de los reconocimientos en lo que al SER se refiere. Significaba, tener muchos ahijados en la calle y, por ende, un mayor compromiso social como imagen de tantos seres. Socialmente, ni hablar, pues a mayor calidad de tus egresados, mayor era el auge para aquel que había adoctrinado a seres especiales y ahora ejemplares profesionales.

De aquí, que el padrino no era ciertamente aquel profesor que más fácil había dado la materia, o que había pasado a más estudiantes, o el más pana como pudiesen decir hoy en día los jóvenes… sino, aquel ser que había hecho que te trasnochases muchas veces para poder aprenderte ese libro gordo de un excelente autor cuyo, conocimiento te serviría para toda la vida. Aquel, que hacía que visitaras muchas veces la biblioteca, para revisar entre tantos libros, el mejor material, a fin de plasmar en una lámina de papel bond o de acetato,  la síntesis de muchos extractos en un mapa mental a exponer.

No había Google… ni Internet… pero si muchas ganas de aprender por parte de los estudiantes, porque esa era la única forma de pasar; y pasarle al profesor más difícil… daba autoestima, amor propio suficiente para, al momento de estar en un acto de grado, mirar a ese ser especial que te ayudó sacando de ti ese potencial que desconocías aun en tiempo difíciles y decirle, con humildad, gracias Profesor, por su enseñanza”.

Reunirse en grupo para estudiar, era obligatorio y no una excusa para irse de fiestas… y al regresar, decirle a los padres, me trasnoché estudiando. Y era obligatorio, no porque el profesor así lo decidiese, sino más bien porque la complejidad de los temas les forzaba a debatir… aprendiendo de esta forma a trabajar en equipo, a aceptar diferencias, a tener liderazgo, pero ser humilde para en oportunidades, también ser un buen seguidor… es decir, más allá de la materia, en la profundidad se moldeaban actitudes y aptitudes de un gran profesional”

Hoy, mis queridísimos amigos y lectores, tristemente debo decir que profesores como los que me relataba mi padre, son escasos productos debido a varios factores que rápidamente comentaré:

a.- Desmotivación salarial que rodea el entorno educacional.

b.- Falta de autonomía en la materia, en donde el interés mercantilista de una universidad, puede prevalecer sobre las normas a cumplir en una materia o salón de clases para otorgar valores al estudiante.

c.- Burocracia organizacional, que conlleva a tener que pasar a los hijos de fulana “X” que son los amigos del dueño de la universidad “Y” que, para mantener el promedio debe de pasar… y con la máxima nota. De no pasar, no hay más renovaciones de contratos para el profesor.

d.- Apatía profesional, resultante de desmotivaciones varias que conllevan a poner exámenes fáciles y colocar la máxima calificación a todos los estudiantes para no caer mal, bajar el nivel de investigación y corrección de exámenes de la cátedra, etc.

e.- Lo que denomino la Revancha Profesional, que no es más que la vieja escuela de raspo a todos para que abandonen la materia y así corregir a menos, mientras me gano la fama de Profesor difícil, etc.

f.- Y para concluir, los bajos instintos o el terrible pensamiento marginal que a algunos docentes les invade al final de semestre, para en vez de exigirles a los estudiantes que se esfuercen durante el semestre, en cambio esperan su fracaso, a fin de  solicitar botellas de alcohol,  perfumes, dinero en efectivo u otros favores a cambio de una aprobación.

3.- No existe posibilidad de cambio, si la generación de estudiantes no cambia su forma de pensar, pues los padres pueden hacerte seguimiento para que estudies pero, jamás podrán meter el conocimiento en el cerebro.

Los profesores pueden ser excelentes, pero  el que no asiste a clases no aprenderá de las vivencias que un simple libro no relata. Si no estudias lo que anotaste en clase o tomas el libro recomendado por el profesor para adquirir la base que este contiene… no podrás de forma adecuada, poner en práctica lo que en palabras se te mostro.

Si no les exigen a los profesores puntualidad, buena materia, valores y lo más importante Gerencia del Tiempo, (pues cada día que pasan en la universidad es tiempo que no volverá atrás y que vale dinero)… muchos seguirán pirateando la educación y, en consecuencia, retrasando el progreso de un país con cifras altas de profesionales que,  no saben nada sobre aquello que estudiaron por años.

Si insisten en reunirse con los amigos solo para ir de fiestas, en vez de aprovechar el tiempo para asegurarse un mañana y/o al menos administrar  adecuadamente su educación… más temprano que tarde se percatarán que, cuando no tengan con que disfrutar… pocos amigos verdaderos quedarán para ayudar…

Y justo, en ese momento… tornarán su vida en retrospectiva y se preguntarán: ¿Quién me manda a ignorar lo que Luis Santa Cruz en su artículo de Gerencia de la Educación me invitó a realizar?

Mil abrazos.

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