Gelotofobia proviene del griego «gelos» (risa) y «fobos» (miedo). Se sabe poco de este nuevo concepto, que se refiere al miedo a la risa ajena. Se la considera una fobia extraña. Es difícil encontrar literatura acerca del tema, ya que los estudios se iniciaron en 2008. Esta fobia se nombró por primera vez en España, en el Simposio sobre «Humor y Risa: Teoría, Investigación y Aplicaciones», en la IX Escuela Internacional de Verano celebrada en la Universidad de Granada el año pasado.
El problema de las personas afectadas de gelotofobia empieza cuando oyen a alguien reír. Asocian esta reacción con hacer el ridículo y la consideran un ataque. Esta sensación afecta al 2% de la población, sobre todo, personas jóvenes. Los principales efectos son: miedo social, inseguridad, timidez, tristeza y vergüenza. Incluso son posibles síntomas psicosomáticos como rubor, mareo, temblores, problemas del habla o pérdida del conocimiento.
Eludir situaciones vergonzosas
Las personas susceptibles llegan a sufrir ansiedad, por lo que evitan determinadas situaciones y su vida social se puede ver perjudicada. Un estudio publicado recientemente en la revista «Humor» se planteó encontrar un modo válido de evaluar el miedo a la risa ajena en diferentes culturas. La investigación, respaldada por profesionales de 73 países coordinados por la Universidad de Zurich (Suiza), dio con una solución.
Los autores del estudio proporcionaron a 93 científicos un cuestionario (traducido a 42 idiomas) para conseguir una muestra de 22.610 personas. Con esta consulta se averiguó quiénes sufrían gelotofobia y la magnitud de las diferencias culturales, claves en cualquier tratamiento psicológico.
El análisis se centra ahora en descubrir el modo de evitar este miedo, que clasifica a las personas en dos grupos: quienes ocultan a los demás la falta de confianza en uno mismo o creen que son graciosos de manera involuntaria (reacciones de inseguridad) y quienes evitan situaciones que provocaron con anterioridad que se rieran de ellos.
Aunque este fenómeno se repite en todas las culturas, el estudio destaca ciertas diferencias. Los habitantes de Camboya y Turkmenistán experimentan, en su mayoría, reacciones de inseguridad. Por otro lado, en Irak, Egipto y Jordania se evitan situaciones en las que se sintió risa ajena. En España se tiende hacia el polo de la inseguridad, Finlandia es el país donde menos personas sufren esta fobia y el 80% de los encuestados en Tailandia confirmaron alguno de los síntomas.
Complejo de inferioridad
La gelotofobia se considera un fenómeno específico de la vergüenza, que se experimenta en fases tempranas (prelingüística) de la socialización. Como causa general del miedo a la risa ajena se consideran repetidas vivencias traumáticas, en referencia a la sensación de «haber hecho el ridículo» o «haber sido ridiculizado» durante la infancia o la adolescencia. Para quien las padece, son habituales durante el proceso de la formación de identidad.
Por este motivo, y porque la fobia se debe sobre todo a momentos vividos durante la infancia, es importante que los progenitores se fijen en algunos comportamientos. En el caso de los errores infantiles, estos no deben castigarse, por norma, a través de una humillación. Privarles de atención, cariño o burlarse de ellos de modo sarcástico puede llevar a sentimientos de vergüenza e inferioridad. El sarcasmo es un medio poderoso para castigar o controlar el comportamiento, pero algunos menores que son objeto de mofa o ridículo de forma constante desarrollan un comportamiento defensivo y tímido.
Una familia demasiado cerrada también puede dificultar la socialización de los hijos con grupos de amigos. La integración en estos grupos no se hace de forma natural y libre, por lo que se generarán situaciones difíciles en el proceso de adaptación. Estas dificultades se reflejan con momentos de estrés que se manifiestan en forma de torpeza, tensión y comportamiento ridículo.
OBJETO DE LA RISA
Una de las principales formas de cohesión en grupos de jóvenes es la risa. En esta edad, «lo diferente» da miedo, ya sea por ignorancia o por desconocimiento. El adolescente considerado «raro» es quien no sigue las normas del grupo, las características de unión. Los motivos son casi siempre los mismos, como las diferentes preferencias de música o vestir de un modo diferente al resto. Estos contrastes provocan la impresión de ridiculez en los miembros del grupo que conocen y siguen estas normas. La agradable sensación de satisfacción que provoca la pertenencia a la mayoría se exterioriza mediante la risa de quien no sigue las normas.
En situaciones extremas, cuando estas actitudes tienden a ser agresivas, intencionadas y repetitivas, culminan en el acoso escolar (bullying). La intimidación hará sentir a la víctima dolor, angustia, miedo o consecuencias devastadoras, como quitarse la vida.
Fuente: http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2009/10/26/188787.php