Los BRICS y su Programa

La pretensión de varias docenas de países de pasar a ser parte del grupo de países BRICS, parece indicar que hay hoy en día una visión positiva – y muy grandes expectativas – respecto a lo que este grupo de países puede significar en el contexto del sistema económico internacional contemporáneo. Sin embargo, ese boom de las expectativas debe analizarse con más detención a la luz de lo que los países BRICS objetivamente aspiran lograr en la actual situación política y económica mundial.    

Lo primero que puede decirse es que este grupo de países no es ni pretende ser una alianza comercial o una zona de libre comercio, en la cual se pretenda potenciar los intercambios entre todos los países partes. Las cosas no están pensadas en esa forma, aun cuando las cercanías políticas y los contactos diplomáticos puedan llevar a incrementar las compras y las ventas recíprocas. Cada uno de los países miembros – de los actuales y de los nuevos que se incorporarán a partir del 2024 – tiene su particular forma de inserción en los circuitos del comercio internacional, aun cuando muchos de ellos tienen como común denominador el hecho de que el comercio con China sea altamente relevante en su cartera de exportaciones y de importaciones. Pero el resto de los países que constituirán el grupo BRICS a partir del próximo año no presentan grandes flujos comerciales entre sí. En otras palabras, el comercio intra BRICS no es muy elevado y no es el objetivo central de dicha organización el elevarlo. La liberación arancelaria, que es una de las herramientas fundamentales en esos procesos de libre comercio, no está planteada en ningún documento de los BRICS. De plantearse esa posibilidad, ello traería graves dificultades a Argentina y a Brasil, en cuanto a su carácter de miembros del Mercosur.

Tampoco se puede decir que este grupo pretenda, en el corto plazo, desplazar al dólar del comercio y de las finanzas internacionales. Para ello se necesitaría que la moneda de otro país pueda asumir ese rol, para lo cual se necesita que el país emisor pueda proporcionar- por la vía del comercio o de los préstamos-  altos niveles de liquidez al conjunto del grupo, para que las transacciones entre ellos se hagan en forma fluida. Se requiere, además, que esa moneda conserve su valor, es decir, no sufra devaluaciones significativas, como para que pueda ser utilizada como moneda de reserva. Y como los países miembros del BRICS seguirán comerciando y participando el sistema comercial y financiero internacional actual, la nueva moneda tendría que convivir con las monedas hoy en día allí predominantes, tales como el dólar y el euro. Se trataría, por lo tanto, en el mejor de los casos, de una modificación del peso relativo de las diferentes monedas, pero no de una sustitución pura y simple.

¿Cuál es entonces la importancia de los BRICS? A nuestro juicio se trata fundamentalmente de convertir a los países emergentes en actores relevantes de la política internacional, lo cual se traduce en la modificación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para dar paso, como miembros permanentes de dicho organismo, a nuevos países y diversificar así el poder que allí se concentra. En los organismos financieros internacionales, tales como el Banco Mundial o el FMI, también es una vieja aspiración de los países en desarrollo el cambiar los criterios con que se otorgan y se condicionan los créditos a los países que tiene recurrir a dichos organismos.

Problemas sistémicos tales como el cambio climático, o el cuidado de la salud a nivel mundial, o la seguridad alimentaria, o las normas que presiden el comercio o las inversiones internacionales, son también problemas en que el punto de vista y los intereses de los países emergentes se aspira que estén presente en mayor medida que hoy en día en las instancias en que se toman decisiones al respeto.

Los BRICS emergen, entonces, como un foro que busca unidad programática respecto a esos y muchos otros asuntos de importancia internacional, y que pretende canalizar de conjunto las aspiraciones y los intereses de los países emergentes. Buscar esa unidad es, por lo tanto, la tarea fundamental con que salen los BRICS de su reciente reunión de Sudáfrica, pues el mero hecho de haber aumentado, desde un punto de vista cuantitativo o grupal el número de países miembros, no asegura de por sí dicha unidad programática, que es el elemento fundamental para pesar en el concierto de las naciones.

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