No llores porque ya se terminó,
sonríe porque sucedió.
Gabriel García Márquez
La dinámica de los distintos escenarios económicos que integran los países de este planeta que hemos denominado Tierra, presentan grandes cambios, en sus actividades comerciales, en donde muchas empresas se han preparado para ello y poder afrontar con éxito, no solamente las amenazas, cambios, retos que se presentan, sino saber aprovechar las oportunidades.
Para ello han considerado las características de los nuevos paradigmas que involucran capacitación, desarrollo, tecnología, una nueva visión del comportamiento de los mercados, conocimientos administrativos modernos y sobre todo un liderazgo gerencial estratega, proactivo, capaz de interpretar los efectos que se manifiestan producto de una globalización más dinámica y competitiva.
Al respecto, Julio López nos aporta, que en un mercado global, el reto que enfrenta toda empresa, por el cambio profundo de su entorno es hacerse competitiva, para lo cual tiene que adoptar un nuevo patrón tecnológico. Este patrón tecnológico que impera a nivel mundial se compone de dos vertientes, la microelectrónica y la informatización; la organización flexible: horizontal, abierta e interconectada con base a la información. Otro desafío empresarial es la calidad, en su interpretación más amplia: calidad del trabajo, calidad del servicio, calidad de la información, calidad del proceso, calidad de las personas, calidad de la empresa, calidad de los objetivos.
Pero, sobre todo una integración ventajosa a la economía global requiere el desarrollo de estrategias nacionales y empresariales adecuadas.
Muy interesante cuando comenta, que la llamada globalización de los mercados esta generando gran controversia. Para unos, es el inicio de una nueva etapa de desarrollo de la humanidad; para otros, es una política neoliberal para desarrollar el mercado y las relaciones capitalistas, con una nueva división internacional del trabajo, con marginación creciente de los países pobres.
Nos recuerda, que Oscar Ugarteche, en su obra: «El falso dilema: América Latina en la economía global», expresa una de las orientaciones básicas. «Lo evidente es que el planteamiento actual sobre globalización expulsa a la gran parte del mundo y deja solamente a aquellos países con gran capacidad de compra y con alta productividad como parte del nuevo sistema global. La globalización es un fenómeno entre países ricos y, para ser mas exactos, para los sectores más ricos dentro de los paises ricos (..) lo que esta ocurriendo es la interrelación de los nortes con la exclusión de los sures de este mundo. La nueva economía interrelacionada es una «isla» (..) dentro de un mundo donde para unos nortes no hay fronteras y para otros estas son infranqueables.
Otro punto de vista, con amplia difusión, señala que la economía mundial se encuentra en una etapa de transición hacia una nueva civilización, la sociedad del conocimiento o Post-capitalista, cuya base es la revolución científica -tecnológica en marcha, con profundas consecuencias en los sistemas económico, social, político de las sociedades humanas.
Kenichi Ohmae, propone una visión de futuro, llamada «Declaración de Interdependencia hacia el mundo del año 2005», una economía entrelazada, en un mundo sin fronteras y una prosperidad sin límites.
«En las últimas décadas, hemos visto crecer el libre flujo de ideas, de individuos, de inversiones y de industrias hasta convertirse en un vínculo orgánico entre las economías desarrolladas. En la economía entrelazada no sólo se intercambian libremente los bienes y los valores del comercio tradicional, también muchos activos fundamentales como tierras, compañías, software, derechos comerciales (patentes, membresías y marcas), objetos de arte y experiencia».
Inevitablemente, el surgimiento de la economía entrelazada trae consigo una erosión de la soberanía nacional, a medida que el poder de la información va haciendo mella en las comunidades locales, en las instituciones académicas, profesionales y sociales, en las corporaciones y en los individuos. Es este mundo sin fronteras el que habrá de dar a las economías participantes la capacidad de una prosperidad sin límites.
Admitimos que la seguridad de las instituciones sociales y económicas del género humano, ya no depende de un superpoder de disuasión, sino que se encuentra en la trama de la interdependencia económica e intelectual de las naciones.
Venezuela, país que nos concierne, no puede ignorar la realidad dinámica de una globalización agresiva, en donde el Gobierno nacional bajo el liderazgo del teniente coronel Hugo Chávez Frías, sabe que no puede pasar por desapercibido la realidad de la Globalización, en donde él mismo, ha dado paso a una nueva política de Comercio Exterior, abriendo las fronteras y firmando acuerdos con países desarrollados, altamente tecnológicos, como China, Rusia, Alemania, Francia, India, entre otros, y poder tener una participación que le favorezca económicamente, especialmente en desarrollar nuevas fábricas, hacer convenios que le favorezcan económicamente en el intercambio de productos; aunque sabe de la gran debilidad que se afronta, como es el de no contar con un sistema empresarial productivo, aspecto que desafortunadamente se ha descuidado desde hace muchos años, aun de los gobiernos anteriores, especialmente el desarrollo tecnológico que ha hecho de Venezuela un país dependiente de la tecnología extranjera, así como el descuido de las mismas universidades tanto públicas, como privadas, con respecto a la formación, capacitación de profesionales de la administración y aun técnicos, no adaptados a los conocimientos que el presente demanda.
No se ha tomado muy en cuenta, lo que globalización en el presente plantea al entorno empresarial, un conjunto de retos que va desde la fabricación de productos, calidad y productividad, tecnología, capacitación y desarrollo, investigación, que hacen que las empresas tengan que discernir, cuáles son las alternativas de actuación más idóneas, pues entre otros factores, la empresa tendrá que acostumbrarse a desenvolverse en un ámbito de mayor complejidad estratégica y con una creciente presencia de empresas en mercados locales, tanto por la vía de la exportación como de la inversión directa.
Se ha descuidado además, un hecho cierto que muy bien, señala Julio López, que no se puede ignorar, como es el paradigma tecnoeconómico, que representa el modelo rector del progreso tecnológico comercial durante varios decenios. Es un modelo de sentido común para identificar y desarrollar productos y procesos productivos económicamente rentables, partiendo de la gama de los tecnológicamente viables.
El paradigma tecnoeconómico que culminó su ciclo en los años setenta se basó, en materiales intensivos en uso de energía, sobre todo petroquímicos, que suponían bajo costo de petróleo. Las empresas estaban organizadas en línea, eran corporaciones y operaban en mercados oligopólicos. La introducción de la microelectrónica, con el abaratamiento del procesamiento de información, es la base del nuevo paradigma tecnoeconómico.
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