El Gobierno venezolano, sabe que no puedan ganar las próximas elecciones parlamentarias, y que mientras más tiempo pasa, será peor. Si las últimas elecciones presidenciales, la ganaron con menos de un punto porcentual; con la muerte, a un reciente, del presidente Chávez; una escasez de alimentos apenas incipiente, y un barril de petróleo a US$ 100 el barril. En el escenario actual, la derrota es inevitable –dejando abierto el camino para una asamblea nacional constituyente. Por lo que es de esperar que prefieran la confrontación en un escenario no electoral.
Mi padre, aficionado al juego de domino, solía decir –juego seguro no se tranca— Los factores democráticos deben tratar de evitar cualquier situación caótica, siempre de consecuencias impredecibles. No solo porque no conviene, sino porque estamos obligados a dar permanente testimonio de nuestra fe democrática, apostando por la paz y por las salidas democráticas.
Un golpe de estado, aunque resultara en una salida del régimen, les permitiría aparecer como víctimas, después de todo el desastre causado y se estaría refrendando las salidas por medios violentos, de un gobierno democráticamente electo. Los golpistas, del 4 de febrero, del 27 de noviembre y del 12 de abril, debieron haber pagado con largas condenas de cárcel y inhabilitación política de por vida, por sus crímenes. Un golpe de estado en la actualidad, significara la cárcel, tarde o temprano, para sus protagonistas, aun que lograran que derrocar al Gobierno, –y eso lo saben los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas— y, por otra parte, siempre cabe la posibilidad del fracaso, y se termine, al contrario, consolidándose un régimen comunista en Venezuela.
Un estallido social, tendría un alto costo, en vidas y para la economía, ya maltrecha, del país; y, por otra parte, sería usada como excusa para suspender las elecciones parlamentarias, por lo que hay que tratar de evitar que esto pueda ocurrir, algo por cierto nada fácil. Y apostar a un estallido de votos, en las elecciones parlamentarias.
Una rebelión cívico militar procedería, si, como algunos personeros del régimen parecieran insinuar, se desconocieran los resultados electorales o se negaran a convocar a las elecciones parlamentarias. En ese caso, la condición democrática del pueblo venezolano y de nuestras Fuerzas Armadas se haría presente. Rechazando con contundencia y vigor el socialismo y el autoritarismo, si se pretendiera imponer por la fuerza.
Gracias a los inmensos ingresos petroleros y a la torpeza política de la MUD, el chavismo había venido contando con la opinión favorable de la mayoría de los venezolanos, negarlo es una tontería, pero la perdieron. La MUD tiene que llamar a elecciones primarias, para todo y en todas partes, dejando a un lado los consensos cupulares. Para que puedan ser percibidos como demócratas, por los venezolanos, y el triunfo electoral sea arrollador
(*) Contador Público. Universidad de Oriente. UDO. Posgrado en Estudios Avanzados en Gobernabilidad y Gerencia Política: Universidad Católica Andrés Bello. UCAB.
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