La innovación y la necesidad de una mentalidad «fail-fast»

La única pega al respecto es que el fracaso debe ser rápido, y las lecciones aprendidas del mismo aún más. Las empresas deben reconocer una regla sencilla: que algunas aplicaciones serán enormemente disruptivas y otras no. Algunas requerirán una escala rápida y masiva, mientras que otras necesitarán ser descartadas sin contemplaciones si prueban ser impopulares. El fracaso rápido, en esencia, permite a las compañías posicionarse rápidamente frente a la innovación digital; convertir cada idea creativa que tengan en una aplicación y luego lanzarlas al mercado para ver cuáles funcionan. Si un solo éxito entre diez tiene el potencial de transformar, o como algunos prefieren decir ‘ser disruptor’ para sectores enteros, es una tasa de éxito que merece la pena.

Hubo un tiempo en que todo fracaso era inaceptable para las empresas. Sin embargo, el mundo digital de hoy día implica que se están repensando cada vez más las formas conservadoras de hacer negocios. Ahora no sólo se acepta el fracaso, sino que se ve como parte de lo que significa ser un emprendedor digital exitoso o una empresa de escala web: simplemente va con ello.

Por supuesto, la aproximación «fail-fast» (o de fracaso-rápido) es tanto una consecuencia de la transformación digital como un impulsor de la misma. Después de todo, el fracaso sólo es aceptable en un mundo donde el desarrollo de aplicaciones es rápido, eficiente en costes y escalable. Por lo tanto, es una disciplina de innovación inseparable de la nube.

El ritmo glacial de la tecnología empresarial pre-cloud, que aún predomina en la mayoría de las compañías hoy día, implica que la aproximación ‘prueba-error’ para desarrollo de aplicaciones simplemente no es posible. Los costes asociados con el desarrollo son prohibitivamente altos, y los gerentes de área necesitan pedir al departamento TI que haga la mayor parte del diseño en términos de desarrollo de herramientas e integración

Para cuando TI ha programado y aprovisionado los recursos humanos y de infraestructuras requeridos para construir o personalizar una aplicación, ya se ha perdido el momentum, y lo que es más importante, los costes han subido. En estos casos el fracaso no es una opción: ya se habrán invertido demasiado tiempo y dinero en el proyecto. Es de suponer que estas empresas preferirían testar completamente una aplicación antes dedicar los recursos de desarrollo, y saber con cierta fiabilidad si la aplicación tendría éxito o no.

Gracias a la nube, particularmente a las soluciones basadas en Cloud Platform as a Service (PaaS), las empresas ahora tienen la agilidad que necesitan para la innovación «fail-fast». En lugar de probar en el mercado una aplicación, simplemente pueden coger los recursos requeridos como servicio de la nube, pagando sólo por lo que necesitan y utilizando herramientas de desarrollo pre-existentes para dar vida a sus ideas. Esto puede hacerse sin los costes y riesgos asociados a los proyectos tradicionales de TI, y la plataforma puede coexistir con las infraestructuras actuales de la gestión del día a día del negocio.

Veamos el ejemplo de Calix, un cliente de Oracle. Como sucede con cualquier compañía tecnológica, Calix está en un permanente ciclo de innovación y el equipo de TI tiene la tarea de gestionar esta innovación. Utilizando Oracle Integration Cloud Service, Calix ha podido integrar de forma sencilla sus heterogéneos sistemas en un marco de tiempo acelerado utilizando una única plataforma. Todas las integraciones nuevas y existentes pasan a través de Oracle Cloud, y Calix puede desarrollar nuevas aplicaciones en sólo 6-8 semanas.

PaaS permite a las nuevas aplicaciones ser desarrolladas y lanzadas de forma eficiente en costes en días o semanas, y permite que el desarrollo de aplicaciones esté integrado en todas las partes de la empresa como tarea del día a día, donde las unidades de negocio pueden tomar algunas de las funciones de desarrollo que han sido tradicionalmente dominio del equipo de TI.

El PaaS moderno también permite a las empresas cambiar cargas de trabajo entre nube pública, nube privada, on-premise y desarrollos híbridos, permitiéndoles migrar fácilmente de on-premise a la nube y al contrario. Así, si una empresa quiere evaluar rápidamente una aplicación puede hacerlo en la nube, utilizando herramientas preexistentes para construir la aplicación y testarla utilizando recursos cloud. Y si tiene éxito puede escalarla fácilmente, ya sea comprando más capacidad del proveedor de cloud o moviendo la aplicación a sus sistemas on premise o a recursos cloud privados si lo prefiere.

La aproximación fail-fast continuará impulsando la innovación en el espacio digital, ayudando a las empresas a crear y lanzar aplicaciones con el poder de cambiar nuestro mundo rápidamente. Para adoptarla, sin embargo, deben ser realmente ágiles y eso, cada vez más, significa una cosa: mover el desarrollo de aplicaciones a la nube.

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