Se nos ha dicho que el «Sistema Financiero Venezolano es estable y sólido y que hoy existe una verdadera supervisión, que hay un control de la banca muy detallado, que la banca publica sus balances debidamente auditados y debidamente aceptados por la Superintendencia, de manera que no hay dudas que lo que se está diciendo es la verdad y que las irregularidades que se cometieron hace años quedaron en el pasado”.
Es cierto, que han aparecido voces agoreras y en oportunidades amenazas de estatización a la banca por parte del gobierno; no obstante, creemos que el papel del gobierno debe ser el de supervisor y facilitador, para que todos los recursos nacionales se unan en pro del mejoramiento económico. El gobierno no puede ser un obstaculizador y debe entender que la industria privada y el empresario privado son necesarios, más aún, cuando el desempeño de los bancos estatales no presentan buenos resultados.
El trabajo de la banca es servir de intermediario, recibir dinero de quien tiene excedente de alguna forma o capacidad de ahorro, para llevar ese dinero hacia los sectores productivos que lo necesitan; la realidad es que gran parte de ese dinero, está yendo básicamente al consumo. En otras palabras, está destinándose a financiar tarjetas de crédito, compras de vehículos, compras de artefactos. Pero lo que realmente produce dinero y genera trabajo, que es el financiamiento de la gran empresa, no se está impulsando en la medida adecuada.
En consecuencia, manifestamos nuestra posición de respaldar la iniciativa bancaria en manos de los privados, por considerar que el aporte de estas instituciones en la sociedades modernas es valioso.. No obstante, vale la pena comentar, que en reiteradas oportunidades la banca ha tomado acciones realmente abusivas que la ponen en la palestra pública y que dejan mucho que desear. Tal es el caso reciente, de la decisión del TSJ contra la banca en relación a la acción del cobro de intereses, debido a que los bancos cobraban a los poseedores de tarjetas de crédito intereses sobre intereses y, además, intereses sobre montos no vencidos.
Otro aspecto que se le recuerda a la banca son las manifestaciones de inconformidad en relación a la calidad del servicio que prestan a sus clientes. En honor a la verdad, la mayoría de las investigaciones que se realizan, indican que los clientes del sistema financiero venezolano se quejan de la incapacidad para resolver el problema traumatizante del tiempo en las colas.
Las denuncias de haber sido objeto de alguna anomalía a lo interno de la institución, bien sea a través del cajero electrónico o mediante la clonación y uso indebido de la tarjeta de crédito, son quejas del día a día de los clientes bancarios; amen que cobran por todo y nunca quieren responder por nada y cuando lo resuelven lo hacen a destiempo.
En las entrevistas realizadas a los clientes bancarios por Deproimca, estos indican expresiones como éstas: ¿A cambio de qué, yo debo ser un cliente fiel de una entidad bancaria o financiera?, ¿que es lo que éstas me proporcionan?, en que me beneficia que no sea la de darme un mal trato, me hacen perder el tiempo como si el mío no valiera o no importara.
Inclusive hay quienes piensan, que sino fuese por la alta inseguridad que reina en el país, la mejor decisión sería la de recurrir a guardar el dinero debajo del colchón de nuestras camas como lo hacían nuestros antepasados.
Es increíble que todavía en el 2007 haya personas hostiles, lejanas, mal encaradas y frías atendiendo público. Más increíble aún es que los jefes que dirigen a esa gente no se den cuenta, o se hacen los “locos”. ¿Cuáles serán los criterios de selección utilizados?. Vaya usted a saber.