La sociedad vive la obsolescencia con una rapidez vertiginosa, donde todo se vuelve desechable; pero dentro de toda esta vorágine, debe primar por encima de todo, EL SER.
Los jóvenes universitarios deben tomar la batuta, son la esperanza de cualquier país, son los generadores de cambio. El alumno universitario de ahora debe ser distinto al universitario de la generación pasada. El de ahora, no debe esperar que la universidad le brinde, debe ir a la universidad con propuestas, debe ser profundamente observador de su entorno y de los requerimientos de la sociedad. No debe conformarse con docentes faltones y conocimientos mezquinos. La verdadera razón de la universidad siempre ha sido, la de solucionar problemas a la sociedad; con este objetivo apareció la primera universidad en Francia, con las carreras de: Teología, para ayudar a las personas en la formación espiritual; Medicina, para colaborar con la salud; Leyes, para contribuir en la justicia.
En una sociedad abarrotada de bienes de consumo, el joven aspirante a profesional académico debe preguntarse: ¿Qué le hace falta a esta sociedad? ¿cuáles son las expectativas de esta sociedad? ¿qué la hace feliz? ¿hasta dónde quiere llegar? Estas son preguntas generales para cualquier sociedad, pero dentro de un contexto, se sujetan y compensan.
Hay tantos bienes de consumo, pero hay tantos corazones consumidos; el bienestar de la sociedad se vuelve prioritario. Una sociedad sana genera un entorno útil, sino echemos un vistazo a las enfermedades de ahora: cáncer a todos los órganos, Alzheimer, depresión, inconformidad que genera estrés, etc. Hace poco leía un artículo en una revista de sicología, editada por una universidad alemana, en donde se señalaba que, después de haber realizado estudios y estadísticas con enfermos de un hospital, los mismos determinaron que, prodigar amor y orar por ellos, había provocado substancial mejoría.
Joseph Stiglitz, premio Nóbel de Economía, en un artículo publicado en la Revista Internacional del Trabajo Vol.12, 2002, 1,2, dice: ¨El hecho de que una persona reconozca la aportación de otra en cualquier ámbito, es importante¨. Y en una Conferencia dictada en la Universidad de Columbia, dijo: ¨En las sociedades occidentales, existe una demanda creciente por parte de las mujeres, de pertenecer a la fuerza de trabajo, demanda que no obedece sólo a factores económicos. Es decir, el reconocimiento y la valoración de cada uno de los seres es básico.
B. Boutros Ghali, también premio Nóbel, dijo: ‘La humanidad posee dos alas: una es la mujer, la otra es el hombre”. Hasta que las dos alas no estén igualmente desarrolladas, la humanidad no podrá volar. Ahora más que nunca, la causa de la mujer es la causa de toda la humanidad. Necesitamos una nueva humanidad, necesitamos volar.
La motivación es indiscutiblemente un agregado muy benéfico, pero no sólo en las relaciones laborales,…¡¡¡en todas!!!
Parece ser que las carreras sociales actuales son insuficientes, porque existe una enorme brecha de insatisfacción y degradación.
Por favor, jóvenes: a trabajar en ello, id a la búsqueda de soluciones que satisfagan dolores del alma.
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