Los sueños, sueños no son

Aunque no me inscribo en la escuela psicoanalítica, (soy de la escuela humanista); sin embargo, además de guardar gratos recuerdo de mis profesores del área clínica, inspirados en esa escuela por la influencia del gran psiquiatra español López Ibor, maestro de la mayoría de ellos, tuve la oportunidad, en mis estudios de postgrado en la Universidad de Louvain en Bélgica, de contactar bastantes profesionales e investigadores de esta escuela.

Gracias a la generosidad de un destacado galeno, recibí como preciado regalo los dos tomos de las “Obras Completas” con traducción directa del alemán de Luis López-Ballesteros y de Torres, editadas por la Biblioteca Nueva de Madrid en 1948 con prólogo del mismo Freud quién, en sus años mozos, aprendió español para leer “El Quijote”, (La primera edición en alemán fue en 1900). Así que, decidí hacer algunos artículos basados en dicha publicación y con aplicación a las Ciencias Gerenciales.

En esta primera entrega, quiero referirme a los sueños y las perspectivas que nos ofrece la obra de Freud.

En el Capítulo cuarto de la Colección, en el segundo apartado, nos escribe: “Para mi gran asombro, descubrí un día que no era la concepción médica del sueño, sino la popular, medio arraigada aún en la superstición, la más cercana a la verdad. Tales conclusiones sobre los sueños fueron resultado de aplicar a ellos, un nuevo método de investigación psicológica que me ha prestado excelentes servicios en la solución de las fobias, obsesiones y delirios, y que desde entonces, ha sido aceptado con el nombre de psicoanálisis por toda una escuela de investigadores”.

Freud piensa que su contenido tiene un significado, porque los sueños son una especie de sustitutos, (mucho más breves), de los pensamientos significativos y revestidos de afecto que tenemos. De este planteamiento surgen dos cuestiones: 1.- Qué proceso psíquico transformó el contenido latente de los pensamientos en el sueño que recuerdo y 2.- Qué razones son las que han motivado esa transformación. En los niños, este proceso es bastante sencillo, ya que la mayoría de sus sueños obedecen al cumplimiento de deseos que, en la vida real resultan frustrantes para ellos; no así en el adulto, ya que su psiquismo es más complejo y con mayores mecanismos de defensa. Por otra parte, en bastantes oportunidades, no se reconocen en el contenido del sueño las ideas que lo generaron debido a dos elementos frecuentemente presentes: 1.- el proceso de desplazamiento o transmutación de valores psíquicos, (sustitución de ideas principales por ideas secundarias), y 2.- la elaboración del mismo que permite a la psique presentar los pensamientos significativos, no en las tímidas formas expresivas que utiliza el hombre común, sino representadas simbólicamente por medio de comparaciones, metáforas como un lenguaje poético rico en imágenes. Así la elaboración, intento del psiquismo por hacer que el sueño resulte comprensible, la mayoría de las veces lo convierte en “confuso y embrollado”.

Con la óptica presentada por Freud, no podemos decir ahora con mucha facilidad que “los sueños, sueños son”, sino que debemos prestarles la suficiente atención para analizarlos convenientemente y aumentar nuestra auto comprensión.

Dentro de este orden de ideas una mención particular merecen los sueños considerados bajo la mira de otras ópticas: En la antigüedad, los sueños fueron muy respetados, considerándolos desde otros ángulos distintos al científico que acabamos de plantear. Uno de estos ángulos, es el de considerarlos como “hierofanías”, (lo sagrado revelado a través de la simbología onírica), que someten a los sacerdotes, chamanes o hechiceros a la divinidad o los espíritus que los singularizan como si tuvieran un estigma: la interpretación de los sueños propios y ajenos. En algunas tribus para convertirse en chaman generalmente el candidato empieza a dormir mal, con muchos sueños, adelgazan, pierden el apetito, y creen que en su alma se ha depositado un “amitu”, (alma de una persona difunta), y sólo pueden liberarse de esta situación si se hacen sacerdotes o sacerdotisas.

Por último, no se puede omitir una referencia a los fenómenos parasicológicos relacionados con el sueño: los sueños premonitorios, muchos de ellos falsas interpretaciones, pero algunos bien confirmados.

La precognición, definida como “la indicación por un sujeto de un hecho que todavía no se ha realizado y que ninguna sagacidad ni perspicacia permitiría prever”, es pues el conocimiento del futuro, formando los sueños el vehículo más común del fenómeno premonitorio. Es muy clásico el caso del señor O’Connor que visualizó el hundimiento del Titanic, diez días antes de que sucediera lo que le hizo desistir del viaje, aunque tenía los boletos comprados para él y su familia.

Gareth Morgan, en su libro “Imágenes de la Organización” publicado en el 2004, nos revela la influencia del inconsciente, desvelado muchas veces en los sueños, y como las organizaciones y sus miembros pueden quedar atrapados por él.

A pesar de que las diferentes escuelas psicoanalíticas tienen diversas interpretaciones de ese fenómeno, todas opinan que los humanos viven prisioneros de su propia historia personal almacenada en el subconsciente.

Así, en las organizaciones modernas se ven manifestaciones de esta vida inconsciente, como la vida anal-compulsiva de Taylor y el modo de organización marcada por la dimensión científica; la familia patriarcal que convierte la organización en una prolongación inconsciente de las relaciones familiares; la dirección de la organización como un intento de dirigirnos y organizarnos a nosotros mismos; la construcción de coaliciones políticas de la organización, reflejo de los modelos de ansiedad inconsciente y otros elementos, que configuran nuestra cárcel psíquica custodiada por el inconsciente.

Así pues, en la vida de la Organización, para los directivos y el personal en general, los sueños deben tomarse y analizarse para aprender a conocer mejor y explorar, sobretodo, las partes poco iluminadas que tenemos en el rostro oculto de la mente de cada uno y que tiene tanta influencia en el quehacer cotidiano de las Organizaciones.

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